Diario Rombe reproduce el artículo de Al Bama que tiene una visión global de africanismo que puede servir como cátedra para estudiantes Africanos.
DE LA NECESIDAD DE PLANTEAMIENTOS GLOBALES EN NUESTRAS DISCUSIONES
Continuando el intercambio con Fernando Abaga Edjang acerca de su «Trilogía».
CÓMO (-re-medios) salir rápidamente de nuestro problema sin antes saber claramente QUÉ (identificación de la causa) nos llevó al mismo me parece la manera que muchos prefieren abordar el problema africano o guineano. Habrá que ver en esta manera de proceder, una posible razón de los fracasos recurrentes de muchos de nuestros reiterativos proyectos y, actuando de esta manera, es muy probable que en lugar de salir rápidamente del problema, nos estanquemos cada vez más en él. Así es como rápidamente resumiría para empezar, la impresión que se desprende de muchas de nuestras discusiones sobre África en general y sobre Guinea en particular. Pero vayamos directamente al tema de nuestro intercambio.
Por cuadro analítico Don Fernando, me refería al enfoque teórico que utilizó cuando, basándose en el texto de Don Ponciano sin limitarse únicamente en comentarlo, abordó y analizó temas variados como los que aparecen en la «Trilogía». Un enfoque teórico si falta hace por recordarlo, tiene como finalidad la fundamentación teórica de un escrito como el de la envergadura de la Trilogía apoyándose en las conceptualizaciones anteriormente existentes de manera a que todo el razonamiento del texto tenga coherencia y por qué no, también mayor credibilidad.
A eso me refería o, como también lo apunté, en ausencia de este mismo cuadro analítico y si tal parece ser su inclinación como me lo revela en su respuesta, la mención explícita de autores como Chinua Achebe, Axelle Kabou o George Ayittey que al parecer también habrán discurrido ya en la misma dirección (factores internos) y esto hubiera (y no es ninguna desvalorización por mi parte de su trabajo todo lo contrario), insisto, enriquecido aún más me parece a la Trilogía.
Hace poco Keneth Waltz, autor de renombre en política internacional publicó un artículo en el que, contra toda espera, se pronunciaba a favor de la obtención por Irán de la bomba atómica porque, opinaba, en lugar de desestabilizar la región, la bomba atómica iraní estabilizaría una región en perpetua inestabilidad tal como se dio el caso entre India y Pakistán. Waltz, un «Realista» en Relacionales Internacionales, se sirvió de un cuadro analítico, el «Realismo» (o Neo-realismo), para hacer su propuesta.
El Realismo concibe el sistema mundial en términos anárquicos y para terminar con esta anarquía propone que los Estados, actores únicos además de «racionales» del sistema mundial, maximicen sus potenciales militares que les permitirían en sus praxis diplomáticas, de provocar el equilibrio necesario que luego les llevaría a la paz mundial. En esto estarían basadas las políticas de disuasión (deterrence) que, según esta visión, nos han valido la paz que conocemos desde la Segunda Guerra Mundial.
Se puede estar en desacuerdo o no con esta visión de cosas pero el autor, al acatar el enfoque de su texto a un cuadro analítico de referencia, lo dio más coherencia y una mayor credibilidad, desarrollando sus ideas a partir de una visión del mundo y de las cosas que le evita por esta misma razón, tener que venir a desmentir o clarificar repetidamente puntos mal entendidos o interpretados de su escrito cada vez que aparezcan mínimas críticas al mismo como se ha dado últimamente con la Trilogía pudiendo darse la impresión de que se habría precipitado un poco el estudio.
(El escrito de Waltz se puede leer en la revista Foreign Affairs de Julio/Agosto de 2012: Why Iran Should Get the Bomb). Traigo este ejemplo un poco al margen de nuestra discusión para indicar que cuando muchas reflexiones se circunscriben, estructurándose en torno a un cuadro analítico de referencia para dar mejor compresión a los temas analizados, las discusiones sobre África tienden a ser dispersadas sin una verdadera dirección donde en muchos casos se puede explicar una cosa y su contrario: hoy nos dicen que África va mal porque los africanos o nuestras descendencias somos holgazanes, que no trabajamos suficientemente o que luchamos muy poco o nunca para salir de nuestra miseria; mañana nos dirán que no, que es porque somos demasiados corruptos o ignorantes (la Trilogía); o será por los apegos a nuestros primitivos y retrógrados valores tradicionales etc., etc., todo ello sin que cuando realmente confrontados al estricto escrutinio de los hechos (facts), ninguno de estos postulados se sustentan olvidando además de precisarnos, si tal fuese realmente el caso, por qué tales fenómenos se estarían dando únicamente en los africanos y no en los demás pregunta por tanto clara pero que Don Fernando prefirió pasar bajo silencio en su respuesta a mi «critica».
