Paul Biya, en un eufórico discurso anuncio una millonaria inversión de 1,500 millones

Esta semana el presidente de Camerún Paul Biya, en un eufórico discurso anuncio una millonaria inversión de 1,500 millones de dólares para la modernización de la ciudad portuaria de Douala, la segunda ciudad y principal centro económico del país. Este gran proyecto tendrá como meta el año 2025 y será financiado según el presidente “por diversas fuentes”, lo cual quiere decir que vendrían principalmente de los recursos que generen los ingresos petroleros y de líneas de crédito internacionales.

Este faraónico plan de modernización de la ciudad portuaria, que fue gráficado con mapas y maquetas por doquier, incluirá: la creación de nuevos barrios, la construcción de vías urbanas, la modernización de la infraestructura de transporte y lo que es más importante la tecnificación y ampliación del muelle y del puerto de atraque. Aunque, el presidente se cuidó en no mencionarlo, este millonario proyecto de inversión es una imposición de los empresarios chinos para seguir invirtiendo en el país, dado las obsoletas y precarias condiciones que presentan en la actualidad este terminal portuario, por donde pasa más del 85% del comercio de Camerún.
Esta aparente buena noticia ha sido recibida con cierto escepticismo por los líderes de la oposición, dado que en los últimos meses se han estado realizando en diversas ciudades cameruneses numerosas y multitudinarias manifestaciones contra los intentos de reelección del presidente Biya, quien gobierna más de 32 años.

Paul Biya llegó al poder por un golpe de Estado en 1,982, destituyendo a Ahmadou Ahidjo, un megalómano que había gobernado Camerún desde su independencia de Francia en 1,960. Biya un aliado incondicional de su ex metrópoli, en el año 2008 modifica la constitución para quitarle límites a los mandatos presidenciales. Desde ese momento se han hecho recurrentes en todo el país las protestas contra la reelección indefinida del presidente. Por eso, este generoso anuncio presidencial de millonarias inversiones generadoras de miles de puestos de trabajo, que en realidad es un negociado bajo la mesa con los chinos, le sirve al gobierno de Biya y a sus tentativas de reelegirse en el 2016, como un recurso distractivo ante las numerosas y fuertes protestas populares.

Solo esperemos, que si se concreta esta inversión, esta mega-obra sea inaugurada en el 2025 por un presidente demócrata y legítimamente elegido por el pueblo camerunés.

Por: Javier Fernando Miranda Prieto