El ex ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos reconoció este domingo a The Diplomat que antes de la detención de Francisco Nicolás Gómez Iglesias, más conocido como el pequeño Nicolás, se reunió con él en un restaurante madrileño para hablar de Guinea Ecuatorial.
El joven ha dado varias entrevistas este fin de semana en las que cita reuniones y encargos de varios dirigentes políticos, altos cargos y organismos oficiales como el CNI, pero todos los aludidos han negado tener relación con el pequeño Nicolás. Moratinos admite que le conoció recientemente pero niega que planificasen negocios “en áreas de Sanidad, Educación o Servicios de Inteligencia,” tal y como narró a El Mundo el joven acusado de delitos de falsedad, estafa y usurpación de identidad.
El ex jefe de la Diplomacia y el pequeño Nicolás se conocieron en la famosa recepción del 19 de junio en el Palacio Real con motivo de la proclamación de Felipe VI. “Me lo encontré en la recepción del Rey, me asaltó y me invitó a comer. Yo soy gentil y amable con la gente, así que acepté su invitación”, relata Moratinos.
La cita se produjo en el restaurante Quintana 30, situado en el barrio madrileño de Argüelles, no muy lejos del paseo de Rosales y el templo egipcio de Debod. Moratinos eligió el lugar y allí, el pequeño Nicolás le empezó a contar “que había que hacer cosas en Guinea Ecuatorial”. En concreto, le propuso “algo de sentido común” como es impulsar un Consejo España-Guinea Ecuatorial, a semejanza del Consejo España-Estados Unidos que engloba a empresas de ambos países desde hace años. “Era una idea original, que consideré que podía tener recorrido, y que consiste en reunir a las grandes empresas y que haya un buen entendimiento y una buena relación, que es mi política. No era ninguna novedad, pero bueno… esto me enseña que soy demasiado generoso”, reconoce tras ver el ruido mediático que se ha creado en torno al pequeño Nicolás.
El ex ministro citó días después al joven en su domicilio ante la insistencia en sus llamadas “Me di cuenta que conocía a unos y a otros, me enseñó las fotos que han salido y me dijo que ya no estaba muy contento con el PP. Me contó toda su historia de contactos con distintos interlocutores. Es un hombre hábil, que conocía este mundillo en el que nos movemos todos. Estaba informado y tenía contactos”, se justifica Moratinos. Para más inri, el joven le dijo que tenía “buenas relaciones con el CNI”.
Tras el almuerzo, el pequeño Nicolás empezó a llamar con insistencia al ex ministro para verse de nuevo con el argumento de que tenía que contarle “algo importante”. Moratinos estaba de viaje fuera de España y a su regreso, le citó en su propio domicilio.
“Estuvo cinco, a lo sumo diez minutos, no vio a nadie de mi familia como va diciendo por ahí, y se marchó. A raíz de ello, me bombardeó a llamadas de teléfono, sms y al final le dije me que dejase de molestar”, prosigue Moratinos. Tres semanas después, el pequeño Nicolás fue arrestado por la Policía.
El ex ministro trabaja desde hace años como comisionista de empresas españolas con intereses en la ex colonia española, al igual que el ex ministro de Defensa José Bono, y su labor ha sido reconocida por el propio régimen de Teodoro Obiang, quien le recibe cada vez que viaja a Guinea Ecuatorial.
Moratinos no está preocupado por la repercusión de este caso del pequeño Nicolás y subraya que no tiene nada que ocultar. “Es un chico joven que tiene una especie de fijación por el mundo político y de seguridad. En cuanto le vi dos veces, me di cuenta quién era. Como yo tenía una buena relación con Sanz Roldán (el director del CNI), sabía que si íbamos a ir los dos a un desarrollo de su propuesta, lo podía desenmascarar. Me contaba su historia pero yo podía contrastar si era verdad o era falsa”, concluye.
Fuente: plomatinspain.com
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Estafa fracasada del “pequeño Nicolás” en Guinea Ecuatorial (Elpais.com)
Reproducicmos a continuación la noticia sobre una estafa fracasada del “pequeño Nicolás” en Guinea Ecuatorial, extraída de elpais.com:
El ‘pequeño Nicolás’ intentó estafar más de 16 millones de euros a un banco guineano
La Policía evitó in extremis una estafa de más de 16 millones que Francisco Nicolás Gómez Iglesias, el ‘pequeño Nicolás’, preparaba contra un banco de Guinea Ecuatorial.