Otra consecuencia inmediata de la ausencia de cuadros analíticos en nuestros enfoques, el riesgo de confundir «percepción» y «realidad» como ocurre en el caso del fenómeno de la «reproducción social» que suelen manejar los sociólogos cuando nos explican que los sistemas sociales tienden en cada momento a legitimar posiciones, visiones o valores de la clase dominante del «sistema» ejerciendo sobre los individuos (sobre todo los menos favorecidos) una especie de «violencia simbólica» que no es otra cosa que la interiorización inconsciente de los valores más dominantes en la sociedad.
La universidad por ejemplo, que muchos consideran como neutral sin inculcar arbitrario cultural alguno en la transmisión del conocimiento, no haría en realidad que vehicular, legitimándolos, las preferencias o los criterios de evaluación de la clase dominante. La «percepción» aquí, falsa evidentemente, sería la de pensar que los conocimientos universitarios son neutros y que por consiguiente, en la universidad aprueban los mejores (o suspenden los torpes) independientemente de sus posiciones sociales. Pero la «realidad» es que en realidad, aprueban más y con muchísima facilidad, los individuos de la clase dominante con un capital cultural y económico más elevados y, lo más interesante del fenómeno, sin que los primeros interesados se percaten de ello y lo aceptan así: el africano es pobre porque quiere serlo, ¿no les suena? – Obiang como buen africanista (lo veremos más tarde) también cree que los guineanos somos «pobres mentales» a pesar de ser él, el origen de nuestra pobreza –. El éxito y el fracaso universitario, procesos fundamentalmente sociales, son siempre presentados en este proceso bajo el prisma de la «ideología del don» que explica que serían los dotes naturales o la falta de inteligencia del individuo los que explicarían el éxito y/o el fracaso muy al margen de los criterios y valores vehiculados por el «sistema» universitario. El resultado, en este último ejemplo como en el anterior de K. Waltz, es que en lugar de clarificar las discusiones, estas tienden a complicarse obstaculizando de esta manera la comprensión del problema y por consiguiente, la búsqueda de soluciones adecuadas al mismo, he ahí nuestra insistencia en la necesidad de enfoques formalizados.
Esta primera precisión que esperamos haber objetivado y formalizado, nos da también la oportunidad, en un afán apenas disimulado por nuestra parte, de prolongar y provocar discusiones que nos permitan posicionarse ante modelos explicativos diferentes o visiones en que se cristalizan las grandes discusiones sobre África el objetivo de fondo siendo sobre todo el de responder o dar más precisiones a Don Fernando sobre algunos otros puntos de su respuesta a mi critica que nos parecen merecerían más aclaraciones por nuestra parte. Veamos pues algunos de estos modelos.
El «Africanismo» constituye el primeo de estos modelos explicativos. El Africanismo tiende a analizar los problemas africanos a través de postulados exclusivamente europeos. Así por ejemplo, comparadas con realidades europeas, las espiritualidades africanas son tratadas de fetichismo o animismo; los pueblos y naciones africanas de tribus o etnias… El Africanismo también tiende a banalizar los nefastos efectos de la «Trata de negros» (que no se debería confundir con la esclavitud clásica) y exaltar la «Colonización» insinuando incluso que estos dos fenómenos hubieran podido ser beneficiosos para los africanos porque de alguna manera, habrían permitido la educación del africano en contacto con el europeo que les traería a la luz de la civilización.
