Javier Fernando Miranda Prieto-El régimen dictatorial de la República de Sudán, suele conmemorar el 30 de junio de cada año, como el “Día de la Revolución”, en memoria del golpe de Estado perpetrado en 1,989 por el actual dictador Omar Hassan Ahmad Al-Bashir.
Luego de la larga dictadura de Yaffar al-Numeiry (1,969 – 1,985) Sudán se enrumbó, con no pocas dificultades, hacia un inédito proceso democratizador. En 1,986 se realizan, por primera vez en su historia, elecciones libres y democráticas, en un país atravesado por una interminable guerra civil. Un largo enfrentamiento armado que dividió al país, entre la población del norte árabe-musulmán y el sur cristiano, animista y negro.
En ese contexto de desequilibrio militar y político, la fracción más integrista del ejército sudanés, encabezado, por el entonces brigadier Omar Al-Bashir, lleva a cabo un bien planificado golpe de Estado, que sepulta la embrionaria experiencia democratizadora que se había producido en Sudán. Desde ese 30 de junio de 1,989, el dictador sudanés controla todo el poder y ha embarcado a Sudán a guerras internas, disputas territoriales con sus vecinos y a un marcado desprestigio internacional. El inicio de este régimen despótico, que ya dura 26 años, es lo que la dictadura, en una fecha como hoy, celebra cada año.