Mi única política es el respeto, soy consciente que, los guineanos no piden sólo aceptan lo que les das, enfermos de hostias, el pueblo hemos comprendido que los héroes siempre llevan la vestimenta de villano bien escondida, debajo de todo ese traje de honor y promesas. En una selva en la cual los ratones se devoran a leones, los eruditos se convierten en charlatanes incapaces de poner en practica tanta teoría. Hay que tener en cuenta que muchos se ofenderán, pero es porque están sometidos bajo el peso de mis textos.
No me gusta la violencia, yo para pelear sólo uso mi boca, por eso mis palabras ante los insultos y los berrinches de algunos, son como la estatura de un gigante ante un enano. Soy consciente y me percato que, puedo ser capaz de perturbar la paz siendo pacifico, las palabras como un arma, desde mi punto de vista, tiene más efectividad que todas las balas habidas y por haber, muchos cuando no pueden con mis palabras, recurren a los insultos, intentan faltar al respeto, me atrevo a firmar que es un acción de ineptos, de un coeficiente mental menos cero, la boca dice choradas fruto de un cerebro inmaduro que rechaza la verdad y prefiere adulterar la realidad. La paz exterior, no puede existir, sino tienes paz interior.
La carne es débil y el hambre en Guinea pesa más que el honor en la conciencia, esto es tan verídico como los diez mandamientos, estamos atrapados en el tiempo como la historia, Guinea no avanza. Como si de una larva se tratase los guineanos están intentando metamorfosearse, hartos de ser extraños en su propio relato, ahora lo escriben, pero aun así, se niegan a llamarlo metamorfosis, como un recuerdo impregnado en el cerebro, el miedo actúa de cortafuegos, hay miedo de romper con el pasado, como si al andar se fueran a olvidar y sufrieran un cortocircuito cerebral, que les llevará a un reseteo completo, el miedo se ha convertido en un sello de identidad. Con el tiempo hemos aprendido a amar a nuestros verdugos y odiar o desconfiar de nuestros supuestos héroes. El guineano no sabe cuestionar al amigo, cuando este obra mal, no sabe reprender al amigo, ni castigarle negándole su presencia, sino todo lo contrario, se defiende al amigo, aun con una nueve milli en la mano y los sesos de un desafortunado en la mano, se defiende al amigo y se le premia, por todo aquello que en otro individuo sería motivo de ganarse nuestra condena sin medias tintas.
Nadie está exento de cometer un error, yo cometo miles cada segundo que suelto y tomo aire, pero no me cierro en banda cuando se trata de corregirlos, estoy abierto a las criticas y los consejos, porque al final, sólo los ojos de los otros nos hacen querer estar hoy más guapos o guapas que ayer. Soy consciente de que quitarse las espinas es un duro trabajo, la única esperanza o desesperación está en la elección de una u otra opción, lo que llamamos el principio, es a menudo el fin y alcanzar un fin es llegar a un principio. El fin es el lugar donde empezamos.
No podemos estar toda la vida reviviendo a los mismo muertos o estar siguiendo los mismos tam tam en medio de un oasis. Estos y aquellos hombres que se le opusieron y estos otros que se opusieron a estos aceptan la naturaleza del silencio y están reunidos bajo un solo bando. Muchos hombres murieron olvidados y otros muchos viven si sitio ni aquí, ni allá, cuando pienso en esa gente poco recomendable que han jugado con la vida de otros, como si se tratara de soldados de plomo, me doy cuenta que son hombres sin linaje ni bondad. Sus conciencias han engordado como el cuerpo de un obeso y vaticino que en su mediocridad, a los que hoy consideran ejercicio de virtud, mañana serán los mismos que les azoten con sus propios palos y sus lágrimas serán, lagrimas de estupidez, purificando sus almas de esclavos.
Hay que renovarse, transfigurarse en otra forma, el ciclo interminable de la historia puede ser la servidumbre, pero también la libertad, librando el futuro como el pasado. A veces uno tiene que quemar su alma para volver a nacer puro, no es posible vivir con el mal en las entrañas y hablar de bondad. Hay que purificar el cuerpo, como las ideas y las palabras. Porque las palabras del año pasado pertenecen al lenguaje del año pasado y las próximas esperan otra voz. Si no puedes hacer algo, es mejor no empezarlo, todo en la vida, conlleva sacrificios, todo en la vida es tomar decisiones, posiciones, abandonar actitudes y abrazar criterios. Hay que sentir devoción por lo que a uno le puede llevar a la tumba y desembarazarse de todo aquello que pueda ser prescindible. No es posible querer comer una tortilla y al mismo tiempo no querer romper huevos para ello.
Para hacer surf debes mojarte, para apreciar el éxito haz de aprender primero del fracaso amargo que se repite y consume como el humo entre el viento. La sociedad guineana ha de sufrir un cambio sustancial en su ser, pero cuando alguien está en el transcurso de un cambio, se vuelve muy vulnerable, teniendo en cuenta aquella debilidad, muchos pueden pensar que el cambio no es necesario, pero la debilidad precede a la fortaleza, como el lunes al martes. Cada momentánea presencia empuja sin consideración a otra que la precedió, y es, a su turno, empujada por otra que la persigue.
Autor: Nguema Owono