INMEMORIAM: RAMÓN N’NAR NSIE

INMEMORIAM: RAMÓN N’NAR NSIE
N’nar, en la redacción de EL MUNI (Xátiva, Valencia).

En el undécimo aniversario por el eterno descanso de nuestro célebre compañero, amigo y hermano Ramón N’NAR NSIE, la Asociación para la Libertad de Prensa y de Expresión en Guinea Ecuatorial, ASOLPEGE_Libre, rinde un homenaje a su figura y a sus memorias profesionales.

N’Nar Nsie perteneció a la primera generación de periodistas nativos en reivindicar con vehemencia la instauración de la libertad de prensa en la despótica Guinea Ecuatorial del tirano Teodoro Obiang.

En 1994, participó en el lanzamiento del primer periódico independiente, EL SOL. En 1996, fue cofundador de la Asociación de Prensa de Guinea y en 1997 fue cofundador del periódico EL TIEMPO. En 1998 se vio obligado al exilio. En 2004 fue artífice de la refundación de ASOPGE que se denominaría a parir de entonces ASOLPEGE_Libre. En abril del mismo año cofundó el periódico independiente EL MUNI, que paralizó su publicación tras su repentina muerte el 12 de octubre de 2004.

Ramón N’NAR NSIE (1960-2004) perteneció a la muy escasa generación de ciudadanos guineanos que no ha dudado en sacrificarse por el interés común, con una honestidad y austeridad y un comportamiento ejemplar, muy escasa en la clase política y periodística de nuestro país. De pocas palabras y de fuertes convicciones, era la expresión de un hombre, de un periodista, militante de la libertad de prensa y de expresión, muy valorada por todos.

N’nar, en la redacción de EL MUNI (Xátiva, Valencia).
N’nar, en la redacción de EL MUNI (Xátiva, Valencia).

N’NAR, representó la entrega de una vida a luchar y a defender la causa de la democratización de Guinea Ecuatorial y a lograr que la sociedad guineoecuatoriana se sintiera cada día un poco más libre y animada en su disputa contra la dictadura ‘nguemista’.

Sin lugar a equivocarnos, N’nar ha pasado a la historia convirtiéndose en un referente imprescindible para quienes en adelante hablen de libertad de prensa y de expresión en Guinea Ecuatorial, la solidaridad, la justicia social y de los valores que son para siempre el ideal de una sociedad democrática, libre, dinámica y pluralista.

N’nar falleció el 12 de octubre, fecha que se conmemora en Guinea Ecuatorial como día nacional de la ‘independencia’. En el siguiente artículo que rescatamos de sus memorias profesionales, Ramón denuncia un hecho incontestable en la guinea tiránica de hoy 46 años.

Memoria y Justicia: Los guineanos lloran en silencio a las víctimas dictatoriales

El precio que pagan las personas por recuperar la honra y la libertad suele ser en demasía altísimo para algunos pueblos. Por desgracia Guinea Ecuatorial es hoy escenario natural de una realidad perversa y surrealista, sus pueblos sufren el drama de una de las dictaduras más inhumanas de nuestros tiempos; sus habitantes lloran en silencio a sus hermanos muertos como consecuencia de esa lacra que asola el país desde que accedió a la independencia. El actual régimen, como causante del drama que sufre Guinea, no muestra síntomas de constricción que pueda suponer la asunción de responsabilidades políticas y de derecho por los daños causados al pueblo guineano. Toda Guinea es una cárcel natural; aquí se escenifica el trato más repugnante al ser humano, es el santuario de miseria y de muerte.

RAMÓN N’NAR NSIE

El actual régimen, como causante del drama que sufre Guinea, no muestra síntomas de constricción que pueda suponer la asunción de responsabilidades políticas y de derecho por los daños causados al pueblo guineano. Se aleja cada día de la razón reconciliadora para mantenerse cobarde y hermético en su actitud violento, arrogante y prepotente profanando cada vez más el prestigio internacional del país y sus legítimas aspiraciones a la paz, la libertad y de democracia.

