Cuando el fascista Teodoro Obiang Nguema Mbasogo (Mongomo) accedió al poder mediante un golpe de estado que derrocó a su tío, Francisco Macias Nguema Biyogo (Mongomo) en 1979, el país africano vivió un considerable incremento de casos de corrupción, nepotismo, regionalismo, racismo étnico, extorsiones, crimen organizado, torturas, traiciones, falsas acusaciones y, sobre todo, la expropiación indebida de lo ajeno en beneficio del clan de Mongomo que convirtió a la segunda república de los Nguema en una de las dictaduras más sangrientas del siglo XX.
En los años 80, el clan y la cúpula de consejeros del dictador asentados en Mongomo —la mayoría miembros de su propia familia— recogieron la herencia de prácticas corruptas del sanguinario dictador Francisco Macias Nguema y les dieron continuidad convirtiéndose en un pseudoestado mafioso y criminal. En aquellas fechas, el país africano no explotaba crudo, por lo tanto, el déspota Obiang Nguema hizo de la apropiación de los bienes y negocios de la población civil una práctica habitual de subsistencia.
Los ecuatoguineanos que denunciaban esos abusos de poder eran vilmente asesinados y en el mejor de los casos, encarcelados o torturados. A diferencia de los nacionales, los extranjeros que se negaban a entregar sus pertenencias o denunciaban las extorsiones ante las organizaciones internacionales, corrían un alto riesgo de perder todas sus pertenencias y ser expulsados del país.
El método Pizzo de Teodoro Obiang a cambio de “protección”
Ante el fundado temor de que pudieran perder todas sus propiedades y empresas, la mayoría de los empresarios extranjeros y ecuatoguineanos se vieron obligados a ceder al clan y cúpula de poder de Mongomo parte de sus propiedades.
Uno de ellos fue el dueño de la empresa Construcciones Bruno S.A, el ítalo-español Bruno Beretta Monta, quien experimentó a principios de los 80 lo que John Dickiedefiniría en su libro “Cosa Nostra” como Pizzo, una técnica de extorsión a los comerciantes locales por parte de las mafias italianas, por lo general, bajo coacción. O lo que es lo mismo en otros países del continente americano cuando se habla de vacuna, mordida, cuota o boleteo. Según el profesor Adolfo Obiang Biko, en su libro “Guinea Ecuatorial: Del colonialismo español al descubrimiento del petróleo”, esa práctica fue encabezada en el país africano “por los rapaces hombres de Mongomo”.
La información se desprende de una serie de documentos de carácter confidencial a los que ha tenido acceso Diario Rombe que coincide totalmente con las prácticas de las antiguas mafias italianas donde el máximo exponente de la mafia ecuatoguineana, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo exigiría el 50% al empresario ítalo-español que había invertido todo su capital desde los años 40 en Guinea Ecuatorial.
El 21 de agosto de 1987 Bruno Beretta Montasuscribió bajo coacción un protocolo adicional a la escritura notarial de la constitución de la sociedad mercantil anónima Beron S.A., en el que cedió el 50% de su empresa Construcciones Beretta S.A a Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, quien entonces ocupada el cargo de Presidente del Consejo Militar de Guinea Ecuatorial que se constituyó tras la caída de Macías y previo a la constitución de un gobierno formal.
A cambio de la cesión de la mitad de sus negocios al dictador, éste se comprometía a dar la protección y a garantizar la seguridad y continuidad de la empresa en Guinea Ecuatorial frente a otros grandes empresarios extranjeros. Lo que despertaba suspicacias entre los mismos comerciantes dejándoles sin alternativas para eludir los sobornos institucionales.
En una estrategia para captar y centralizar aliados, Obiang Nguema nombró al ex miembro de las Juventudes en Marcha con Macías Gabriel Mba Bela (Mongomo) apoderado de Construcciones Beretta S.A. Éste, además de ser miembro de la seguridad presidencial, yerno del dictador y Director General de Protocolo, se encargaría de “gestionar las obras que la sociedad Beron, S.A. le puedan ser útiles a cambio del 50% de sus acciones” en representación de los intereses de la administración Obiang.
En 1989 era propiedad de la sociedad Beron, S.A “un solar, viviendas en Comandachina, solar playa en Ikunde con edificaciones, almacenes, instalaciones industriales, maquinaria y repuestos, valorados en 1985 en 1.38.240.702 Fcfa”. Al ceder el 50% de las acciones de la compañía, el dictador se hacía con el control de las propiedades.