De ahí que las guerras de conquista con sus innumerables masacres, las deportaciones, el trabajo forzoso, el pillaje a gran escala y la negación total de la humanidad de los africanos continuada hoy bajo formas modernas de discriminaciones sistemáticas no hubieran sido sino la perversión de una «gran idea civilizadora» que los africanos, por no «haberse todavía adentrado lo suficientemente en la historia» (en palabras de Nicolas Sarkozy a la sazón, protector y deshacedor de dictadores africanos que era, en su ya muy tristemente célebre discurso de Dakar), deberían proseguir si quieren algún día ver la luz del desarrollo.
El Africanismo aunque se defiendan de ello, es adoptado consciente o inconscientemente por muchos analistas africanos que suelen hacer aparecer de manera abrupta en la exteriorización de sus pensamientos. Lépolde Sédar Senghor sería la encarnación perfecta del Africanismo en el africano en su exaltación de la «Negritud» con su famosa frase que quedará como el mejor resumen del fondo de su pensamiento: «la raison est hélène et l’emotion nègre» (algo así como «al europeo el razonamiento y al africano la emoción»); lo que le obligó al escritor de origen nigeriano Wole Soyinka hacerle notar, que el tigre nunca exalta su «tigritud», salta sobre su presa y lo devora. Otros adeptos del Africanismo por sus connivencias externas para la prolongación del empobrecimiento de los africanos, son todos estos inútiles dictadores africanos con Obiang al frente. Pero el Africanismo por estudiar realidades africanas bajo el conjunto de percepciones ideológicas europeas mayoritariamente peyorativas al africano, ultima en última instancia, llegar a conclusiones reductoras y por consiguiente, genuinamente falsas en sus planteamientos sobre África y los africanos.
La réplica más completa del Africanismo le fue dada por los formalismos de un otro gran pensador también de origen senegalés, Cheikh Anta Diop, de cuya visión de África pero también del mundo llamaremos el Dioppianismo. El Dioppianismo se presentó como una verdadera ruptura epistemológica en comparación con todo el razonamiento hasta entonces presentado sobre África y los africanos y esto a más de una razón. En primer lugar porque Diop reinserto al africano en la totalidad de la historia de la humanidad (su producción) de la que siempre fue excluido. El saber o el conocimiento sabemos, es cíclico; los africanos no solamente formamos parte del conocimiento universal sino que también hemos sido en muchos casos, los pioneros de este mismo saber legándolo (stolen legacy) al resto de la humanidad. El «salto científico» que operó el Homo Sapiens, el hombre moderno, aparecido por primera vez en África y que de alguna manera propulsó las basas mismas del saber humano inicial, no es menos importante que cualquier otra mutación científica o tecnológica de los tiempos modernos:!la rueda de molino de las civilizaciones gira! En segundo lugar, porque Diop trató de explicitar la noción de «focos civilizacionales» o lugares a partir de los cuales se impulsaron los desarrollos humanos expandiéndolos después al resto de la humanidad.
El Egipto Antiguo, un Egipto negro africano en la concepción de Diop, era uno de estos focos: pudo no haber habido «desarrollo» en algún punto recóndito de África como tampoco pudo no haberlo habido en muchos puntos recónditos de Europa que luego les sería traído por los romanos vía los griegos que ellos mismos los tomarían del Egipto antiguo negro africano en palabras de un testigo ocular, Heródoto, reconocido por los mismos occidentales como el padre del saber universal. Finalmente, y haciendo lo que hizo, Diop dio el último toque a su construcción: descolonizar la intelectualidad africana iniciando de esta manera, su renacimiento: los africanos ahora podemos razonar y producir saber científico sin necesidad de tutelas; deberíamos ser capaces nos invita Cheikh Anta Diop, a descubrir la verdad científica por nuestros propios medios y Diop CREABA REALIDAD, casi ex nihilo, una realidad africana desde mucho tiempo distorsionada y falseada presentando de esta manera, una lectura global de África que no solamente puede darnos la comprensión de los problemas actuales del continente sino también un cuatro explicativo de los mismos.
