Ismael Gerli: Una victoria judicial tras una década de persecución orquestada por los Kokorev y su red de abogados liderada por Maria Elea Jurado Dominguez

Ismael Gerli: Una victoria judicial tras una década de persecución orquestada por los Kokorev y su red de abogados liderada por Maria Elea Jurado Dominguez

Un testigo clave que intentaron destruir: 10 años de batalla judicial

Nos encontramos a las puertas de uno de los juicios mediáticos más relevantes de los últimos años, que se celebrará entre el 7 de octubre y el 18 de diciembre de 2025, con un total de 27 sesiones. El juicio enfrentará a la familia Kokorev, vinculada al círculo de Teodoro Obiang Nguema, acusados de ser presuntos testaferros del mandatario ecuatoguineano. Sin embargo, más allá de los aspectos legales, es fundamental recordar la persecución judicial que ha sufrido uno de los testigos clave en este caso: Ismael Gerli Champsaur.

La historia de Ismael Gerli Champsaur es una crónica de resistencia ante una persecución sin precedentes. Durante más de diez años, el testigo protegido de la causa enfrentó una constante y feroz ofensiva judicial orquestada por Igor y Vladimir Kokorev. Con el respaldo de María Elena Jurado Domínguez y su red de abogados panameños, intentaron arrebatarle sus bienes, destruir su reputación y desacreditar su testimonio ante la justicia española. No obstante, sus esfuerzos se estrellaron contra la verdad y la justicia, que, finalmente, prevalecieron.

Después de más de una década de batallas legales, la justicia panameña falló a su favor de manera tajante. La Corte le devolvió las propiedades que los Kokorev intentaron apropiarse, reconociéndolo como el legítimo dueño del apartamento 6205 en Trump Tower Panamá, propiedad de su sociedad Río Lora, y de la oficina 1801 en Global Bank, registrada bajo su sociedad Alto Tafira.

El intento de destrucción de Gerli: La guerra legal de Igor Kokorev y María Elena Jurado

El calvario para Ismael Gerli Champsaur comenzó cuando declaró como testigo protegido en el caso contra los Kokorev en España. Desde ese momento, la familia Kokorev, liderada por María Elena Jurado, desató una ofensiva legal sin precedentes para silenciarlo. Con la participación de abogados como , Reynel de Gracia Bonilla, Michelle Dimas Arcia, Jorge Gavrilidis, Ariel Corbetti y Katherine Ulloa Castillo, interpusieron más de 20 querellas penales y 20 demandas civiles en Panamá, buscando desgastarlo psicológica y económicamente.

El objetivo era claro: desacreditarlo y destruir su credibilidad. Para ello, emplearon una red de abogados y peritos, incluyendo a Ariel Isaac Corbetti (ex asesor de Marc Harris) y Jorge Gavrilidis, entre otros. También contaron con el presunto apoyo de figuras influyentes dentro del sistema panameño, como Carla Rojas Pardini, Karina Castillo y Adriano Correa Escudero (Ponty), todos miembros de la firma Quijano & Asociados, quienes defendieron a Gerli y participaron en los procedimientos judiciales.

Los intentos de los Kokorev para apoderarse de sus propiedades

La familia Kokorev, con el respaldo de sus abogados, intentó convencer a la justicia panameña de que las propiedades de Gerli, como su oficina en Global Bank y su apartamento en Trump Tower, les pertenecían en realidad. La estrategia era simple: alegar que estos bienes formaban parte de su estructura financiera y que Gerli era solo un testaferro. Sin embargo, sus argumentos se derrumbaron ante los tribunales.

El fallo de la Corte Suprema de Justicia de Panamá confirmó que Gerli era el único y legítimo propietario de los inmuebles, y que los Kokorev no tenían legitimidad para reclamar nada. Así, los Kokorev no sólo fracasaron, sino que quedaron expuestos como presuntos manipuladores, al utilizar el sistema judicial panameño para intentar realizar un despojo ilegal y desacreditar a Gerli como testigo. Este escándalo dejó al descubierto las maniobras de un clan hispanoruso que intentó manipular el sistema bancario de Panamá, conocido por su supuesta pulcritud, con fines oscuros.