La presunta tentativa de estafa por valor de 20 millones de dólares se produjo en los instantes previos a la detención del muchacho de 20 años. Francisco Nicolás Gómez Iglesias, popularmente conocido por su alias, el ‘pequeño Nicolás’, fue arrestado por la Unidad de Asuntos Internos de la Policía Nacional el martes 14 de octubre en la madrileña calle de Zurbano, a escasos 200 metros del cuartel general del PP y a tiro de piedra de la Fiscalía General del Estado.
El pequeño Nicolás comenzó a fraguar su macroestafa a la vuelta del verano, al ponerse en contacto con los gestores del banco africano. Lo hizo, al parecer, en compañía de J. M.H., miembro de la alta sociedad madrileña, yerno de un antiguo altísimo ejecutivo del Banco Santander y él mismo ex ingeniero de la entidad financiera. La Policía investiga si este individuo, que denunció al chico por otro engaño de 25.000 euros, se convirtió posteriormente en su compinche, aunque de momento no hay pruebas concluyentes al respecto.
El presunto estafador se dirigió a la entidad financiera de la ex colonia española (donde posee numerosos contactos y en la que, según dice, quiso hacer negocios con el ex ministro Miguel Ángel Moratinos) para solicitar un crédito de 20 millones de dólares, la moneda más empleada en el mundo financiero del país presidido por el dictador Teodoro Obiang pese a que la de curso oficial es el franco CFA.
Fuga de España
El propio Francisco Nicolás Gómez Iglesias se jactó en una conversación con EL MUNDO de tener en marcha «un negocio de 20 millones de dólares en Guinea Ecuatorial» e incluso llegó a apuntar la posibilidad de fugarse a aquel país o uno caribeño «si las cosas se ponen feas». «Tengo un avión preparado para largarme cuando quiera», resumió. Cuando este periódico le preguntó cómo pensaba consumar sus planes teniendo el pasaporte retirado por orden judicial, apostilló: «No me hace falta ese papelucho para nada, yo me voy de España cuándo y cómo me dé la gana».
La garantía que puso encima de la mesa para hacerse acreedor de la confianza de los banqueros ecuatoguineanos fue una finca propiedad de J.M.H. en la provincia de Toledo. Y, como quiera que para acceder a un préstamo de semejantes proporciones es preciso garantizarlo con más de dos terceras partes de su importe, la presentó como una gran finca de caza haciendo ver que su valor de mercado superaba de largo los 10 millones de euros.
El problema es que lo que el chaval hizo pasar por un ‘fincón’ era poco más que un terreno con un chalé. Y la vivienda no era una casa en perfecto estado, ni por supuesto una mansión, sino más bien un inmueble derruido. ¿Cómo logró dar inicialmente el pego a los responsables del banco? Porque echó mano de una de las especialidades del joven más famoso de España: la falsificación. Retocó las dimensiones y las características de la finca en la escritura.
La Policía paró los pies al chico, salvando de paso al banco de un importante agujero financiero. Los agentes del Grupo IX de la Unidad de Asuntos Internos llevaban un mes siguiendo al pequeño Nicolás las 24 horas. Gracias a este marcaje se supo, además, que el pequeño gran impostor falsificaba todo tipo de documentos públicos en un establecimiento de reprografía digital de Madrid. Tal y como publicó EL MUNDO el viernes pasado, Gómez Iglesias fabricó informes del CNI, Vicepresidencia del Gobierno y Casa Real. No sólo eso: imprimió cientos de sobres y folios con el membrete de estas instituciones y se hizo con tarjetas de visita. Dependiendo de la ocasión, usaba uno u otro señuelo. Fuente: elpais.com.
Nota: es muy probable que la entidad bancaria objeto de la fallida estafa sea BANGE, donde la corrupción campa a sus anchas.
El Observador
El Presidente de la República arenga a los Parlamentarios a ser emprendedores ante la alta tasa de desempleo en la población
En los últimos tiempos, el Presidente de la República está recurriendo a la fórmula de interrumpir por unos minutos la lectura de su discurso ante un auditorio importante con ocasión de algún evento, para realzar algunos aspectos que considera de especial relevancia, y luego continuar con la misma. Es una fórmula que ayuda a atraer más la atención de los asistentes a las palabras del orador, y no resulta inoportuna siempre que las matizaciones guarden relación con el discurso principal. Pero, esto no ocurre siempre en los discuros del Presidente, que ha salido más de una vez del guión de su intervención.
