Amenazas y coacciones: La caza de «Kike Siale» por el Capitán de la Gendarmería Marcelino Ndong Ondo Nchama

Amenazas y coacciones: La caza de "Kike Siale" por el Capitán de la Gendarmería Marcelino Ndong Ondo Nchama

La historia de José Fernando Siale Buapache, conocido como “Kike Siale,” es un retrato escalofriante del abuso de poder y la corrupción que han contaminado el sistema judicial de Guinea Ecuatorial. Nieto e hijo de abogados, Kike Siale dedicó su vida al derecho, pero la dictadura que controla cada rincón del Estado lo forzó a huir de su país, bajo amenazas de muerte, coacciones y detenciones ilegales. Este es el aterrador relato de cómo la Gendarmería, respaldada por un sistema judicial cómplice bajo el mando de Francisco Evuy Nguema Mikue, destruyó su vida y su carrera, convirtiendo la justicia en una herramienta de terror.

Detención arbitraria y amenazas de ejecución

El 3 de abril de 2023, Kike Siale fue brutalmente detenido sin motivo legal, víctima de la arbitrariedad de Marcelino Ndong Ondo Nchama, Director General Adjunto de la Gendarmería Nacional. Sin ninguna orden judicial ni justificación, el abogado fue privado de su libertad y sometido a coacciones y amenazas de muerte. El abuso de poder fue descarado: un contrato de compraventa en disputa fue el pretexto para que el capitán desatara una persecución personal, utilizando su autoridad como arma de represión.

Esta detención no fue un caso aislado, sino la culminación de un patrón claro de hostigamiento, donde el aparato del Estado fue utilizado para venganzas personales. El capitán Ndong Ondo Nchama convirtió a Siale en un blanco, decidido a quebrarlo física y psicológicamente. Lo que debería haber sido un asunto legal civil fue transformado en una caza política, con el Estado sirviendo como verdugo.

Días antes de su detención, el abogado Kike Siale ya era objeto de coacciones y amenazas de muerte. Estas intimidaciones se originaron en un asunto relacionado con un contrato de compraventa, un negocio jurídico que, como cualquier otro, pudo haber presentado vicios en alguno de sus elementos esenciales. Sin embargo, aunque hubiese existido alguna irregularidad, bajo ningún concepto justifica la intervención del Capitán de la Gendarmería.

Este oficial, abusando de su poder y haciendo uso de los recursos del Estado para saciar su sed de venganza personal, decidió imponer su propia versión de la justicia. En lugar de resolver el conflicto mediante los cauces legales correspondientes, el capitán emprendió una cacería implacable contra Siale, utilizando la Gendarmería como herramienta de represión y sometimiento. 

La complicidad vergonzosa del Presidente de la Corte Suprema

En medio de esta pesadilla, Kike Siale buscó ayuda del Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Francisco Evuy Nguema. Pero en lugar de actuar como defensor de la ley y la justicia, Evuy Nguema eligió la cobardía y el silencio. A pesar de estar plenamente informado de la detención ilegal, las amenazas de muerte y las coacciones, decidió no intervenir, protegiendo así a sus aliados dentro del aparato represivo.

Este silencio no solo fue una traición a Siale, sino una traición a todo el concepto de justicia en Guinea Ecuatorial. El presidente de la más alta corte del país, quien debería ser el guardián de la ley, se mostró como otro peón de un sistema que sirve únicamente para consolidar el poder de la dictadura. Su omisión dejó a Siale a merced de los abusos de la Gendarmería, permitiendo que su familia también fuera humillada y retenida arbitrariamente.

Desamparado ante la privación arbitraria de su libertad, el abogado Siale Buapache recurrió a su esposa para que realizara una última llamada al Presidente de la Corte Suprema de Justicia, con la esperanza de que este interviniera y frenara la injusticia que estaba sufriendo. Sin embargo, dicha llamada no tuvo ningún efecto. El Presidente de la Corte Suprema, lejos de actuar con firmeza ante la flagrante violación de los derechos de Siale, optó por la complicidad del silencio, ignorando la arbitrariedad del caso y permitiendo que la injusticia continuara sin intervención alguna.

