Una práctica irregular pone en jaque la credibilidad de Punta Europa Aviación y alerta a la Guardia Civil en el aeropuerto de Madrid

Una práctica irregular pone en jaque la credibilidad de Punta Europa Aviación y alerta a la Guardia Civil en el aeropuerto de Madrid

Imagina que compras un billete de avión para volar de Madrid a Malabo, confiando en una agencia ubicada en el número 114 del Paseo de la Castellana, una dirección prestigiosa en el corazón financiero de la capital española. Subes hasta la planta 7, puerta 8, donde funciona Punta Europa Aviación, la empresa que se presenta como compañía aérea pero que, en realidad, actúa como una simple agencia de viajes. Te atiende María Angeles Ndong Alogo, Jefa de ventas, quien tras revisar tu documentación te entrega tu billete sin levantar sospechas. María Ndong es hermana de Irene Ndong y cuñada de María Cristina Mikue Obiang Nchama, ya que está casada con Pergentino Mikue Obiang Nchana.

Pero los billetes no se adquieren únicamente en la oficina de Punta Europa. También están disponibles en las oficinas de Plus Ultra Líneas Aéreas y en las de Summerwind GSA. Incluso es posible comprarlos el mismo día del vuelo directamente en un mostrador dentro del aeropuerto de Barajas. ¿Quién está allí, vendiendo billetes a última hora? María Ndong, nuevamente en el centro de la operación. 

Días después de adquirir el billete, te presentas puntualmente en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas. Te diriges al mostrador de Plus Ultra, la aerolínea que opera los vuelos chárter bajo el nombre comercial de Punta Europa Aviación. El procedimiento parece rutinario: facturación del equipaje, verificación de la documentación, entrega de la tarjeta de embarque. 

Sin embargo, entre el ir y venir de pasajeros, hay un detalle que solo los más familiarizados con el operativo conocen: existe un segundo punto de facturación, discreto y sin señalización alguna, ubicado en el extremo opuesto de la terminal, justo frente al restaurante McDonald’s. No hay rótulos ni carteles visibles. Está apartado de los mostradores oficiales, y su existencia pasa desapercibida para la mayoría de los viajeros.

Nada lo indica. Solo un detalle delata su función: una gran cantidad de voluminosos «equipajes bola» —esas maletas deformadas y repletas de objetos procedentes del almacén de Guines Importación Exportación SL— esperando a ser facturados. Es lo que internamente llaman el “mostrador de maletas autorizadas”, habilitado con la aprobación de María Cristina Mikue Obiang Nchama y gestionado por su hijo, Jacinto Ovono Envoro Mikue, el responsable de los equipajes del aeropuerto. 

Este punto no está anunciado en ningún sitio. Si preguntas por él, algún pasajero te lo puede señalar con un gesto cómplice, o puedes dirigirte directamente a Pergentino Mikue Obiang Nchama, presente en los mostradores de Plus Ultra, quien te indicará su ubicación exacta. Kongossa, como se dice en el argot popular: la red de boca en boca que sostiene el funcionamiento de esta logística clandestina. 

Pergentino Mikue Obiang Nchama, también conocido como Tino, cumple una función estratégica en el aeropuerto, según reveló su hermana María Cristina Mikue Obiang Nchama en una conversación grabada: “Tino, en el aeropuerto, sabe que esta persona es del gobierno, conoce a todos, sabe que este nos puede arrastrar negocio, este tal, tenemos que tratar tal a este. Aunque ha venido en económica, podemos darle estos privilegios, esto, lo otro. Sabes que no puedo decir todo eso, os lo digo, yo lo sé, yo lo sé. En general lo tengo solucionado.” Tino actúa, por tanto, como una figura clave de enlace que evalúa a los pasajeros —especialmente a los vinculados al gobierno— y determina qué trato especial pueden recibir, al margen de su clase de billete. Esta misión no figura en ningún organigrama ni ha sido reconocida oficialmente.

Según ha podido verificar Diario Rombe en una investigación exclusiva basada en documentación confidencial, grabaciones de audio y testimonios de empleados, este punto opera fuera del control oficial del aeropuerto, y sirve para facturar equipajes extra a nombre de pasajeros sin su conocimiento, que en muchos casos contendrían material presuntamente ilegal. 

