Un recorrido por los barrios “marginales” de Guinea Ecuatorial (I)

Medidas de seguridad preventiva

Ellos tienen sueños, tienen aspiraciones, pero sobre todo, también tienen miedos, miedo a su propio entorno, por la inseguridad de no saber si llegarán al día siguiente ilesos de una agresión o un robo, propiciados por la estirpe de “verdugos” que se incuba en estas zonas, catalogadas como cuna y paraíso de delincuentes. Por eso, en la siguiente imagen, se nota cómo a pesar de su precaria situación económica, tratan de asegurar sus puertas contra estos robos y/o violaciones; estas rejas, no son sólo rejas, son barras de esperanza y seguridad; les hacen dormir  y salir de casa tranquilos, sabiendo que sus pertenencias estarán a salvo  de la ola de bandoleros que controla, de alguna forma, el modus vivendi de este tipo de zonas. Es una jungla. Y como tal, salir de la madriguera, tampoco favorece mucho a la supervivencia, pero qué se va a hacer, hay que buscar el pan. Y esto no es todo, seguimos…

Sueño de una vida afable

A pesar de todo, la ilusión sigue viva, el sueño de una vida cómoda sigue latente y luchan por ella, a pesar de tantas barreras que les ponen en muchas instituciones, por decir de qué barrio de Guinea Ecuatorial proceden, luchan por ello y casi logran una vida mejor, pero claro, no es nada fácil. En esta casa, mal pintada y situada en un entorno tan hostil y de precarias condiciones higiénico- sanitarias, sin mencionar la falta de urbanización, que de lejos ya grita su presencia,  nos encontramos con un aparato de aire acondicionado; por el panorama del entorno, parece desentonar el paisaje, pero cumple con una función vital, lo cual, según el PIB del país traducido en Francos Cefa, todas las casas deberían gozar (mínimamente).

Cocina al aire libre

Esperamos que hasta este punto no hayamos puesto ningún dato que suponga la cesura de este artículo, porque han sido solo verdades. Y continuamos con los tractores ruidosos, echando humo, viajamos al límite de combustible, pero con lo poco que nos queda, podemos hacer algo más, menos mal que nuestro recorrido está destinado a lugares donde el humo es parte de la vida cotidiana doméstica, si no, pensaríamos que con este que echa nuestros tractores, provocaríamos cierto malestar entre ellos, pero no, estamos como en casa, nuestro humo se ha encontrado un compañero, un fuego de cocina al aire libre, ahí, al lado de un estanque de aguas malolientes, incompatibles con la vida humana. En fin. Llegamos tarde y no pudimos encontrar ni la olla ni la comida, esperamos que lo hayan aprovechado; nos han contado que la comida cocida en este tipo de fuego tiene un sabor especial …

La basura, … una compañera de más

Con razón algunos rechazaron acompañarnos, no están acostumbrados a este tipo de vida, pero nosotros sí, y seguimos. Pero ¿piensan que verán esto por la tele?, ¿en Guinea Ecuatorial? … sigan soñando. Habría sido mejor venir con nosotros, porque con esta imagen, seguro, seguro que nuestro artículo no tendrá cabida en la programación de la tele. Pero no pasa nada, dicen por ahí que “lo que no mata engorda”, o peor, dicen que “el negro no muere por la suciedad”, por más descabellados que parezcan estos dichos populares, son la única explicación racional de que personas que vivan en estas condiciones sigan vivas, bueno “vivas”, si se puede llamar vida a esto. La basura es una vecina de más, una compañera como cualquiera, vamos, que te puedes encontrar con ella en cada rincón. Es lo normal ante los ojos de aquellos que se atreven a recorrer estos lugares, pero ¿y la salud?, sabemos que no son personas VIP, pero creemos que deberían ayudarles a cuidar más de su salud, para que cuando tengan que dirigirse a las urnas, al menos estén con fuerzas para soportar las largas colas. Es una idea que podría asociarse a otro dicho popular, según el cual, “un saco vacío no se puede parar”.

Hoy pernoctaremos aqui donde estamos, se nos ha agotado el combustible, y mientras gestionamos, nos sentimos como en casa.