Cualquier proceso de transición a la democracia que se lleve a cabo en Guinea Ecuatorial, ahora o después, ha de situar inexorablemente a la Oposición democrática en la disyuntiva de dialogar o no con el Régimen: no existe otra alternativa a estas dos. A decir verdad, del mismo modo que ninguna de ellas está exenta de severos inconvenientes, como lo demuestra la realidad, los argumentos favorables o contrarios a la adopción de una u otra tampoco son todos inconsistentes. En otras palabras, tienen parte de razón los partidarios o los detractores de sendas vías. Entonces, surge la inevitable pregunta de cuál habrá que escoger en las circunstancias señaladas.
Los detractores de la negociación con el Régimen fundamentan su posición en su desconfianza absoluta en el Presidente como consecuencia de los reiterados incumplimientos de los pactos ya concluidos, como el Pacto Nacional Vinculante, suscrito el 16 de marzo de 1993 entre el Gobierno y los Partidos Políticos (asodegue.org), y de las leyes anteriores, como la Ley nº 2/1992, de 6 de enero, de Amnistía General (diariorombe.es); o de las vigentes, incluida la misma Ley Fundamental, la Ley de Partidos Políticos o la Ley Electoral.
Y como es bien sabido, la primera transición, iniciada desde entonces, no ha sido, ni con mucho, muy fructuosa frente a las espectativas previstas, por adolecer de la ausencia de un factor clave en materia de compromisos: la obligación de las partes de cumplirlos de buena fe y con espíritu de cooperación, y teniendo en cuenta el objeto y fin de los mismos; incumplimientos atribuibles mayormente al Régimen. En este sentido, tienen razón los contrarios a retomar una iniciativa similar con los mismos interlocutores a estas alturas, sin que se aprecie un cambio relevante de circunstancias o una voluntad real a estos efectos.
En cambio, otros ven posible la transición a través del diálogo con el Régimen, en el entendido de que su transformación, aunque paulatina, hacia la tolerancia democrática solo es esperable si desde la Oposición se ejercen las oportunas presiones y reivindicaciones mediante su participación en el proceso. Se apoyan en la poca probabilidad de que Guinea Ecuatorial se transforme en Estado de Derecho por la sola acción del Régimen, o que este desaparezca de la noche a la mañana por acto mágico.
En nuestra opinión, el análisis para la determinación de la alternativa viable a tomar en consideración en el proceso de transición democrática en Guinea Ecuatorial, no debería hacerse en términos de quiénes llevan la razón –porque todos la llevan parcialmente–; sino en demostrar qué vía está más cerca de la realidad, cuál es la más realista o menos utópica.
En este orden de consideraciones, hay que señalar que los detractores del diálogo con el Régimen, en particular la CORED, y que exigen su dimisión en pleno y su retirada completa de la participación política, se enfrentan con una pregunta y una realidad sin respuestas. Y es que, a falta de tal renuncia voluntaria, ¿habrá que esperar todo el tiempo que sea para se produzca? Y en caso contrario, ¿hay alguna otra medida prevista?
En la misteriosa Carta de la CORED al Presidente Obiang, de fecha 10 de febrero de 2014 (diariorombe.es), se hace referencia al recurso a “otras vías de presión” para alcanzar sus objetivos democráticos si fueran desatendidas sus propuestas, que el Doctor Samuel se encargó de precisar más tarde en un comentario poniendo el ejemplo de la “Primavera Árabe”.
Con lo cual nos mantemos en nuestra afirmación de la inexistencia de otra vía distinta al diálogo o al no diálogo. Sin ser profetas, creemos, sin embargo, que en Guinea Ecuatorial no se dan ni se darán las circunstancias para que pueda producirse una revolución popular que desemboque en el desmoronamiento y caída del Régimen. La baja densidad de población en un territorio poco extenso; la disciplina del terror ante cualquier atisbo de manifestación pública, y el consiguiente miedo a severa represión por parte de las Fuerzas del Orden que cunde en los ciudadanos, son factores que juegan en contra de una hipotética insurrección popular. Motivo por el que hemos interpretado la alusión a “otras vías de presión” como una amenaza a hurtadillas al recurso a las armas. Y es que es la interpretación que nos resulta más realista.
Desde esta perpectiva, al exigir la dimisión incondicional y la desvinculación total del Régimen de la política, y al no poder producirse esto en los términos indicados, concluimos que este posicionamiento para entablar un diálogo político en Guinea Ecuatorial no es realista. No es que sus argumentos no sean ciertos, sino que parece no tener en cuenta la realidad de Guinea Ecuatorial. Ahora bien, hay constancia de que ultimátum como este ha surtido efecto en algunos países cuando la disidencia ha decidido adoptar la lucha armada como medio. Este no es nuestro enfoque en este comentario, sino el de las vías democráticas, como indica el título.
En el mismo utopismo incurren los defensores de la idea de la conveniencia de esperar la desaparición del Presidente para después iniciar el diálogo político. Al respecto, hemos dicho en otra ocasión que Obiang no es todo el Régimen. Este es una estructura clientelar de favores, en la que la fidelidad de sus miembros no es solo personal al Presidente, sino, sobre todo, al sistema de enriquecimiento más o menos ilícito, consumado bajo su amparo como forma de garantizar la impunidad ante otras vilaciones graves de derechos. De modo que los miembros del Régimen no van a retirarse a las casas cuando no esté Presidente en política.