Con motivo de la clausura del Segundo Periodo Ordinario de Sesiones del Parlamento Nacional, celebrada el 27 de noviembre, el Jefe del Estado ha resaltado en su discurso leído que “una política sin contenido económico nunca podrá dar la satisfacción del bienestar que necesita el Pueblo. El camino recorrido es mayor que el que queda por recorrer y hay que rentabilizar las infraestructuras. La agricultura, ganadería, pesca, la agroindustria y el fomento del turismo deben ser el punto de mira de nuestras actividades para el futuro de la Nación” (guineaecuatorialpress.com).
Teniendo en cuenta que en el citado periodo de seciones se han analizado los Presupuestos Generales de Gastos e Ingresos del Estado, no es ilógico que el Jefe del Estado recuerde en el Parlamento Nacional la necesidad de que sean adoptadas medidas favorables a la productividad a nivel nacional a efectos de creación de empleo y limitación de la dependencia externa en cuanto a los productos de primera necesidad. Lo raro es que se dirija a los Parlamentarios con la recomendación de que sean ellos quienes deban presentar sus “extensiones” (sus proyectos) con fines productivos, en el entendido de que, si cada Parlamentario llegara a tener una empresa de cinco trabajadores nativos, el paro disminuiría considerablemente y la autosuficiencia alimentaria crecería. O sea, que aliente a los Parlamentarios a ser emprendedores (esto, en la parte no leída del discurso).
Nosotros hemos echado un vistazo a la Ley Fudamental de Guinea Ecuatorial (Capítulo IV) para ver los derechos, obligaciones, atribuciones, privilegios, inmunidades e incompatilbilidades de los Parlametarios –Diputados y Senadores–, y no hemos hallado nada que les vincule con la función de que deban ser emprendedores. Se supone que en sendos Reglamentos Internos de la Cámara de los Diputados y del Senado, tampoco la hay. Entonces, ¿de dónde Saca el Presidente esta facultad?
Por otra parte, el que el Jefe de Estado arengue a los Parlamentarios a presentar sus proyectos como emprendedores, da por sentado que es para ser financiados por el Estado, un abono a la corrupción y una propuesta para anular la libre competencia. Porque, ante un proyecto presentado por un ciudadano cualquiera y otro, por un Diputado o Senador sobre una misma materia que requiera financiación estatal, las Autoridades competentes seleccionarán el del Parlamentario por puro corporativismo, al margen de su efectividad. De hecho, el mismo Presidente ha indicado en la misma sesión parlamentaria –siempre en la parte no leída del discurso– que esta invitación a los Parlamentarios se ha hecho también a la Corte Suprema de Justicia y al Gobierno. Lo que justifica hoy en día, a nuestro juicio, que cada Miembro del Gobierno tenga una empresa propia o sea socio en otra, con todos los daños colatarales que este sistema conlleva: discriminación en las adjudicaciones de obras y en la selección del personal; impago de impuestos al Estado sin que puedan ser reclamados de ningún modo; despidos improcedentes sin indemnización y cosas por el estilo.
Queremos referirnos de forma especial a una frase del discurso –Una política sin contenido económico nunca podrá dar la satisfacción del bienestar que necesita el Pueblo–, para recordar que, en los inicios del multipartidismo en el País, el mismo Presidente de la República solía decir que Guinea Ecuatorial no tenía problema político, sino económico. Es decir, que desvinculaba los problemas políticos de los económicos para transmitir al Pueblo la idea de que no hicieran caso a la Oposición democrática que, en su opinión, pretendía crear un problema que no había –el problema político–, y permanecieran siempre fieles al PDGE. Esta vez, la interrelación que observa entre los asuntos políticos y los económicos no es un cambio de opinión irrelevante, siempre que ambos se resuelvan adecuadamente, debiendo estar cada Órgano de Poder del Estado donde la Constitución le manda estar: el Gobierno, a diseñar políticas públicas de creación de empleo; el Parlamento, a legislar y a ficalizar al Gobierno; la Jisticia, a aplicar la Ley.
Por desgracia, todos los altos representantes de los referidos órganos son empresarios, al igual que los pertenecientes a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Y lo peor es que ni se interesan en leer bien o asesorarse de las cláusulas de los contratos de constitución de empresas con expatriados, quienes suelen meterles bastantes goles en los Tribunales de Arbitraje en caso de conflicto. Mucho peor todavía es que las condenas de indeminazión concernientes las pague finalmente el Estado de Guinea Ecuatorial y no esos seudoemprendedores. Hagan un repaso de lo que en tal concepto ha gastado Guinea Ecuatorial hasta la fecha, y dígannos las cifras. Un buen tema para la investigación.
El Observador