IMPROVISANDO SOBRE LA MARCHA

Hay una gran diferencia entre existir y poder respirar

Cuentan que en la década de los noventas, cuando nacimos muchos de los que actualmente formamos la mirada joven de Guinea Ecuatorial salir al mundo era un milagro, la sanidad era muy deficiente y apenas había hospitales.

El hospital general de Bata, donde yo nací, no reunía las condiciones de higiene, aveces uno se iba al médico para solucionar un problema de salud y volvía con otro. Los enfermos apenas gozaban de cuidados, generalmente eran los familiares los que se ocupaban de cuidar a un ingresado,  le traían la comida de casa, le controlaban en el hospital y si surgía alguna dificultad  éstos tenían que vagar por el hospital buscando a un médico  ya que generalmente  las enfermeras se pasaban el día conversando o siguiendo telenovelas en la sala del personal.

A los cuatro años tenías que ir a clase. Muchos padres al ignorar la importancia de  tener una buena educación, mandaban a sus hijos a cualquier colegio nacional donde aprendían a base de porrazos. En los cursos superiores los alumnos a veces compraban o tenían que comprar notas para aprobar. No había libros, los docentes  para enseñar utilizaban las lecciones que  aprendieron cuando tenían la misma edad; de hecho no era raro ver a un maestro con un cuaderno viejo y desgastado.

Para recibir una buena educación o gozar de atención sanitaria más fiable e higiénica la población un poco culta acudía a establecimientos fundados por extranjeros, generalmente españoles. Pocas familias como la mía pisaban el hospital general del estado en ocasiones, acudiendo en la mayoría de las veces a centros de salud fundados por  religiosas españolas.

En los centros de salud las condiciones eran un poco más aceptables y no tenías que buscar al médico ni ir tras él pidiendo favores.  Tampoco tenías que comprarte tu propia jeringa para que te inyecten. Los mejores colegios también los llevaban unas religiosas españolas. El colegio ’’carmen sallés’’ donde yo hice la primaria era de las misioneras concepcionistas. A pesar de sufrir casi las mismas palizas que los niños de los colegios nacionales,  con las religiosas tenias garantizado un libro para cada asignatura y el colegio estaba más protegido mientras en varios colegios nacionales fueron bastantes los casos de atropello.

Hacía 2006, cuando tenía que empezar la secundaría me encontré con el mismo problema. La mayoría de los colegios eran nacionales y para aprobar tenías que ’’comprar la sabiduría’’.  Los profesores iban a clase cuando a ellos les parecía y muchos sólo aparecían en tiempos de exámenes finales, ponían su número de teléfono  en la pizarra y volvían a desaparecer; con eso los alumnos ya sabían que hacer para conseguir buenas calificaciones.

Otros  en vez de corregir los exámenes cuando llegaban a sus casas , en el dormitorio los lanzaban  al cielo raso; aquellos que caían sobre la cama con el nombre hacia arriba aprobaban y los demás suspendían. Para evitar pasar por todo esto lo mejor era continuar en La Salle o en Colegio Español, éstos juntos con el Nze-abuy eran y siguen siendo los mejores institutos de Guinea Ecuatorial, todos ellos llevados por españoles. 

En 2005 el gobierno anunció un cambio de sistema, el bachillerato inferior pasó a ser la E.S.B.A y el superior simplemente Bachillerato. Nuestro querido gobierno se limitó a cambiar el nombre al plan  elaborando así mismo un nuevo currículo donde figuraban temas y asignaturas que ni sonaban a los docentes guineanos  ni aparecían en ningún libro, por lo que muchos profesores seguían impartiendo  sus clases basándose en el antiguo currículo, otros hacían especulaciones impartiendo lo que creían más importante.

Los únicos alumnos que no lo pasaron tan verde fueron los de La Salle y Nzé-abuy éstos utilizaban libros del sistema español y con ellos daban clases, razón por la que después muchos alumnos y profesores lasalianos vendían el programa y los temas  a profesores de otros centros.

Mientras todo esto ocurría Guinea Ecuatorial ya era, según  su excelencia, una estrella que brilla en el África Central.

En la actualidad en la facultad de medicina de la U.N.G.E, donde hice mi primer año de medicina los profesores guineanos no son especialistas en las asignaturas que imparten, ni lo son como médicos.  Sólo tienen la licenciatura en medicina, aquellos que dan clases deben pasar primero por un periodo de dos o tres años memorizando los temas que impartirán y haciendo un seguimiento riguroso a los cubanos( que son los que llevan la facultad) por lo que su capacidad para razonar o dar respuestas sobre una duda es verdaderamente deplorable.

Los alumnos actuales se han encontrado con dificultades y carencias  que sus profesores y los de estos ya tuvieron. El sistema de enseñanza es tosco, los temas pasan al alumno a través de largos dictados de una hora y media por cada asignatura y en muchas ocasiones no concuerdan con los libros.

Varios materiales como los fonendos, las batas, las mascarillas y los guantes deben ser comprados por el mismo alumno porque según el  vicedecano de la facultad no tiene suficientes medios. Para la asignatura de anatomía se utiliza un sólo cadáver que ya lleva una década en la morgue, a penas hay maquetas  por lo que la asignatura es más teórica que práctica.

Los estudios de la U.N.G.E no te garantizan un puesto de trabajo en el futuro y las becas del gobierno a universidades extranjeras las consiguen generalmente los hijos de los más poderosos (que en realidad no las  necesitan porque sus padres tienen los suficientes medios para  pagar una carrera en el extranjero) o los que siendo de clase media o baja tienen bastante influencia, esto ha llevado a que muchos jóvenes abandonen los estudios en la secundaria para pasar todo el resto de su vida bebiendo o trabajando a destajo. Aquellos que persisten siguiendo en la U.N.G.E  estudiando, por ejemplo,  medicina después se hacen médicos o enfermeros  y se ponen a trabajar en el hospital general de Bata, donde la miseria de salario que contrasta con los precios  de los productos y servicios les conduce a abrir farmacias y pequeñas clínicas con material robado del hospital o a venderlos a los pacientes en los consultorios.  De igual manera, el desprecio y el rechazo que sufren los docentes siendo éstos amenazados públicamente por su excelencia por incitar a la juventud  a la violencia y a la rebeldía, acompañado del bajo salario que reciben conlleva a que muchos de ellos tengan que dedicarse además  a vender libros. Otros tienen que dar clases en muchos colegios a la vez  por lo que cada vez es más habitual encontrarse con un joven maestro en paro.

 La delincuencia a aumentado vertiginosamente, han aparecido los primeros casos de asesinatos y violaciones causados por menores de edad, de hecho ya estuvo como porno de moda un vídeo en el que un grupo de jóvenes violaban a una chica. De los compañeros con los que crecí, uno está acusado de haber asesinado a alguien y a otro las drogas le han llevado  a maltratar a su madre.

En 2010 la delincuencia juvenil alcanzó sus máximos, tanto que el gobierno creó una fuerza militar llamada Coeté que salía a las calles a partir de las once o las doce matando a todos los jóvenes delincuentes que se encontraba. Fueron muchos los bandidos que murieron disparados y muchos a los que dieron una orden de fuego( orden de ser disparado en cuanto sea  visto).

Pero seguimos aquí, improvisando sobre la marcha. Intentando sobrevivir en un mundo donde las ideas del más poderoso se han convertido en las leyes naturales de ese microcosmos que nuestro ’’gran pequeño país’’

Por Juan Ricardo Esono Nzang estudiante de Medicina

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