Sentado lo cual, solo queda, a nuestro juicio, como alternativa viable, reemprender el diálogo como se hizo a principio del periodo señalado en el encabezamiento. Siendo verdad que el Pacto Nacional Vinculante no ha tenido todo el éxito que debió tener, ¿se puede menospreciar por ello el trabajo que llevó a cabo la Oposición democrática en aquellos momentos? ¿ Es justo negar que haya habido mínimos avances merced a las exigencias de la Oposición mediante la negociación con el Régimen? Tambien es indiscutible que el Régimen sigue manifestándose muy reacio a un cambio democrárico real, aun así, ¿quién está en condiciones de demostrar que el Régimen hubiese experimentado por sí solo algo de cambio?; ¿quién puede demostrar que el Régimen es mucho menos respetuoso con los Derechos Humanos que su predecesor?
Lejos de cualquier intento de resaltar la benevolencia del Régimen, con estos interrogantes –por cierto retóricos– queremos indicar que algo se ha conseguido en el terreno que nos ocupa, conscientes de su extrema insuficiencia con respecto al deseo mayoritario del Pueblo; y que ello no hubiese sido posible si la Oposición democrática hubiese cruzado las manos, y gestionado el futuro político de Guinea Ecuatorial confiando en el azar, casualidad o suerte, al estilo de los abstencionistas del no diálogo.
No se trata de negociar a cualquier precio, sino tomando en consideración todas las sensibilidades del País, escuchando a todos, incluidas las reivindaciones de carácter étnico o regional, y a los grupos que las representan. Si bien el Manifiesto de Madrid no engloba a toda la Oposición, sin embargo, puede que sus propuestas sean compartidas por muchas otras formaciones políticas y sociales no firmantes. Por lo que resulta fundamental que se tengan en cuenta en el proceso de Diálogo Político Nacional, para su credibilidad. Y hay que poner de relieve con el Escritor D. Donato Ndongo que el proceso debería iniciarse definiendo el camino, sus etapas y los objetivos, para su conclusión final en elecciones libres.
Mayor responsabilidad tiene el Gobierno y la Administración que, en vez de poner obstáculos en los trámites para la participación de los interesados, convendría ofrecerles todas las facilidades necesarias a este fin. El Diálogo Político Nacional habrá que durar todo el tiempo necesario para consensuar conclusiones sobre cada aspecto, calendarios electorales incluidos.
Eso sí, de no presentarse garantías mínimamante aceptables en el sentido arriba indicado, tendría que postergarse para el momento más apropiado. La Convergencia para la Democracia Social (CPDS), en tanto que principal partido de la Oposición e impulsor del diálogo, juega enormemente su credibilidad en este proceso. Si participa en él en solitario (solo junto con los satélites de la seudocoalición del PDGE o algunos intrusos recibidos en audiencia recientemente por el Ministro del Interior y Corporaciones Locales), o en las condiciones actuales, tendrá mucho que perder de la opinión pública y de su electorado.
El Observador
2 Comments
El problema de Guinea Ecuatorial no es irresoluble. Pero no se va a resolver dialogando con gente obtusa y obcecada –el Gobierno de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo- que no se da cuenta de que, si quiere que Guinea Ecuatorial se desarrolle y progrese de verdad, debe dejar de obsesionarse con “BE BUBIA BA KUM A KANAN”
Porque Fernando Poó es tan sólo el 7,25% (siete con veinticinco por ciento), y los hijos de Rio Muni -92,75% (noventa y dos con setenta y cinco por ciento)-, si de verdad quieren que su País progrese deberían dejar de pretender vigilar a los bubis “per sécula, seculorum” y abandonar Fernando Poó (si no todos, al menos en un 75%) para trabajar y desarrollar Rio Muni hasta en su más recóndito enclave.
Bisun, Bicurga, Ncuéfulan, Ncumekien, Añisok, Oyala, Momgomo, Alarmitang, Mabewolo, Aconangui, Nsorc, Akonibe, Micomiseng, Ncucumancok, Bata, Bolondo, Bumudi, Acurenam, Biyabiyan, Dumasi, Ekuku, etc., también son Guinea Ecuatorial.
El problema es que los hijos de Rio Muni no quieren (con sinceridad y humildad) desarrollar su País si no ser (todos ellos) Gobernadores en Baloeri, en Basakato, en Rebola, en Baney, en San Fernando, en Luba, en Riaba o, directamente, Presidentes de la República. Y el que ya es Presidente de la República no tiene mayores miras que sojuzgar al Pueblo Bubi de Fernando Poó, y no nos acaba matando a todos los bubis porque teme la reacción de los países vecinos.
El único diálogo que queremos -los bubis- mantener con nuestros carceleros riomunienses es: ¿cuándo nos dejan en paz y se van a su Oyala? Antes decían que no tenían capital; ahora ya tienen dos: Bata y Oyala.
“BE BUBIA BA KUM A KANAN”
“BE BUBIA BA KUM A KANAN”
“BE BUBIA BA KUM A KANAN”
“BE BUBIA BA KUM A KANAN”
“BE BUBIA BA KUM A KANAN”
¡¡¡Abajo el colonialismo!!!
He aquí mi Diálogo Nacional Vinculante.
La Isla de Bioko también es Guinea Ecuatorial y el territorio nacional es irreductible. Adherirse o separarse es algo que concierne a todos los guineanos. Podemos consentir o disentir respecto a los sistemas políticos o de gobierno, podemos estar en contra o a favor de uno u otro régimen. Pero la unidad territorial no es negociable.