La escena que parece sacada de una película de espionaje y parecía un viaje inocente se convierte en un peligroso engaño cuando, sin previo aviso, la Guardia Civil irrumpe a bordo del avión y te pide que bajes: tu nombre aparece vinculado a equipaje que tú jamás viste ni autorizaste. Todo esto —según nuestras fuentes— está orquestado por Jacinto Envoro Ovono Angue, hijo de la directora de Punta Europa Aviación, en connivencia con personal aeroportuario y familiares vinculados al régimen. “Lo hacen. No se puede, pero lo hacen”, resume un testigo.

Hoy, Diario Rombe destapa en exclusiva cómo, tras la fachada de una agencia legal, se esconde una red de transporte clandestino con implicaciones penales, que opera con total impunidad desde el aeropuerto de Madrid y bajo la sombra protectora del poder político ecuatoguineano.

Una maleta peligrosa y una aerolínea bajo sospecha

El 11 de noviembre de 2022 ocurrió un hecho extremadamente grave que no solo cambió la percepción de los clientes hacia Punta Europa Aviación, una agencia de viajes que se presenta como compañía aérea y que fue constituida el 20 de diciembre de 2020, propiedad de la familia de Alejandro Envoro Ovono y dirigida por su mujer María Cristina Mikue Obiang Nchama. También aumentó la desconfianza de los operadores aéreos internacionales hacia Guinea Ecuatorial.Una práctica irregular pone en jaque la credibilidad de Punta Europa Aviación y alerta a la Guardia Civil en el aeropuerto de Madrid

Ese día, el vuelo PU889 de la aerolínea Plus Ultra Líneas Aéreas, contratada por Punta Europa Aviación S.A., se disponía a despegar rumbo a Malabo, capital de Guinea Ecuatorial. Lo que parecía un vuelo rutinario se convirtió en una pesadilla para una de las pasajeras, cuando la Guardia Civil se presentó en la puerta de embarque para solicitar su presencia. Su nombre aparecía en una de las 151 maletas «autorizadas» por Jacinto Envoro Ovono Angue, responsable de la facturación del equipaje gestionado por la agencia.

La mujer, cuyo nombre se omite por razones de seguridad, fue trasladada a una oficina de la Guardia Civil en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas para inspeccionar su equipaje. Dentro de la maleta se encontró mercancía peligrosa prohibida en el equipaje facturado. Durante el interrogatorio, la pasajera aseguró que la maleta no era suya: le habrían pedido que la facturara a su nombre, pero ella no conocía ni se hacía responsable de su contenido.

Durante el largo interrogatorio, la Guardia Civil le informó que nueve bultos habían sido facturados a su nombre, y que uno de ellos contenía materiales peligrosos. La pasajera, visiblemente sorprendida, declaró que solo había facturado tres bultos por su cuenta, uno de los cuales incluso fue registrado por separado. Es decir, los otros seis equipajes fueron facturados unilateralmente sin su conocimiento ni consentimiento.

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Según ha podido confirmar Diario Rombe, Jacinto Envoro Ovono Angue habría accedido al manifiesto de pasajeros y registrado a su nombre una de las llamadas “maletas autorizadas”, que en realidad contenía material inflamable. Ese día, se facturaron 151 maletas con mercancía peligrosa, cuyo contenido era desconocido por los propios pasajeros. Aunque parezca surrealista, este incidente sacó a la luz una práctica presuntamente ilegal llevada a cabo por Punta Europa Aviación: la facturación de equipaje a nombre de pasajeros que no sabían lo que contenían las maletas, a cambio de pagos en efectivo, violando los procedimientos internacionales de seguridad aérea. 

La gravedad del asunto fue tal que la responsable de facturación del aeropuerto de Plus Ultra en Madrid alertó mediante un correo electrónico a Punta Europa Aviación: “esto puede tener consecuencias mucho más graves, ya que, al aceptar estos equipajes, no podemos detectar si contienen mercancía peligrosa porque el pasajero desconoce su contenido”. En el mismo correo, la responsable exigía a la empresa que revisará la situación y tomará medidas inmediatas para evitar nuevos incidentes. Añadió, además: solicitamos que se nos informe con antelación al vuelo del número total de equipajes autorizados y los datos del pasajero que llevará y se hará responsable de cada uno. Según tengo entendido, estas maletas no las trae el propio pasajero, sino una tercera persona, y eso no lo podemos aceptar”.