Todos los guineoecuatorianos de buena voluntad, incluido aquellos que se manifiestan recalcitrantes defensores del sanguinario régimen, anhelamos con locura que se acaben los tiempos apocalípticos para nuestro país.

El panorama es descaradamente triste y ambivalente. Por un lado, mientras, de cara a la galería, el gobierno se afana en proyectar apariencia de una sociedad en paz y en armonía con sus conciudadanos y con el mundo internacional; en la trastienda, sin embargo, la situación es patéticamente nauseabunda e insostenible. En ocasiones se llega a la ocurrencia de pensar que Guinea Ecuatorial es un barco que navega a la desesperación, por la adversidad que suponen los modos y comportamientos que adopta la tripulación de turno, sus dirigentes actuales, que no se dan cuenta de que los vientos que soplan en su contra auguran fatal destino y aconsejan la necesidad urgente de corregir el rumbo de este barco.

Mientras aguardamos desenlace con la consiguiente caída de la dictadura en Guinea Ecuatorial, un día en vida de los guineoecuatorianos es una eternidad. Vemos cómo languidecen sus esperanzas ante la incertidumbre política que reina en el país. Sin duda alguna, la preocupación es aún mayor por ver que el régimen se resiste en aplicar una permuta honesta en sus prácticas represivas y en su noción de Estado. Y esa tozudez en su escala de valores, hace que el sufrimiento de los pueblos de Guinea Ecuatorial tenga hoy apariencia endémica.

Desde una perspectiva personal, la búsqueda de la solución al problema de la dictadura en Guinea Ecuatorial ha de enfocarse fundamentalmente desde estas tres dimensiones:

PRIMERA. El recuerdo a nuestros compatriotas que encontraron la muerte durante la barbarie dictatorial que hoy sufrimos, deberá plantearse como tema guía en todos nuestros sermones. Es decir, hacer memoria y justicia sería el mayor homenaje que estamos obligados a dedicar a favor de todos los fallecidos durante la dictadura en Guinea Ecuatorial.

SEGUNDA. Se trataría sobre la razón y los objetivos que envuelven el cambio político que reclaman los pueblos de Guinea Ecuatorial. Ese cambio nos plantea el mayor reto de nuestra historia y un desafío para acabar con la oligarquía que tiene sometido a nuestros pueblos para que nunca jamás vuelva a repetirse, y orientar nuestras preocupaciones en el rescate de la liberad, la democracia y el fomento de un nuevo Estado guineano de derecho.

TERCERA y última dimensión. Se refiere a la reforma y la reorganización de la sociedad guineoecuatoriana. Cuando la inmoralidad de los gobiernos nguemistas irrumpió de forma brutal en nuestras vidas en 1969, arruinando nuestra existencia e implantando la dictadura como sistema político, aquello ha conllevado la perdición de valores cívicos y morales de una sociedad guineana emergente, así como el derrumbamiento de todas las estructuras del nuevo Estado. Será pues, responsabilidad moral y política de todos los demócratas guineanos, de hombres de bien cargados de honestidad, de las fuerzas políticas y de la sociedad civil dedicar esfuerzos para el saneamiento social, político, económico y cultural del país.

Pero desde esta reflexión, quisiera acordar importancia a la primera dimensión, para llamar la atención de todo guineoecuatoriano de bien sobre la seriedad y la profundidad con que debemos abordar el tema de los fallecidos durante la dictadura. Todos ellos son: padres, madres; hijas, hijos; hermanas, hermanos; tías, tíos; abuelas, abuelos; vecinas, vecinos; amigas, amigos; compañeras y compañeros. Nuestros seres más queridos que ya no se encuentran entre nosotros y los familiares desconsolados. Todos ellos, sin distinción, merecen recibir por nuestra parte un trato preferente, acordándoles el Estatus de HÉROES DE LOS PUEBLOS DE GUINEA ECUATORIAL. Unos, por haber sido asesinados de forma vil y otros, por haber degustado las hieles de la represión dictatorial de forma directa [¿se quedarán exentos de recibir este trato aquellos que no creen que la dictadura de hoy es tan sanguinaria como la de los primeros once años de la Guinea independiente? Para éstos, siempre quedará una puerta para que puedan arrepentirse].

