Atentado terrorista en Garoua (Camerún)

Por: Javier Fernando Miranda Prieto

El último fin de semana, apareció en la prensa de Camerún un comunicado firmado por altos oficiales del ejército camerunés en retiro, proponiendo al gobierno del presidente Paul Biya, la construcción de un muro de seguridad que separe toda la frontera entre Nigeria y Camerún, con el objetivo de prevenir los ataques armados y los atentados terroristas, del grupo subversivo nigeriano Boko Haram en territorio camerunés.

Este muro de seguridad, según los ex-generales, tendría 6 metros de altura y se extendería de la ciudad de Fotokol al norte del país, hasta la localidad sureña de Garoua. Sería una mole de concreto que estaría provista de torres de control artilladas y reguardadas por bien dotados batallones del ejército.

Esta iniciativa radical, al margen de su total inutilidad, agudizaría la violencia en una de las zonas fronterizas más transitadas de la región. Además, enclaustraría a las localidades nigerianas y cameruneses que viven al pie de la frontera y cuya principal actividad económica es el comercio transfronterizo.

Si bien es cierto, que Camerún tiene una de las fronteras más porosas del continente, por la presencia de Boko Haram asechando su frontera oeste, así como de grupos armados chadianos, que suelen instalarse en sus provincias orientales y sin olvidar la presencia de las milicias de los anti-Balakas y los Selekas provenientes de la República Centroafricana, este problema de vulnerabilidad fronteriza y de seguridad de límites territoriales, no se puede tratar de solucionar con medidas precipitadas e infames.