El plan para expulsar a Summerwind GSA de la gestión de equipajes

Los cientos de audios entregados a Diario Rombe revelan con claridad las intenciones de María Cristina Mikue Obiang Nchama, directora de Punta Europa Aviación S.A., no solo de apartar a la empresa Summerwind GSA —con la que, según sus propias palabras, Punta Europa mantiene acuerdos verbales para la gestión de equipajes—, sino también de sustituirla por una empresa controlada por su entorno familiar. Mikue Obiang afirma: “Y la parte de Samer —refiriéndose a Summerwind GSA—, vamos a hacer un contrato que si nos movéis un equipaje, vamos a tanto por ciento. Cuando no hay equipaje, no hay nada. Quedamos bien con Samer como Punta Europa”. Este contrato otorga a Summerwind GSA derechos exclusivos sobre un porcentaje de la carga en bodega del avión y un número determinado de plazas por vuelo. Es decir, lo que carguen y vendan —tanto en mercancía como en pasajes— representa un beneficio económico directo para Summerwind GSA, conforme a lo estipulado contractualmente.

Sin embargo, en otros fragmentos confiesa su verdadero objetivo: “Mi plan es sacar a Samer poco a poco. Empezar a acumular dinero en Punta Europa para que llegue un momento en que la misma Punta Europa flete a Plus Ultra sin tener que pasar por Summer”. La estrategia es evidente: eliminar intermediarios externos como Summerwind GSA y centralizar el control del lucrativo negocio de los equipajes en manos de la familia. Todo ello ocurre en el marco de la Terminal de Carga, el área del aeropuerto donde se realizan las operaciones más delicadas y menos supervisadas. 

En un audio grabado, María Cristina Mikue confirma a su interlocutor la existencia de un contrato formal con la plataforma WorldTicket, gestionada por la empresa WorldTicket A/S, una compañía danesa fundada en 2002 y con sede en Copenhague, Dinamarca. Otro aspecto revelador se encuentra en un audio donde María Cristina Mikue Obiang Nchama explica cómo se firmó el contrato con la plataforma de venta de billetes de avión WorldTicket. La relación entre WorldTicket y Summerwind GSA se basa en el papel de Summerwind GSA como intermediario comercial. Su rol principal fue poner en contacto a María Cristina Mikue Obiang Nchama, directora de Punta Europa Aviación, con la plataforma WorldTicket, facilitando el proceso para que Punta Europa pudiera utilizar sus servicios de distribución y venta de billetes de avión.

Sin embargo, el contrato con Worldticket fue firmado no con la Punta Europa Aviación S.A registrada en Guinea Ecuatorial., sino con la sociedad homónima Punta Europa Aviación S.L., registrada en el domicilio privado de Maria Cristina Mikue en Madrid (España) con CIF B06876056, a pesar de que esta última se encontraba inactiva y sin actividad comercial. Según la propia Mikue Obiang, se utilizó un contrato presuntamente ficticio entre ambas entidades —la española y la guineana— para simular actividad empresarial. Punta Europa Aviación S.L. obtuvo así la concesión de los servicios de Worldticket en base a un contrato inexistente en la práctica, una maniobra irregular diseñada para dar apariencia de legalidad y obtener ventajas contractuales de forma fraudulenta.

El oscuro negocio de las maletas autorizadas

Tras el grave incidente ocurrido en noviembre de 2022 con la Guardia Civil y la posterior advertencia de la responsable de facturación de Plus Ultra en el aeropuerto de Madrid, Punta Europa Aviación ha continuado con la facturación irregular de las llamadas «maletas autorizadas», muchas veces sin el conocimiento ni consentimiento de los propios pasajeros. La alarma volvió a encenderse el 21 de julio de 2023, cuando Plus Ultra envió un correo electrónico a María Cristina Mikue Obiang Nchama, directora de Punta Europa, en el que volvía a denunciar esta práctica. 