Un control que solo implicaba el cobro de los beneficios y no así de los gastos y deudas adquiridas por las obras realizadas. Por esta sangría, en connivencia con los tribunales controlados por el clan Mongomo, pronto el patrimonio del empresario ítalo-español empezó a disminuir considerablemente.
Amenazas de Obiang a Bruno Beretta Monta
Un año después de la cesión forzosa del 50% de los activos de Construcciones Beretta, S.A., Bruno Beretta Monta recibió carta amenazante firmada por Teodoro Obiang Nguema el 6 de julio de 1988. El dictador empieza su carta “lamentando muchísimo de nuevo tenga yo que hacer mención a su persona por razones de procedimiento social o político”, lo que supone que no sería esta la primera vez en la que Obiang se dirigía al empresario por razones similares.
La carta a la que ha tenido Diario Rombe en exclusiva es una radiografía de la personalidad del mandatario. Define sus prácticas desde la triste memoria con Macias Nguema y su régimen actual. Características de un verdadero capo de la mafia.
La presencia de Bruno Beretta en Guinea Ecuatorial empezó a ser una molestia para el Clan, de manera que el extorsionador decide advertir a su víctima de “tomar rígidas medidas que nada le serían favorables” sino abandonaba “definitivamente sus amistades o contactos con todos los funcionarios de la Administración, sea por amistad propiamente dicha o por lo que fuere”. Y finaliza la misiva con su ya trillado eslogan “por una Guinea Mejor”.
Retomando el símil de las mafias italianas, en el crimen organizado cuando recibes una carta del capo de la mafia como la que Teodoro Obiang Nguema dirigió al empresario Bruno Beretta Monta, se consideraba tu sentencia de muerte.
Asimismo, Adolfo Obiang Biko recuerda en su libro el asesinato de un economista francés André Branger que viajó a Guinea Ecuatorial por una misión del gobierno galo en los años 90 con el fin de realizar una investigación sobre el tráfico de drogas. A los pocos días de su llegada a Malabo, según Biko, los esbirros de Teodoro Obiang lo degollaron. El cuerpo fue encontrado una mañana tendido en la cama de una habitación de la residencia que alquilaba en Malabo.
La detención y expulsión del hijo de Bruno Beretta
El dictador Obiang y su familia se valen de las amenazas, el terror, el chantaje y agresión física por parte de criminales mercenarios para gobernar con el beneplácito de la comunidad internacional. Desde que se hizo con el poder, la familia Obiang está presente en las grandes compañías que operan en el país.
El empresario Beretta tuvo la precaución de salvaguardar en España las pruebas documentales que daban cuenta de las extorciones a las que el régimen de Obiang le había sometido. Informados del traslado de los documentos, en enero del año 2000, las fuerzas de seguridad del gobierno liderado por el apoderado de la empresa, Gabriel Mba Bela, entró en las oficinas de Construcciones Beretta y eliminó las pruebas.
Por su parte, los hermanos de Obiang se apropiaron de los bienes de Beretta, pero se encontraron con la resistencia de su hijo a quien “amordazaron y amenazaron por exigir la devolución de los bienes de su padre”, y posteriormente fue expulsado del país, relata una fuente de toda solvencia consultada por Diario Rombe.
El fallecimiento de Bruno Beretta Monta
En marzo de 2015, la oposición ecuatoguineana en España anunciaba el fallecimiento en Madrid-Chamartín (España) de Bruno Berreta Monta. El empresario se había dedicado a la construcción en Guinea Ecuatorial desde los años 40 hasta su expulsión del país africano por las autoridades apropiándose de todos sus bienes.
Cuando llegó a España, el empresario había seguido manteniendo estrechas relaciones con la diáspora ecuatoguineana. “Él acudía a todos los encuentros que organizaban los exiliados en España”, así lo recuerda el político exiliado en España Armengol Engonga Ondo: “Me pareció un hombre afable, cercano y de trato sencillo. Su conversación preferida era hablar sobre Guinea Ecuatorial, su experiencia profesional ahí y su relación con los guineanos. Diría que era su verdadera pasión”.
Armengol Engonga y muchos otros ecuatoguineanos, sobre todo opositores al régimen de Obiang, coincidieron con él en las convocatorias y reuniones que organizaba la oposición guineana en Madrid. “En mi opinión, él seguía albergando la esperanza de su retorno a Guinea para recuperar sus bienes. Porque en el fondo ya tenía alma guineana”, señala Engonga.
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