¿Sabe Obiang como todos estos inútiles dictadores africanos de que estaba hablando Diop o sigue hablando a través nuestro, los que adherimos a esta visión de África, para que nos encontremos él (Obiang) y yo en un mismo bando en la concepción, comprensión o explicación de los problemas africanos? Cada cual apreciará pero Diop, de confesión musulmán, no solamente decía todo eso sino que además proponía la creación de una religión africana basado en el «Culto Ancestral» (como lo hacen tranquilamente los japoneses y miren adonde están) y la rehabilitación de las lenguas africanas porque tal como está demostrado de manera cuasi científica, no hay pueblo alguno que haya conocido un grado elevado de desarrollo hablando lenguas ajenas o practicando las religiones de los demás; simplemente no los hay y los que así lo hacen, son casi todos dominados.
¿Hay indicios de que Obiang que construye basílicas por todo el país en lugar de escuelas u hospitales inicie algo que vaya a ofuscar a sus potentes protectores y socios del Vaticano? !Ninguno! Nosotros opinamos que aunque con el mismo grado de melanina que la mayoría de los guineanos, Obiang en realidad forma parte de un mismo SISTEMA que siempre ha oprimido y sigue oprimiendo a los africanos. Dos indicadores para ello: tiene guardado más dinero fuera de Guinea que dentro y, está custodiado en su supuesto país por mercenarios extranjeros enviados por sus protectores externos. Y estos son (dinero en bancos extranjeros y mercenarios extranjeros) y no los guineanos de Mongomo, en nuestra opinión, los que sustentan (factores externos) su brutal dictadura; sin ellos, los guineanos (incluido los de Mongomo) habríamos fácilmente ya acabado con él y lo sabe.
Macías que no disponía de los mismos sustentos, solo pudo aguantar once años, en realidad seis si descontamos los cinco que le correspondían legalmente. Y no porque Obiang haya traicionado la inmensa confianza que los guineanos depositamos en él que necesariamente se debería concluir que los otros hipotéticos de Mongomo que vendrían después harían necesariamente también lo mismo. O sea, que «la posibilidad de un otro perro con diferente collar» todavía sigue siendo posible con los de Mongomo y no se debería descartar.
Es más bien este mensaje, un mensaje ameno, sencillo y sin dejar lugar a ambigüedades ni interpretaciones, que deberíamos esforzar por de momento en hacer llegar a TODOS los guineanos sin excepción creando y forzando de esta manera, mayores sinergias en nuestros intentos de lucha contra una abominable dictadura sustentada desde el exterior. Es en definitiva, el mismo mensaje que deberíamos hacer llegar a Lola Mba una valiente guineana de Mongomo que en estos mismos momentos está desafiando a la dictadura.
Suponiendo que venga otro de Mongomo pero sin apoyos externos, estamos convencidos de que inmediatamente correría como lo he señalado arriba, la mismísima suerte que Macías y los guineanos le echaríamos con la mismísima facilidad. En cambio, si se sustenta con los mismos eslabones externos como Obinag, entonces habrá que temer que tengamos que aguantar otros 30 años más.
Por eso, sin ignorar o menospreciar en ningún momento los factores internos que dicho sea de paso existen casi en las mismas formas y proporciones que en otros países (corrupción, favoritismos, ignorancia…) sin que todos estos factores les impidan a estos países a desarrollarse, creemos en la preeminencia de los factores externos sobre los internos por imprevisibles y difíciles de controlar.
La excesiva insistencia en los factores internos (corruptos, poco luchadores, estupidez) sin ninguna objetivación, es un reconocimiento inconsciente de la incapacidad congénita del africano. Resistimos y así siempre será, en aceptar este tipo de implicaciones.
Es en la continuidad de esta construcción de Diop que nace en la diáspora africana bajo la impulsión del profesor Molefi Kete Asante la Afrocentricidad como expresión de la valorización del genio africano con la Trata de negros (la más abyecta negación de humanidad jamás vista en toda la historia de la humanidad) y la Colonización como dolorosas experiencias desestructurantes y destructoras de esta ingeniosidad africana. La herencia cultural, histórica, y social africana es tomada de manera sistemática como último punto, «centro», de referencia: África pasa a ser «auto-referencia» sin que sus experiencias o realidades propias tengan que ser legitimadas o validadas desde el exterior.
Y la Trata de negros como el Colonialismo por sus magnitudes, sus extensiones en el tiempo, el grado de deshumanización o sus consecuencias posteriores sobre África y su descendencia de por el mundo son fenómenos Don Fernando, que no pueden ser equiparados con ninguno de estos otros ejemplos que ha citado.