En el mensaje se expresaba con claridad el malestar de la compañía aérea: “Aprovecho este correo para enviarle el listado de equipajes autorizados del vuelo anterior, según lo hemos conversado en varias ocasiones, y que como bien sabes, es una cantidad importante que ha ido incrementando a lo largo de la operativa”. Para Plus Ultra, resulta sospechoso que una sola persona pueda facturar tal cantidad de bultos —conocidos internamente como «bola»— sin que los pasajeros estén al tanto. Para eso está la terminal de carga”, argumentan fuentes internas. De hecho, está operativa elude los controles de seguridad y aduanas, generando un riesgo real para la seguridad aérea.

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En uno de los audios, la propia María Cristina Mikue reconoce la ilegalidad del proceso: “Ese equipaje que movemos a mano nos va a traer malas consecuencias”. Pero aún así llevan más de cuatro años y medio operando así, porque nos genera miles de euros en beneficios sin declarar. También admite que esta red de equipajes surgió durante la pandemia, al margen de los canales oficiales: “Llegó la pandemia, paró todo, y en plena pandemia nace Punta Europa. Ahora que está Punta Europa, ese es un camino para nosotros con el tema del equipaje”.

El verdadero núcleo del escándalo está en el modus operandi liderado por Jacinto Ovono Envoro Mikue, quien, según reconoce la propia Mikue en el audio, se encarga de negociar los envíos de equipaje a cambio de comisiones pagadas en efectivo: “Punta Europa ha concedido a Jacinto que lleve lo del equipaje del aeropuerto porque eso va a traer sus consecuencias. Entonces, Jacinto es Punta Europa. Tú llegas a un acuerdo con él y ya puedes vender a tu precio, respetando que esto es lo que es de Jacinto. Lo normal sería que fuera sincero con él, porque si Summerwind vende, tiene un margen que Jacinto le debe abonar. Vende. Y Jacinto vende a 350€, porque 150€ es suyo. Él vende a 450€”.

Cómo funciona el entramado de las “maletas autorizadas” liderado por Jacinto Ovono

El sistema de facturación presuntamente irregular de equipajes operado por Jacinto Ovono Envoro Mikue —uno de los hijos de Maria Cristina Mikue Obiang Nchama— pieza clave del entramado de Punta Europa Aviación, sigue un procedimiento tan simple diseñado para eludir presuntamente controles aduaneros y generar beneficios económicos opacos. El procedimiento comienza cuando uno o varios clientes desea enviar una cantidad considerable de bultos —por ejemplo, 50 maletas— con destino a Malabo. Jacinto Ovono Envoro Mikue recibe los bultos en el aeropuerto, tal como pueden observar en las imágenes obtenidas por Diario Rombe. Los pesa uno por uno en la cinta del mostrador habilitado y cobra en función del peso de cada unidad. 

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La propia María Cristina Mikue Obiang Nchama, confirma que su hijo, Jacinto Ovono Envoro Mikue, es el principal responsable de la gestión de los equipajes especiales en el aeropuerto, conocidos como “maletas autorizadas”. Según las grabaciones obtenidas por Diario Rombe, esta actividad no se trata de una simple venta de servicios, sino de un sistema organizado en el que toda persona que entregue a Jacinto equipajes tipo “bola” recibe una comisión. Uno de los implicados, identificado por su camisa con el logotipo de la empresa, colabora directamente con Jacinto y participa en este circuito paralelo de facturación. Este individuo trabaja junto a Úrsula y Leo, empleados de Punta Europa, quienes se encargan de registrar y cargar las “maletas autorizadas” en la cinta transportadora del mostrador especial habilitado para esta operativa.

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Esta práctica ha provocado quejas formales tanto del proveedor de los vuelos chárter —Plus Ultra— como de AENA, ya que los bultos que se pesan en las cintas del mostrador y se facturan como equipaje convencional no pueden ser transportados por las cintas automáticas debido a su tamaño y peso excesivo, lo que genera atascos y colapsos en el sistema de facturación. Según un correo interno al que ha tenido acceso Diario Rombe, fechado en 2023, la aerolínea Plus Ultra recordó a Punta Europa la advertencia recibida por parte de AENA, en la que se les instaba a tomar medidas urgentes para frenar estas prácticas irregulares: “No indican que no podamos aceptar este tipo de equipaje, pero debemos tomar medidas, y en caso de que las cintas sufran algún daño debido a esto, será repercutido a nosotros o incluso se podría paralizar la facturación del vuelo”.

