Por: Javier Fernando Miranda Prieto
El martes de esta semana, los ex presidentes centroafricanos François Bozizé (2,002-2,013) y Michel Djotodia (marzo-noviembre 2,013) finalmente se decidieron poner su firma en el llamado Compromiso de Nairobi, documento que trata de reconciliar a las partes enfrentadas en el conflicto armado, que vive desde hace más de dos años la República Centroafricana RCA. Mientras que los líderes de los grupos rebeldes Seleka (musulmanes) y Anti-balakas (cristianos) ya habían ratificado el texto final de este documento la última semana, los ex presidentes, luego de largas conversaciones con los mediadores, lo subscribieron en la sede del ejecutivo keniata y en presencia del presidente de ese país Uhuru Kenyatta.
Más que por la intervención de los mediadores, el cambio de opinión de los ex mandatarios, se debería al rechazo que generó en la comunidad internacional, la intransigencia de estos personajes a poner fin a este conflicto armado, sin dejar de lado, la necesidad de vigencia política, de ambos ex presidentes, ante la próxima convocatoria de elecciones presidenciales.
El Compromiso de Nairobi, bajo el impulso del Presidente congolés Denis Sassou N’ Guesso y la mediación del mandatario keniata, prevé un acuerdo de alto el fuego, el compromiso de no perturbar la organización de las elecciones e impulsar y preservar el proceso de transición. Recordemos que un acuerdo similar ya había sido firmado en enero pasado, en donde se consignaba dos temas polémicos: la amnistía general y el cambio del actual gobierno de transición. Ambos temas fueron rechazados por el gobierno de Bangui y por la Comunidad Económica de los Estados de África Central CEEAC. Con la amnistía general se buscaba la impunidad de los brutales crímenes cometidos por ambos grupos rebeldes durante los dos últimos años, exculpación que incluía a los dos ex mandatarios de esa época. Una aberración jurídica que no se podía permitir.
Después, este texto fue enmendado en dos oportunidades más, quedando un documento final que recoge lo principal de los Acuerdos de Brazzaville firmado en julio del 2,014, que fue el primer acuerdo que trató de conciliar a las partes enfrentadas en este conflicto que se desarrolla en el corazón de África. Una guerra civil que surgió con el golpe de Estado de marzo del 2,013 y que derivó en una lucha encarnizada entre musulmanes y cristianos.
Los combatientes musulmanes del grupo Seleka, fueron acusados de cometer atrocidades luego de tomar el poder y en el mes de diciembre del 2,013 explotó la violencia entre ambas comunidades, que dejó más de 1,000 muertos en cuestión de días. Los rebeldes una vez en el poder, se convirtieron en bandas islamistas fanáticas que con machetes en mano, ingresaban a los pueblos para atacar a los infieles, a la pacifica población cristiana.
Como respuesta a estas atroces acciones, estas comunidades cristianas, convertidas en grupos de autodefensa, anti-balakas o anti-machetes, terminaron usando los mismos métodos y acciones sanguinarias que sus victimarios, generando una espiral de violencia demencial contra los rebeldes musulmanes. Una guerra sangrienta e incontenible, que con la consolidación del gobierno de transición en el mes de enero del año pasado y los acercamientos de las partes, se espera que se pueda llegar a un Compromiso de Paz definitivo.