Comprendo perfectamente que éste es un tema que ocupará el primer punto en la futura agenda de diálogo para la consecución de una Guinea renovada y democrática.

Pero por insinuarlo aquí, quiero expresar un caluroso homenaje personal a los fallecidos y a todas las víctimas de la dictadura. Que sepan que en mi interior les tengo acordado un lugar especial y un monumento memorial con los nombres y apellidos de todos ellos, para que sus almas encuentren la tranquilidad que no tuvieron en vida.

La crueldad salvaje de las dictaduras ha ladeado y sepultado bajo tierra ilusiones de vivir en libertad y en democracia de muchos pueblos de éste planeta. Son vestigios que nos quedan de las conductas más ásperas que ha conocido la humanidad.

El precio que pagan las personas por recuperar la honra y la libertad suele ser en demasía altísimo para algunos pueblos, cuando éstos están siendo socavados por ese mal. Por desgracia nuestro país, Guinea Ecuatorial, es hoy escenario natural de una realidad perversa y surrealista, sus pueblos sufren en estos momentos el drama de una de las dictaduras más inhumanas de nuestros tiempos; sus habitantes lloran en silencio a sus hermanos muertos como consecuencia de esa lacra que asola el país desde que accedió a la independencia. Por eso, creo que lo que estoy planteando no es una cuestión que se deba desviar para simples conjeturas. Se trata de preguntarnos sobre qué valor tiene la vida de las personas en sociedades donde la ignorancia y la obstinación por eclipsar la luz de la razón se conviertan en una práctica habitual en aquellos cuya responsabilidad es administrar el orden y la justicia social igual para todos.

Los habitantes de este país jamás han disfrutado de la libertad, están en permanente duelo incluso muy antes de que Guinea fuese configurada como una realidad geopolítica con identidad propia dentro del concierto de naciones. Cabe preguntar: ¿La dictadura de los nguema surgió al azar?, ¿Existe pues una clara conexión entre la dictadura colonial y la dictadura guineana?, o lo que es lo mismo, ¿la situación de dictadura que arrastra Guinea Ecuatorial desde 1969 es parte de la herencia de la dictadura colonial? Creo que serviría poco cuestionar aquí una respuesta afirmativa. Bien es cierto que las dos situaciones políticas, la dictadura actual y la colonial, transcurren en momentos y en circunstancias distintas. La etapa de la opresión colonial fue también otra de las facetas más dramáticas y oscuras de nuestra historia nacional. ¿Quién sabe cuántas personas perecieron en la Guinea Española durante la dictadura de Franco? Jamás lo sabremos.

Cuando en los albores de la independencia, el 20 de julio de 1968, el dictador Franco, dirigiéndose a los habitantes del nuevo país, se precipitaba a decir: “Vosotros sabéis que España no ha sido nunca colonialista, sino civilizadora y creadora de pueblos, que es cosa bien distinta”. Era una forma de esconder la verdad sobre parte de su actuación durante la nefasta colonización de los territorios de Guinea Española, para que nunca se sepa lo que ocurrió. ¿España civilizadora y creadora de pueblos?

Los ejemplos de ese ingenio creador los tenemos en la Cuba de Fidel Castro, en Venezuela de Hugo Chávez o en la Guinea Ecuatorial de Teodoro Obiang…

Este discurso de Francio anunciaba lo que iba a ocurrir y ocurrió en relación con Guinea Ecuatorial. Pronto todos los temas relacionados con la ex colonia y toda información sobre el nuevo país, serían declarados MATERIA RESERVADA… España y los sucesivos gobiernos que han precedido al franquismo han tratado de inhibirse de sus responsabilidades histórico-políticas y han trabajado siempre en la línea de ocultar incongruencias cometidos en la Guinea Española, manteniendo al mismo tiempo una relación de complicidad traicionera con los regímenes sanguinarios de los nguema y sus colaboradores, abandonando a su suerte al pueblo guineoecuatoriano. Hoy esa actitud por desgracia no ha cambiado, sino que cuando menos se ha manifestado de forma desvergonzado con el gobierno de J. Aznar. El petróleo se halla en la base de esa actitud deshumanizadora. Acallar pues estos elementos de juicio, sería un escarnio para nuestra conciencia colectiva como pueblo.

