La reciente catástrofe en Nepal me hace reflexionar sobre los españoles en general, y su infantilismo genérico. Veintitantos años de gobiernos socialistas no pasan en vano, y han dejado una huella indeleble en la mentalidad de los ciudadanos, cada día más súbditos, y cada vez más borregos.
La gente se ha acostumbrado a pedir todo a “papá Estado”, incluso cuándo uno viaja a un país extranjero, soberano, dónde España no puede intervenir…, salvo autorización expresa al respecto. Viajar a países tercermundistas es lo que tiene: la sanidad es prácticamente inexistente, la política es corrupta, las carreteras son intransitables, etc. Y todo eso no es culpa del gobierno, sea este del PP o de la PSOE…
Vaya por delante mi afecto y respeto por las víctimas de la catástrofe, sean éstas nepalíes, españolas o de cualquier otro país, incluso apátridas. Y siento mucho las enormes pérdidas, como cualquier persona bien nacida. Pero de ahí a extraer consecuencias en contra del gobierno español, o que se utilice este asunto como un arma arrojadiza contra el PP, en plena época electoral –más bien debacle-, va un abismo. Los gobiernos –más bien desgobiernos- socialistas han acostumbrado al sufrido pueblo español a ser vasallos, súbditos, que viven de la subvención, del desempleo, de las ayudas sociales, de los empleos “por enchufe”. Todo menos cultivar la cultura del trabajo, del esfuerzo, del mérito, en síntesis, la aristocracia social, el triunfo de los mejores.
Ayer veía a una señorita hablando en televisión (todo mi respeto hacia ella, pues creo es hija de un montañero desaparecido) “exigiendo” al gobierno español que les informe diariamente de la búsqueda de las personas desaparecidas… ¡Cómo si eso fuera tan fácil! España no pinta nada en Nepal. Por no tener, ni siquiera tenemos embajada, sino una simple cónsul honoraria, según he visto en la web del ministerio de asuntos exteriores, es decir, prácticamente nada…
Y a un país tercermundista, que se ha quedado sin las pocas infraestructuras que tenía, con la mayoría de los edificios oficiales y privados derruidos, y miles de muertos en sus calles, no se le puede exigir nada…, pues son incapaces de atender todos los grandes y graves problemas que tienen.
Los españoles haríamos bien en pensar a dónde viajamos, en asumir los riesgos correspondientes, y en dejar de ser niños grandes. Que España puede atendernos medianamente bien, dentro del territorio nacional, pero que una vez en cualquier otro de los doscientos países que hay en el mundo –más o menos-, ya no es responsabilidad del gobierno la solución de nuestros problemas, sino que es una responsabilidad propia y personal.
Que ya somos mayorcitos para hacer lo que queremos, y por tanto, asumir las consecuencias de nuestros actos.
Ni más ni menos.
Ramiro GRAU MORANCHO,
Abogado, Profesor Universitario de Derecho y Académico Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.
2 Comments
En Guinea Ecuatorial pasa lo mismo. Muchos españoles vienen aquí y se creen «con derecho» a exigir las mismas prestaciones que en España, cuándo somos un país del tercer mundo, y nuestra sanidad, carreteras, educación, etc., son peores que los españolas…
Como decía mi madre, cuándo uno da lo que tiene, no se le puede pedir más. Pues eso.
muy mal tenemos k horar y pedir a dios k todo eso cambie