Acto seguido, esas maletas no se registran como carga oficial, sino como equipaje facturado a nombre de pasajeros reales incluidos en el manifiesto del vuelo, además, sin el conocimiento de los pasajeros que desconocen el contenido de los bultos. Una vez determinadas las maletas que se asignarán a cada pasajero, se imprimen las etiquetas de facturación y se colocan manualmente una a una sobre los bultos. Jacinto Ovono Envoro Mikue les toma fotografías y las envía por WhatsApp al receptor final en Malabo, junto con la descripción de las maletas (color, forma o cualquier rasgo identificativo). Así, cuando el avión aterriza, el receptor solo tiene que mostrar los justificantes recibidos y retirar las maletas sin contratiempos.

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Un negocio opaco y sin control aduanero

La clave del negocio está en que estos envíos no pasan por la Terminal de Carga del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas (también conocida como Centro de Carga Aérea), área del aeropuerto dedicada exclusivamente al manejo, almacenamiento, inspección y distribución de mercancías y carga aérea, separada de las terminales de pasajeros sino que se camuflan como equipaje personal de pasajeros. De este modo, se eluden presuntamente impuestos, tasas, aranceles aduaneros y cargos logísticos tanto en España como en Guinea Ecuatorial. En este esquema, todo ese circuito se esquiva deliberadamente.

Además, los pagos que recibe Jacinto Ovono Envoro Mikue por gestionar estos envíos son realizados en efectivo, es decir, en dinero B, lo cual evita presuntamente cualquier rastro fiscal o contable. Esta práctica ha provocado la indignación de la aerolínea Plus Ultra, que en un correo dirigido a Punta Europa subraya: «Una persona no puede facturar tantas maletas o bultos como equipaje. Para eso está la Terminal de Carga». El problema no es solo económico, sino de seguridad aérea: muchas de las maletas son asignadas a pasajeros sin su conocimiento, lo que implica que nadie —ni el supuesto dueño ni la compañía aérea— sabe realmente qué contienen.

Para ilustrar el absurdo de este sistema, una fuente con amplio conocimiento sobre las actividades de Punta Europa Aviación SA hizo una comparación gráfica: Es como intentar pasar por la cinta de facturación de equipaje un palé de yogures de Martínez Hermanos. Es exactamente lo mismo. No se puede”. De hecho, en uno de los vuelos investigados, se facturaron 151 bultos bajo este sistema, todos los cuales debieron haber sido enviados mediante la Terminal de Carga, tal y como exige la ley.

Dougan, el hombre clave en el aeropuerto de Malabo

El mismo procedimiento se aplica en el aeropuerto de Malabo, en vuelos hacia Madrid. Allí, se asignan los bultos a pasajeros sin su conocimiento, como si estos hubieran contratado una franquicia adicional de equipaje, lo que constituye una grave irregularidad. A ello se suma otro hecho clave: el llamado “vuelo caliente” es el trayecto Malabo-Madrid, no al revés. Los controles aduaneros son, por razones evidentes, más estrictos para los vuelos procedentes de Guinea Ecuatorial hacia España que en sentido contrario. 

Sin embargo, esto no significa que los controles en el trayecto Madrid-Malabo sean inexistentes. Al observar la forma en que se embalan los numerosos bultos y el modus operandi de las llamadas “maletas autorizadas” gestionadas por la familia Envoro-Mikue, resulta evidente que este procedimiento facilita la entrada en Guinea Ecuatorial de cualquier tipo de mercancía, incluyendo materiales peligrosos, sustancias tóxicas, explosivas, inflamables o incluso estupefacientes, sin que las autoridades tengan conocimiento del contenido real de estos equipajes.

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En este entramado entra en escena Walterio Dougan Dick, alias Nick, Jefe de Escala de Punta Europa Aviación en Malabo. Según la documentación obtenida por Diario Rombe, Nick habría autorizado estas prácticas, como se detalla en una auditoría interna de Plus Ultra a la que este medio ha tenido acceso. El informe revela que, durante una inspección, se detectó la facturación de equipajes a nombre de pasajeros que no estaban presentes físicamente en el aeropuerto, sin que mediara la intervención de ningún agente de asistencia ni personal autorizado por la aerolínea. Esto vulnera los protocolos de seguridad, ya que no se verifica la documentación ni se garantiza la integridad del equipaje durante su traslado, contraviniendo las normas básicas de la aviación comercial.