Los líderes de los movimientos independentistas, muchos de sus colaboradores, así como la población indígena, fueron objeto de persecuciones, de asesinatos, de encarcelamientos indiscriminados y todo tipo de malos tratos por parte de los colonos españoles. Hasta la fecha de hoy España no se ha molestado ni se ha dignado a reparar esos daños. No se puede ignorar hechos históricos como éstos, cuando tratamos de escarbar datos, donde quiera que hayan sido ocurridos, en qué momento o en qué circunstancias para hacer memoria y justicia a favor del sufrido pueblo de Guinea Ecuatorial. Se trata de desvelar los orígenes y la razón de nuestro padecimiento.

Si a estas alturas de nuestra convulsa historia, estamos convencidos de que, Acacio Mañé Elá, Enrique Nvó, y otros muchos anónimos, son NUESTROS HÉROES NACIONALES, porque fueron asesinados por las autoridades españolas durante la dictadura colonial, por haber alzado sus voces en reclamo de la libertad y la independencia para los pueblos de Guinea Ecuatorial; ¿por qué entonces no vamos a consentir la misma consideración de héroes a nuestros hermanos que están siendo o han sido asesinados por la dictadura de los nguema y su círculo de colaboradores de ayer y de hoy con nombres y apellidos?
La memoria colectiva guineana y la de la comunidad internacional en sus múltiples informes guardan datos incuestionables sobre cómo y en qué circunstancias fueron asesinados muchos hermanos nuestros. Basta con asomarse a los informes y denuncias de Amnistía Internacional, de las asociaciones de derechos humanos de Suiza y de Bélgica; los expedientes de Anti Slavery Society de Londres sobre trabajos forzosos y el informe del señor Robert Klinteberg y cómo no, los libros de nuestro compatriota Donato Ndongo, entre los que se destaca, Historia y tragedia de Guinea Ecuatorial.

Desde el fondo del océano Atlántico que baña nuestras costas, pasando por los terrenos de Ngolo Ayop, sin olvidar el espeluznante penal de Blanck Beach y otros centros de reclusión bestial, se puede extraer escalofriantes testimonios que resumen el drama. Esos lugares, en mi opinión deberán ser desvelados y destruidos, y en su sitio erigir estelas en recuerdo de todos nuestros compatriotas que encontraron la muerte aquí. Sus sudores de sufrimiento, su sangre, y sus cenizas simbolizan la lucha del pueblo guineoecuatoriano por la libertad y la democracia que todavía no hemos alcanzado.

Esos mismos testimonios nos recuerdan por ejemplo que, Julián Esono Abaha, ex-embajador en Francia; Pedro Motú Mamiaga, el militar que atrapó a Macias; Martín Puye Topete, miembro del MAIB que fue; Justo Momo Bocara, ex-ministro de justicia del primer y único Gobierno democrático de Guinea Independiente; Jesús Buendy Ndung, ex-gobernador del banco de Guinea; Bonofacio Ondó Edú, primer Presidente del Gobierno autónomo; Edmundo Bosio Dioko, vice-presidente del único Gobierno democrático de Guinea, entre otros cientos de fallecidos en cárceles de todo el país, fueron igualmente asesinados injustamente por la dictadura de los nguema, debido a que algunos osaron en opinar en contra del estado de cosas que veían a su alrededor y exigieron libertad y democracia para los pueblos de Guinea Ecuatorial; otros acusados injustamente fueron eliminados a machetazos, ahorcados o ajusticiados tras pasar frente a un pelotón de fusilamiento. Otros en cambio fueron golpeados por la milicia en marcha con Macías o por los ‘ninjas’ del generalísimo Obiang, hasta morir.