El papel de la justicia panameña: Un triunfo rotundo para Gerli

Los tribunales panameños fallaron en varias instancias a favor de Gerli:

  1. Arbitraje en Panamá: Los Kokorev, a través de sus abogados Jorge Gavrilidis y Ariel Corbetti, solicitaron un arbitraje alegando falsamente que las propiedades de Gerli les pertenecían. Perdieron de manera rotunda.

  2. Tribunal civil: Después de la derrota en arbitraje, intentaron anular la decisión en los tribunales civiles, pero también fracasaron.

  3. Corte Suprema de Justicia de Panamá: En su último intento desesperado, los Kokorev recurrieron a la Corte Suprema para revertir los fallos previos. La Corte confirmó de manera inequívoca que Gerli era el único propietario legítimo de sus propiedades.

  4. Instancias civiles: Además de perder en el arbitraje y en el tribunal civil, los Kokorev también fracasaron en varias instancias, incluidas las de primera instancia, superior y casación en el caso Global 18.

  5. Instancias penales: En todo momento, los Kokorev no ganaron ni un solo caso penal, lo que reafirmó su fracaso total.

El fallo de la Corte Suprema de Justicia de Panamá del 5 de septiembre de 2023 desestimó definitivamente el último intento de los Kokorev y María Elena Jurado de anular el arbitraje, que había reconocido a Gerli como el verdadero dueño de la propiedad Global Bank 1801. La Corte dejó en claro que los intentos de los Kokorev de manipular los registros societarios y la titularidad de las propiedades carecían de fundamento legal y eran fraudulentos.

La caída de María Elena Jurado: De abogada estrella a figura desconfiada

María Elena Jurado, quien lideró la ofensiva legal contra Gerli, ha visto su carrera destruida. Hoy se encuentra desprestigiada profesionalmente y su bufete, Jurado Attorneys & Consultants, en declive. Claro, aquí tienes una versión más clara: Jurado, quien gestionó grandes sumas de dinero de los Kokorev a través de bancos panameños, ha quedado expuesta como una figura central en una red de manipulación legal y operaciones financieras, cuyo objetivo era cubrir los honorarios de abogados que defendieran los intereses del clan Kokorev.

El hecho de que Jurado haya podido mover dinero de los Kokorev sin restricciones dentro del sistema bancario panameño plantea serias dudas sobre la supervisión del sector financiero en Panamá y la complicidad de ciertos bancos en la ocultación de fondos sospechosos.

El próximo paso: La justicia española debe actuar

Ahora que la justicia panameña ha devuelto a Ismael Gerli sus bienes y su honor, es hora de que la justicia española siga el mismo camino. Las propiedades de Gerli fueron incluidas en las restricciones impuestas por España a los bienes de los Kokorev, pero ahora está claro que nunca pertenecieron a los Kokorev y que su inclusión en esas medidas fue un intento deliberado de perjudicarlo.

La historia de Ismael Gerli es un testimonio de valentía y perseverancia en la lucha contra la corrupción y el abuso de poder. Durante más de una década, enfrentó un ataque judicial imparable por parte de los Kokorev y su red de abogados, quienes utilizaron todos los medios posibles para desacreditarlo y despojarlo de sus bienes. Pero la justicia, finalmente, ha prevalecido.

Los fallos de la Corte Suprema de Panamá no solo han reivindicado el honor de Gerli, sino que han demostrado de manera irrefutable que los intentos de los Kokorev de apropiarse de sus propiedades fueron ilegales y fraudulentos. A pesar de su poder económico y sus intentos desesperados, los Kokorev han quedado despojados de toda credibilidad, mientras que Gerli ha sido ratificado como el legítimo propietario de sus bienes.

Este caso demuestra que, aunque la justicia tarde, siempre llega. La integridad y la verdad prevalecen sobre el abuso de poder y la mentira. Los Kokorev y su red de abogados han quedado en el olvido, mientras que Ismael Gerli emerge como un símbolo de resistencia y triunfo legal.

Ahora, la última etapa de esta batalla es que España haga justicia y levante las restricciones sobre las propiedades de Gerli, que nunca pertenecieron a los Kokorev. Este es el momento de rectificar el error y permitir que Gerli recupere lo que legítimamente le pertenece.

Este caso deja una lección clara: la justicia puede tardar, pero siempre llega. Y la mentira, tarde o temprano, siempre es desenmascarada.


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