Cuarenta y seis años de independencia, casi medio siglo de soberanía nacional, es a mi humilde parecer, tiempo suficiente para madurar. Para aquellos que se escudan en el poder o en el gobierno para envilecer a un más la situación en el suelo patrio, es momento ya de entender una cuestión, como presumo la entiende nuestro presidente. Lejos de los resentimientos y cuestiones personales, la figura del presidente como cabeza visible y máximo responsable de la administración de un país es susceptible de sufrir críticas estrictamente relacionadas con su cometido y, en ningún otro país democrático del mundo se considera delito criticar objetivamente la gestión de un gobierno, se pertenezca o no a este.
Ya son muchos años que ciertos individuos en nuestra sociedad han hecho fortuna en detrimento de la integridad física o psíquica de otros acusados vilmente de “hablar política” (atie poletic), cuando su única reivindicación aparte de ser legitima es patriótica, pues es natural que un ciudadano cualquiera se cuestione sobre el funcionamiento de la sanidad, la educación, la economía, el bienestar social… de su país país.
Para aquellos aduladores, acostumbrados a sobrevivir echando excrementos sobre otros, os ahorraré la molestia conmigo y yo mismo me presentaré. Señor presidente, soy el ciudadano “Miburu”, militante joven del P.D.G.E, como muchos otros jóvenes, me he afiliado al partido porque creo que otra forma de hacer las cosas desde el PDGE es posible, porque creo que adulando sus defectos o exagerando sus virtudes no le hago buen servicio como subordinado y, es más, no le presto el debido servicio a la patria.
No me dirigiré a usted por las vías que el código administrativo estípula, porque de seguro llega a usted completamente tergiversada mi petición. Hoy en día todos nos servimos de las redes sociales y el Internet y, no me cabe duda que tarde o temprano le llegarán mis palabras. La juventud ecuatoguineana quiere hablar y, sobre todo, quiere ser escuchada. En pro de una convivencia pacífica creemos que nuestra opinión se ha de escuchar, por usted y por los distintos líderes de los partidos políticos de la oposición. No sigan cayendo en el mismo error de interpretar una reivindicación legitima y pacifica cual una intentona para desestabilizar el país, nuestra intención no es esa ni de lejos. Creo, como muchos jóvenes compatriotas por el mundo entero, que solo en sus manos ahora está la responsabilidad de escribir su nombre en letras de oro en el libro de la historia de nuestra nación, que el acercamiento a oposición por el dialogo nacional ha de ser sincero y en pro del futuro de nuestro país, no deje que se le escape de las manos esta ocasión única para terminar de definir de forma real y efectiva el sistema democrático que usted mismo defiende. Escuche a los jóvenes, tanto los de dentro del país, como los que nos encontramos fuera del él.
Afectuosamente, un servidor sin más pretensiones que las de una Guinea Ecuatorial mejor y de todos.
13 de noviembre de 2014
Miburu