Desgraciadamente, esos macabros hechos siguen produciéndose en estos momentos con una absoluta impunidad, porque los tiranos de nuestro país no se encuentran todavía en edad senil para que pueda desaparecer en ellos el porte brutal que les caracteriza y porque gozan también del apoyo de los gobiernos como el de España. Por eso el número de los que mueren y padecen bajo el signo de la opresión dictatorial sigue aumentando y hoy, aunque podemos atrevernos a pronosticar el fin de estos vientos de la muerte que siguen soplando en el país, lo triste es que la sociedad guineoecuatoriana ya es una sociedad de por sí mutilada por un entorno sociopolítico hostil, por las míseras condiciones que tienen que soportar sus gentes y también una acuciante falta de sensibilidad humana de sus dirigentes de turno.

Estoy convencido de que la lucha contra la dictadura, contra los que matan impunemente, solo puede resultar efectiva si levantamos un movimiento solidario a favor y en memoria de todos los fallecidos por la causa de la libertad y la democracia. Será una forma de poner en evidencia a los autores y una manera de recordarles que la impunidad de la que hoy disfrutan encontrará respuesta en la firmeza y en la contundencia de la justicia. Precisamente ese movimiento solidario que surja como consecuencia del recuerdo a nuestros hermanos, nos hará fuertes. Nos hará capaces de vencer la bestia dictatorial. Silenciaremos para siempre su rugido salvaje y la ferocidad caníbal que lleva dentro.

Nos deberá animar un hecho: todas las víctimas y todos los que han encontrado la muerte durante la dictadura de los nguema y la pléyade de sus colaboradores, esperan de nosotros algo más que la simple condena de la dictadura. Esperan que hagamos memoria y justicia, para que sus almas puedan descansar en paz y establezcan con el pueblo guineano el deseado sincretismo espiritual en un momento en que debemos confiar en nosotros mismos para acabar con los dictadores de nuestro país.

La situación actual de Guinea Ecuatorial ha provocado hastío hasta la saciedad en los ciudadanos. La represión política que el régimen ejerce sobre la población convierte a nuestro país en un lugar de supervivencia. El actual régimen, como causante del drama que sufre Guinea, no muestra síntomas de constricción que pueda suponer la asunción de responsabilidades políticas y de derecho por los daños causados al pueblo guineano. Se aleja cada día de la razón reconciliadora para mantenerse cobarde y hermético en su actitud violento, arrogante y prepotente profanando cada vez más el prestigio internacional del país y sus legítimas aspiraciones a la paz, la libertad y de democracia.

Toda Guinea es una cárcel natural; aquí se escenifica el trato más repugnante al ser humano, es el santuario de miseria y de muerte. La autoridad tribal que la gobierna no escatima impulsos represivos para aniquilar todo indicio lógico de protesta de los que vemos en su actuación un peligro para la construcción de la democracia y el futuro bienestar de los pueblos de Guinea Ecuatorial.

A día de hoy no existen estadísticas oficiales, ni falta hace para ellos, que nos revelen con exactitud el número de guineoecuatorianos muertos en los últimos 30 años de nuestros verdugos, lo único que sabemos para nuestro infortunio, es que durante la década 69-78 uno de cada quinientos ciudadanos guineoecuatoriano había sido ejecutado. Y sabemos también que de 1979 a 2003, es decir, 25 años después, ha habido otros tantos asesinatos que todo el mundo recuerda y están ya recogidos en la siniestra cronología de la historia de este país.

Por todas estas razones, el recuerdo a todas las víctimas de la dictadura, viene a ser un derecho y una responsabilidad que debemos atribuirnos, para que los esfuerzos del régimen por desmemoriar a todos los fallecidos y sus víctimas tienen que ser combatidos desde una acción política solidaria, racional y objetiva de todas las fuerzas democráticas de nuestro país.

Guinea Ecuatorial necesita hoy unos dirigentes responsables y convencidos demócratas, que respeten la dignidad de su pueblo y procuren su prosperidad y bienestar.