Este modus operandi fue denunciado de forma anónima mediante un correo enviado el 20 de abril de 2025 al Director de Seguridad y Emergencias, Óscar Nsue Mengue. En el mensaje, el denunciante adjuntó una captura del informe de facturación de equipaje derivado de una auditoría interna realizada por la propia compañía aérea Plus Ultra en relación con el vuelo PU888 SSG-MAD. El informe señala directamente a la mercantil ecuatoguineana Punta Europa Aviación S.A., como parte contratante de dichos vuelos chárter, y confirma que desde 2023 no se cumplen las normas básicas de facturación de equipaje por parte de esta empresa en el Aeropuerto Internacional de Malabo.

«Este informe viene a corroborar las numerosas incidencias y notificaciones dirigidas a la compañía transportista, así como la valoración de riesgos derivada de los múltiples pasajeros inadmitidos en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, interceptados por la Policía Nacional en la terminal de llegadas de los vuelos Plus Ultra–Punta Europa Aviación, al intentar ingresar en territorio español», concluye el denunciante.

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Guines Importación Exportación S.L.: La empresa discreta en el corazón de una red logística paralela

Según se desprende de estos audios, después de deshacerse de  Summerwind GSA, el objetivo final de Maria Cristina Mikue Obiang Nchama es entregar el negocio de gestión de equipajes en la terminal de Carga a Guines Importación Exportación S.L., una empresa vinculada estrechamente al círculo familiar del político y empresario Alejandro Envoro Ovono. Constituida en marzo de 2013 en Madrid, Guines Importación Exportación S.L aparece a primera vista como una modesta empresa dedicada al comercio mayorista de materiales de construcción, maquinaria industrial y vehículos. 

Con un capital social de apenas 3.100 euros y sin registros de facturación destacables en los últimos años, no levantaría sospechas para el ciudadano común. Sin embargo, esta compañía, administrada actualmente por María Cristina Mikue Obiang Nchama —figura clave en la gestión de Punta Europa Aviación S.A.—, ocupa un papel central en una red logística paralela operando desde la C/Jamaica 1, Nave 5 28806 Alcalá de Henares.

Lejos de limitarse a la importación y exportación convencional, Guines Importación Exportación S.L. funciona en la práctica como un engranaje crucial en un entramado donde se almacenan, movilizan y transportan equipajes fuera de los canales oficiales, tal como revelan grabaciones en poder de Diario Rombe. Administrada previamente por Pergentino Mikue —conocido en el entorno como “Tino”— y luego por Jacinto Ovono Envoro Mikue —ambos familiares directos de la actual gestora—, la sociedad sirve como fachada para maniobras que, aunque legales en su estructura formal, operan bajo lógicas informales donde el “boca a boca” y los gestos cómplices reemplazan a los controles institucionales.

Según documentación y audios en poder de Diario Rombe, esta compañía gestiona lo que internamente denominan como “maletas autorizadas”. Esta empresa se encarga de las maletas de aquellos clientes que, por diferentes razones, no pueden acudir personalmente a facturarlas el día del vuelo. Los usuarios entregan sus bultos con antelación en la nave de Guines Importación Exportación S.L., situada en la Calle Jamaica 1, Nave 5, en Alcalá de Henares. 

Allí se cobra al cliente en función del número de maletas y los kilos que desea enviar a Malabo. Esos bultos se almacenan hasta el día del vuelo, cuando se cargan en una furgoneta y son transportados discretamente hasta la puerta de embarque de pasajeros del aeropuerto. Desde allí, son trasladados con carritos portaequipajes –ver imágenes— hasta un mostrador habilitado exclusivamente para estas “maletas autorizadas”, evitando los controles habituales de seguridad y supervisión aduanera.

En los audios obtenidos por este medio, María Cristina Mikue detalla que eligieron esta logística alternativa para esquivar la vigilancia de la Guardia Civil, que —según sus palabras— ““Como Jacinto, antes de lo de Punta Europa, ya tenía la nave —refiriéndose a las instalaciones de Guines Importación Exportación S.L.—, los de Wamos Air nos dijeron que la Guardia Civil suele intervenir muchos equipajes cuando detectan acumulación en la zona de facturación, y eso suele acabar en multas”. Así, el uso de la nave de Jacinto Ovono Envoro Mikue, su hijo, se presenta como una solución diseñada para evadir inspecciones y mantener operativa una red paralela de facturación.