Y no lo son aunque nuestros detractores digan lo contrario, cayéndose, como lo hace, en esta trampa tendida del engaño de este revisionismo inventado por aquellos mismos que en un momento nos explicaron también que el africano jamás fue capaz de producir un solo elemento de civilización. Y le digo más, no hay cultura, pueblo o región que habiendo pasado por lo que han pasado los africanos, esté en mejores condiciones ¡No existe! Ni en Europa, ni en Asia ni en las Américas y pregunte esto a los indios autóctonos, los Natives, como los llaman en las Reservas Indígenas canadienses por si realmente quiere saber lo que es una «desestructuración cultural» parecida a la africana. No es ninguna excusa o delectación del pasado para hacerse victima de él, ¡es un hecho!, la búsqueda del origen del problema desde donde hay que partir e idear un mejor futuro. Además ha ido muy lejos para ir a perturbar la tranquilidad de estos grandes dos personajes que fueron Walter Rodney y Franz Fanon para querer relegar al olvido del pasado o de los archivos lo que fueron sus acertadas preocupaciones porque estas mismas preocupaciones siguen de actualidad y vivas como nunca las han sido.
Basta con acercarse entre otros tantos, a los no menos interesantes trabajos de un joven economista canadiense, Nathan Nunn, que habla de «lasting effects» con modelizaciones matemáticas cuasi perfectas para demostrar que hechos históricos de gran envergadura como lo fueron la Trata de negros o el Colonialismo que aunque acaecidos años atrás, pueden seguir teniendo impactos perdurables en la actualidad y, según las previsiones, de no haber existido estos dos hechos, el avance que tienen Europa hoy sobre África se reduciría en más de un 80% reponiéndolo en niveles que estaba antes del contacto del africano con los europeos o los árabes.
De la misma manera que no se puede hacer abstracción minimizando lo que ha sido la triste y amarga experiencia del Holocausto para los judíos para comprender lo que les define y fundamenta hoy como pueblo y sus luchas para su supervivencia desgraciadamente en muchos casos en detrimento de los palestinos es de esta misma manera que no se analizaría correctamente los problemas africanos evacuando o minimizando en los planteamientos los nefastos efectos nefastos del pasado histórico en relación con un presente caótico que sigue comprometiendo e hipotecando el futuro de muchas generaciones. Y no porque nos diga que no practiquemos esto que llaman la “competición de memorias” que habrá que perder esto de vista. (Uno de los estudios de Nunn puede leerse en este enlace en inglés: http://www.sscnet.ucla.edu/
Para hacer corta una historia que se ha alargado un poco y en forma de anécdota y sin abundar en ello, señalaríamos que el presidente Obama empezando por su nombre, es fruto de la Afrocentricidad moldeado a través de la muy afro-céntrica Trinity Church y habrá que ver en su triunfo personal (porque políticamente tanto interna como externa, deja mucho que desear) las influencias benéficas de un orgullo asumido de su herencia africana, repito, a nivel personal.
Como habrá podido comprender espero, mi “critica” se quería una crítica de fondo, no tanto la de la descripción de hechos además conocidos de todos sino la del razonamiento fundacional sobre el cual se basaba la Trilogía que me pareció además contener similitudes de planteamientos que pareció combatir en algún momento pero que ya no en la Trilogía cosa que se hubiera evitado si se esforzó en encajar su razonamiento dentro de un formalismo predefinido; mejor manera creo, de aprehender en sus totalidades, sobrepasando sus particularismos, los problemas tratados para encontrar mejores pistas de solución a estos mismos problemas. Eso mismo: identificar primero la causa del problema para luego discutir las modalidades de acción conjunta.
Y, contrariamente a lo que parece insinuar, Radio Macuto es un excelente medio para abordar los problemas de esta manera y su público apto y capaz de entenderlos igualmente. Muchos nos acercamos a estos nuevos medios para informarnos pero también para aprender.
Espero haber cumplido mi promesa, la de ceñirme a la crítica de ideas y no haber herido ninguna sensibilidad pero por si así fuera, pido disculpas anticipadas.
Autor: Al Bama