Diario Rombe. Cándido Nill Ondo Esono es un futbolista zurdo natural de Añisok que juega como media-punta o interior/exterior izquierdo y ha encontrado como opción para practicar el deporte rey en un país donde reina la cultura maya, como ser Guatemala.
Luego de un 2012 en la liga local, defendiendo al Real Castel, Nill se ha embarcado este año a un viaje diferente al que hacen las mayoría de los ecuatoguineanos.
Mientras que el fuerte de los nuestros es intentar llegar directamente a Europa, él ha optado por entrar en el fútbol latinoamericano. El primer destino ha sido Ecuador.
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Allí, el exjugador del Atlético de Malabo se ha enrolado en los entrenamientos del UTC (de segunda división) y de allí al Macará de Ambato (de primera división), con la esperanza de jugar pronto con el primer equipo de ellos.
Sin embargo, le ha surgido una oferta mas convincente en otro país de ese continente. El Club Social y Deportivo Sayaxché, que compite en la Primera División de Guatemala, había mostrado interés en el ecuatoguineano, quien se ha desvinculado del Macará para fichar libre (contrato de un año) y será parte de este conjunto la próxima temporada.
Su viaje al país centroamericano es este fin de semana y se convertirá en el primer futbolista de Guinea Ecuatorial que juega en la liga de Guatemala, donde el campeón tiene derecho a participar de la Champions de la CONCACAF.
Nill espera aportarle al Sayaxché «todo lo que este dentro de mi esfera de competencia y luchar básicamente para que el equipo consiga sus objetivos prioritarios».
Por otra parte, aguarda que con este fichaje pueda volver a tener relevancia de convocatoria para la Selección Ecuatoguineana de Fútbol, que ya le había llamado en su momento. Uno de los tantos futbolistas que sí son ecuatoguineanos y andan por el mundo.
Diario Rombe seguirá de cerca las actividades deportivas de este jugador que promete y de igual forma recomendamos a la FEGUIFUT seguir buscando en todos los rincones del mundo a los mejores jugadores de Guinea Ecuatorial y que de verdad vale la pena.
Por: Marcos Edjo para Diario Rombe