Por: Diego Fierro Rodríguez
Todas las dictaduras se caracterizan por establecer un estricto régimen de censura que impida el correcto ejercicio de derechos como la libertad de expresión, la libertad de enseñanza, y el derecho a dar y recibir información veraz. Eso provoca un estancamiento del desarrollo social y cultural que puede terminar afectando de una forma muy grave a la ciudadanía.
En realidad, lo que se pretende con el control de los medios de comunicación en las dictaduras es que a nadie se le ocurra pensar de un modo distinto al que establecen los principios del régimen político vigente. De este modo, puede decirse que la libertad de expresión se asemeja a un virus para los totalitarismos y los autoritarismos, en la medida en que provoca que germinen pensamientos contrarios a los que caracterizan las actuaciones del líder. Este hecho provoca que el descontrol de la información pueda suponer el principio del fin de una dictadura en muchísimos casos, ya que las ideas democráticas propagadas pueden terminar uniendo a personas que, teniendo medios, pueden llegar a derrocar un sistema político.
Thomas Jefferson ya dijo que prefería periódicos sin Gobierno, a Gobierno sin periódicos. La afirmación da motivos para pensar, ya que revela la importancia que puede llegar a tener la prensa libre, que es un factor condicionante para que exista una democracia. José Ignacio Torreblanca señala que “las democracias se basan en la sencilla idea de que es la prensa la que tiene el derecho de censurar al Gobierno”.
La intolerancia imperante en las dictaduras es una auténtica desgracia. Voltaire indica, en Tratado sobre la tolerancia, que “esta tolerancia no ha provocado jamás una guerra civil; la intolerancia ha cubierto la tierra de matanzas” y que “el derecho de la intolerancia es, por lo tanto, absurdo y bárbaro: es el derecho de los tigres, y es mucho más horrible, porque los tigres sólo matan para comer, y nosotros nos hemos exterminado por unos párrafos”.
Un país sin libertad de expresión no puede tener un sistema democrático. La existencia de la libertad de expresión sirve para fomentar la coexistencia de ideas diferentes que deben convivir partiendo de la tolerancia y que, de forma ordenada, pueden contribuir a mejorar la sociedad.