Éste es un país pequeño en términos demográficos y también por su extensión geográfica. Sus riquezas son abundantes, suficientes como para garantizar un desarrollo integral de todos sus pueblos y regiones. Pero el padecimiento de sus habitantes es tanto inconmensurable como incomprensible, simplemente no hay razón ni derecho para que se dé una situación tan incoherente y antinatural como esa. Los pueblos de Guinea Ecuatorial no pueden seguir sobrellevando un doloroso existir viviendo ajeno a la suerte que han tenido aquellos conciudadanos que por desgracia ya no viven entre nosotros.

Por eso, los que creemos en otra Guinea diferente a la actual, los que soñamos vivir en una Guinea Ecuatorial democrática, sólida, próspera y respetuosa con sus ciudadanos, debemos asumir sin complejos nuestras responsabilidades teniendo siempre presente el profundo recuerdo a todos los fallecidos. Ninguno de ellos ha de quedar en el anonimato, pues nuestra conciencia no hallaría la tranquilidad y la paz que añoramos en estos momentos.

Los días que sucederán al fin de la dictadura han de ser decisivos siempre y cuando guardemos la sensatez y el coraje de alejar desavenencias por un instante, para ganar en tolerancia y empezar a esculpir entre todos un nuevo escenario de convivencia para nuestro país. Creo sinceramente que desde la comprensión y las generosidades compartidas seremos capaces de complacernos en la incesante búsqueda de dar respuesta a cada una de nuestras dudas e inquietudes sobre el futuro de nuestra Guinea natal.

Pues hace tiempo que divagamos en discursos poco profundos. Hablemos pues de cosas que le interesan a los ciudadanos, hablemos del por qué somos como somos, personas con falto de prestigio y de consideración en el mundo, a pesar de que tenemos un país que es uno de los rincones del planeta más hermosos e inmensamente rico. Hablemos también del por qué tenemos que ser hipócritas ante nuestra propia realidad y no ser capaces de situarnos codo con codo frente la amenaza de un sistema sin tino ni sensibilidad moral, humana y política.

NOTA:
N’NAR NSIE, falleció en Madrid sobre las 20.h00 del día 12 de octubre de 2004, después de que sobre las 18.h00 sufriese una crisis de la que no pudo recuperar pese a los esfuerzos de los servicios sanitarios. Su memoria siempre prevalecerá entre nosotros.

La Asociación para la Libertad de Prensa y de Expresión en Guinea Ecuatorial, ASOLPEGE_Libre, de la que fue cofundador y Secretario General, le rinde un cálido homenaje. Que descanse en paz.

2 Comments

  1. Cuando veo a un guineoecuatoriano, con esta capacidad de analisis, me siento orgulloso de que hay otra Guinea Ecuatorial posible, y la dictadura pese a su longevidad tendrá fin, y este país tendrá un nuevo amanecer, tan cierto recoge el articulo el te de muertos, como que no hay una familia nuestro país que no llora un muerto a lo largo de esta triste memoria que lleva 47 años Dios y la Historia libere a los pueblos de Guinea Ecuatoria, un ingrediente para conseguir todo lo dicho, es la UNIDAD PAZ Y JUSTICIA sabias palábras que muestran que tuvimos unos antecesores en la lucha por la libertad, sumente sabios.

  2. Ramón, aunque te conocí por poco tiempo, exactamente en unas de esas reuniones en Malabo de la Asociación de Prensa de Guinea Ecuatorial (ASOPGE); mereces por todo lo alto el homenaje al que se te rinden hoy tus compañeros de prensa, que han reconocido tu grata labor en pro a la libertad de todos los guineanos.
    Me he visto obligado unirme a los redactors de este homenaje porque sé que tu muerte no ha sido en vano. Sino que has muerto como un héroe. Desgraciadamente, ésta página debería haber sido repleta por la participación masiva de mucha más gente que conmemora el aniversario de tu muerte. Pero como bien sabías de la suerte que nos ha tocado como guineanos, seguimos siendo insolidarios y menos patriotas. Un cáncer con el que se debe luchar si algún día llegaremos a tener éxito en un proyecto común. Adiós y que descanse en paz.

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