Equipaje en la sombra: hasta 60.000 euros por vuelo sin control aduanero ni fiscal

En cada vuelo con destino a Guinea Ecuatorial, se facturan más de 150 “maletas autorizadas” o “equipajes bola” a nombre de pasajeros que, en muchos casos, ni siquiera tienen conocimiento ni han dado su consentimiento para ello. Estas maletas son gestionadas por Guines Importación Exportación S.L., que cobra en su mayoría en efectivo por el transporte, según denuncias recogidas por Diario Rombe.

Un testigo anónimo implicado en el proceso afirma: “Hay alguna transferencia hecha por los clientes, pero muy pocas. La mayor parte de la facturación, Jacinto la cobra en metálico”. Se refiere a Jacinto Ovono Envoro Mikue, hijo de María Cristina Mikue Obiang y actual responsable operativo de la empresa. En cada vuelo, esta práctica presuntamente irregular puede generar beneficios de entre 30.000 y 60.000 euros, sin declarar y sin abonar tasas aeroportuarias ni impuestos aduaneros en ninguno de los dos países implicados.

Los documentos a los que ha accedido este medio, entre ellos facturas emitidas por Guines Importación Exportación S.L., revelan además que se transportan mercancías potencialmente peligrosas sin declarar. En una de las facturas aparece específicamente registrada la presencia de baterías de litio, un material inflamable cuya carga en las bodegas de los aviones está estrictamente prohibida. Pese al riesgo para la seguridad del pasaje, todo indica que a Punta Europa Aviación S.A —la compañía que opera los vuelos— le resulta indiferente poner en peligro la vida de sus compatriotas con tal de proteger este negocio encubierto.

A esto se suma la sospecha de que muchas de las facturas emitidas son presuntamente falsas o manipuladas. Cada documento presenta dos numeraciones distintas, y se han detectado saltos de hasta 320 números entre una factura y otra, lo que indicaría un posible intento de encubrir movimientos económicos no declarados. En los archivos revisados por Diario Rombe, estos desfases están claramente subrayados, reforzando la hipótesis de una contabilidad paralela y fraudulenta.

Sabadell exige explicaciones a Guines Importación Exportación S.L.

En septiembre de 2021, el Banco Sabadell —una de las principales entidades bancarias privadas de España— envió un requerimiento formal a María Cristina Mikue Obiang Nchama, solicitando información documental detallada sobre la empresa Guines Importación Exportación S.L. En el momento en que se emitió el requerimiento, esta sociedad mantenía una cuenta activa en dicha entidad. El banco, a través de su directora de negocios, explicó que la solicitud se enmarcaba en el cumplimiento de las obligaciones legales de seguimiento continuo de las relaciones comerciales, conforme a la normativa vigente en materia de prevención del blanqueo de capitales y financiación del terrorismo.

El requerimiento incluía: La declaración de la renta del último ejercicio fiscal del socio; una descripción detallada de la actividad económica de la empresa; documentación justificativa de las operaciones realizadas con determinadas personas y sociedades, entre ellas Jacinto Ovono Envoro Mikue y la empresa Exportaciones Guineval S.L; facturas, contratos, documentos de transporte, escrituras y cualquier otro documento que respaldara dichas operaciones.

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Además, el banco exigió información clara sobre el origen de los fondos ingresados en efectivo, incluyendo el motivo de dicha operativa y documentación acreditativa como facturas, contratos u otros documentos justificativos. En el escrito, Sabadell advertía: En el supuesto de que, en la fecha límite anteriormente mencionada, no dispusiésemos de toda la documentación y/o información solicitada, y sin que haya mediado comunicación por su parte que motivase o justificase su no aportación, o si la documentación presentada no nos permitiese cumplir con nuestras obligaciones legales, procederemos a adoptar medidas restrictivas sobre la entrada de fondos en dicha cuenta.”

La advertencia dejaba clara la posibilidad de bloqueo o limitación operativa de la cuenta bancaria, en caso de no recibir una respuesta satisfactoria. Todo ello, bajo el principio de buena fe contractual y en cumplimiento de la ley.


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