Chiqui Ambiki: “Yo no soy responsable del mal dormir de una persona”

Me llamo Joaquín Mitogo Mba, alias Chiqui Ambiki y es la primera vez que acudo a un medio de comunicación, en este caso, Diario Rombe, para hacer uso de mi derecho de réplica a un artículo difamatorio publicado en este mismo medio el 12 de julio de 2016 titulado –Levi Mbo “lo único que quiero es que Ambiki me devuelva los 2.200 euros que me debe”-, por Levi Mbo Edu.

Las afirmaciones expuestas en ese artículo son difamatorias y manipuladas por su autor, quien ha faltado a la verdad dañado mi reputación social y creando un malestar en mi entorno familiar.

Con esta primera y última réplica que hago en este medio de comunicación, quiero, antes que cualquier cosa, explicar a la audiencia que todo lo comentado en el artículo al que hago referencia no concuerda con la realidad de los hechos. Los lectores tienen el derecho de conocer la opinión de la otra parte, en este caso la mía, para que puedan ustedes juzgar si así lo desean nuestro comportamiento. Pero antes de que ustedes me condenen, es importante que se escuche mi opinión.

Yo conozco a Levi Mbo Edu por mediación de mi hermano pequeño, Salvador Obama, quien era Director General de BBC en Malabo. D. Salvador era entonces amigo de Levi y a través de él, le conocí.

Efectivamente, hemos pasado momentos interesantes durante mis cortas estancias en Valencia en estos últimos años, pero ahora quiero centrarme en las falsas y tendenciosas declaraciones de Levi Mbo Edu.

Dicho esto, en junio de 2013 Levi Mbo Edu entregó a mi esposa 500 euros en efectivo y otros 800 euros los mandó con una mujer a Guinea Ecuatorial para que fuera a cogerlos en el Barrio Ela Nguema, en consecuencia, nos entregó 1.300 euros. Ese dinero era para que se lo guardemos para que cuando él volviera a Guinea Ecuatorial pudiera hacer uso de ese dinero.

Aquellas personas que me conocen en Guinea Ecuatorial saben que no tengo por costumbre hacer uso de las redes sociales o medios de comunicación para difamar a quienes supuestamente fueron mis amigos de la infancia y compartimos experiencias “inolvidables”. Entiendo que cuando las personas civilizadas tienen un problema, lo que hacen es resolverlo de manera civilizada.

Volviendo al tema que nos ocupa, Levi nos entregó en total 1.800 euros y durante los meses siguientes del año 2013 yo estaba construyendo con el sudor de mi frente mi vivienda familiar, lo que me obligaba a venir constantemente a España para adquirir material de construcción.

En agosto de 2013, durante mi corta estancia en España, me encontré como era de costumbre con Levi y fue en ese viaje que éste, en aquel entonces mi colega, me vendió un teléfono móvil Iphone valorado en el mercado ilegal en 500 euros. Sus palabras textuales fueron las siguientes: “yo quiero que el dinero que me debes por la venta de este móvil los sumes más los 1.300 euros”.

6 meses después estando en Guinea Ecuatorial, Levi nos llamó pidiendo que le devolvamos los 1.800 euros que nos había entregado, porque los necesitaba. Yo se los envié de la misma forma que nos lo pidió: primero nos pidió 500 euros y se los enviamos por una transferencia a nombre de una amiga de él, y la última transferencia (800 euros,) la hicimos en 2014 por el mismo procedimiento.

¿Dónde viene mi sorpresa?, surge cuando una vez devueltos los 1.300 euros, faltando 500 euros que nos había entregado, Levi me envía un mensaje de texto exigiendo que yo le devuelva 2.200 euros que supuestamente él nos había dado. Ahí empieza el problema, porque Levi no quería reconocer la cantidad real que nos había facilitado, sino una ficticia, ya que a su juicio supuestamente nos había entregado 3.000 euros.

Es así, que en uno de los mensajes de texto que intercambiamos concernientes a este importe que reclamaba, el asunto sale de contexto cuando Levi decide implicar a mi difunta madre, expresando que yo también iba a morir igual como murió mi madre, porque antes de morir, iba comiendo en los contenedores de basura. Entonces decidí no responder a ninguno de sus mensajes ni sentarme con él y en un arrebato de rabia le dije que, “cuando vuelva a Guinea Ecuatorial tendrá que demostrar ante el juez cómo murió mi madre”.

Termino diciendo a Levi y los lectores de este medio de comunicación que en Guinea Ecuatorial me gano la vida con el sudor de mi frente, tengo una pequeña empresa que me permite llegar a final de mes, dar de comer a mi familia y permitirme mis pequeños lujos.

Le deseo lo mismo y lo mejor a Levi en la vida. No soy nadie para prohibir a un compatriota entrar en su propio país y si no ha vuelto hasta la fecha, es porque quizás no tenga donde pasar la noche. La mayoría de los jóvenes emprendedores de Guinea Ecuatorial saben cómo vivo en Guinea y puedo asegurar sin temor a equivocarme que Levi Mbo no es la persona adecuada para hacer uso de un medio de comunicación y acusarme de estafador. Es importante que el difamador en este caso, Levi, se mire al espejo y luego pregunte a los guineanos residentes en Valencia sobre quién eres realmente y qué reputación te has ganado.

Yo no soy responsable del mal dormir de una persona. Si tengo todo lo que tengo es porque lo he trabajado durante muchos años y a mis 38 años puedo estar satisfecho del resultado de mi trabajo.