Viven en una habitación alquilada que pagan con el poco dinero que consiguen reunir sus padres, «de familias muy humildes» y que hacen un esfuerzo enorme» a final de cada mes. Y, por eso, respiraron aliviadas cuando se enteraron de que -haciendo una excepción a la regla que establece que ‘el Principado no asume los tijeretazos de Rajoy’-, el Gobierno asturiano va a pagar su matrícula universitaria.
«Bufff». Eso responde Elvira Nchama cuando se le pregunta qué sintió cuando, tras remover cielo y tierra, supo que no tenía que regresar a su país sin un título universitario bajo el brazo, sin el futuro que vino a buscar hace tres años. «¿Cómo íbamos a volver a Guinea sin terminar la carrera? No podía ser posible que nos dejasen tiradas, porque es a lo que vinimos aquí: a estudiar. Era un palo tremendo para nosotras».
Y eso es lo que acaba de aprobar el Consejo de Gobierno del Principado: que las guineanas Elvira Nchama (23 años) y Clara Moñongo (22) puedan seguir en la Universidad de Oviedo durante este curso, en el que está previsto que concluyan sus estudios, gracias a que la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo asumirá el coste de sus dos matrículas. Una inversión que, según las estimaciones gubernamentales, asciende a un total de 2.466,90 euros. En el caso de Elvira, los correspondientes al abono de los créditos del último y cuarto curso de Relaciones Laborales y Recursos Humanos, mientras que Clara está a punto convertirse en la primera abogada entre los Moñongo Echebue.
Las mejores de Selectividad
Su historia común arranca con una prueba de Selectividad en Malabo, en la que se situaron entre los cien mejores resultados. La Embajada de España en Guinea lanzó entonces una convocatoria destinada a esos estudiantes brillantes, para lo que puso en marcha un programa auspiciado por la Agencia Española de Cooperación, la Fundación Universidad.es y la Conferencia de Rectores que las traería a distintas instituciones académicas del país.
A ellas, «la suerte» les tenía reservada la de Oviedo, y conocer «la hospitalidad de los asturianos», con los que Elvira se declara «muy agradecida», al igual que su familia, merced a un acuerdo por el que el Gobierno de España abonaba sus gastos de manutención mensuales, su matrícula, su seguro médico y un billete aéreo para regresar a su casa en verano. Una «beca renovable» curso tras curso y supeditada a que obtuviesen buenos resultados académicos. Hasta ahí, normal.
Pero todo cambió cuando estaban a punto de empezar tercero, «coincidiendo con el cambio» de signo del Ejecutivo central, recuerda Clara, que explica que, en un carta, la Fundación Universidad les informaba de que, «debido a los recortes, tenían que suspender el programa».
«Imagínate lo que sentimos. Estábamos en plenos exámenes y no teníamos cabeza para nada». Lograron mantener las ayudas ese curso, pero ya no este septiembre, a las puertas de cuarto. Y acudieron, «desbordadas», al Rectorado, que les contestó «que la Universidad de Oviedo no estaba pasando un buen momento, pero que hablarían con el Principado. Sólo pedíamos la exención de matrícula. Con los gastos, ya nos apañaremos nosotras. Nos dijeron que empezásemos el curso y que lo dejásemos todo en sus manos». Y la respuesta fue afirmativa.
Ahora, Elvira y Clara han de responder con sus calificaciones y la presión no es pequeña, porque la ayuda está limitada a este año. «Tenemos que aprobar sí o sí y después volveremos a Malabo. Aquí no encontramos ni prácticas, ¿cómo vamos a encontrar trabajo?». No se sorprenden «de que haya movilizaciones en las calles. Siempre pagamos los recortes los humildes, los que estamos intentando sobrevivir. No importa de dónde seas ni quién».
Fuente: elcomercio.es