En su último intento desesperado, Siale contactó al Consulado de España en Malabo. El canciller del consulado, consciente de la gravedad de la situación, le aconsejó abandonar de inmediato la ciudad, ya que no podrían garantizar su seguridad si el Capitán de la Gendarmería lograba su objetivo: encarcelarlo en la temida prisión de «Black Beach», un destino mortal que el capitán había repetido en múltiples amenazas.

El robo del pasaporte y el exilio forzado

El 4 de abril, a las 11 de la mañana, el Capitán de la Gendarmería, Marcelino Ndong Ondo Nchama, llegó a su lugar de trabajo y, como si se tratara de una rutina habitual, ordenó la liberación del abogado Kike Siale de la celda donde había sido retenido arbitrariamente. Sin embargo, lejos de garantizar su libertad, el capitán le impuso una nueva humillación: envió a dos de sus ayudantes a acompañar al abogado hasta su domicilio, exigiendo que entregara su pasaporte.

A pesar de la flagrante ilegalidad de sus acciones, ya que no contaba con ninguna orden judicial, el Capitán y sus hombres irrumpieron en el domicilio de Kike Siale y confiscaron su pasaporte asegurándose de que no pudiera abandonar el país sin su consentimiento. Hasta la fecha, dicho documento sigue en poder del Capitán Ndong Ondo, quien, abusando de su posición y de los instrumentos del Estado, actuó con total impunidad.

Dos días después, en la madrugada del 6 de abril de 2023, el abogado Kike Siale, forzado por la constante amenaza a su vida y la serie de abusos que ya había padecido, se vio obligado a abandonar Malabo. Su partida hacia España fue un acto de desesperación, impulsado por la necesidad de proteger su integridad física frente a las coacciones, detenciones arbitrarias y amenazas de muerte que no cesaban.

Pese a su huida, el acoso del Capitán de la Gendarmería, Marcelino Ndong Ondo Nchama, no terminó ahí. Según relatan los vecinos de Siale, en los días posteriores a su partida, el Capitán ordenó montar un pelotón de guardia alrededor de su domicilio con la intención de detenerlo nuevamente. El objetivo: someterle a torturas hasta quebrar su resistencia. Esta operación demuestra no solo el ensañamiento personal del Capitán, sino también el uso de la violencia como una herramienta habitual de represión y control en Guinea Ecuatorial, donde las vidas de los ciudadanos quedan a merced de quienes ostentan el poder.

La paradoja de Francisco Evuy Nguema Mikue

Lo más grotesco de esta historia es la ironía final: el 25 de septiembre de 2023, mediante Decreto núm. 127/2023, José Fernando Siale Buapache fue nombrado Magistrado de la Audiencia Provincial de Bioko Norte. El mismo sistema que lo persiguió, encarceló y humilló, ahora le ofrecía un cargo judicial. Pero, a pesar de la oferta, Siale sigue sin poder tomar posesión de su cargo, ya que su pasaporte continúa secuestrado por el capitán Ndong Ondo Nchama y él, exiliado en España.

Amenazas y coacciones: La caza de "Kike Siale" por el Capitán de la Gendarmería Marcelino Ndong Ondo Nchama
Decreto núm. 127/2023 por el que Francisco Evuy Nguema Mikue nombra a José Fernando Siale Buapache Magistrado de la Audiencia Provincial de Bioko Norte

En una vuelta más de las crueles estrategias del régimen, Kike Siale fue nombrado Magistrado de la Audiencia Provincial de Bioko Norte sin su conocimiento ni consentimiento, mientras se encontraba exiliado en España. Según declaraciones hechas por el propio Siale a Diario Rombe, él cree firmemente que este nombramiento no fue más que una trampa orquestada por el Presidente de la Corte Suprema, Francisco Evuy Nguema.

Siale sostiene que Evuy, utilizando su poder y su influencia, planeaba atraerlo de vuelta a Guinea Ecuatorial para que cayera en manos del Capitán Marcelino Ndong Ondo Nchama, un aliado cercano del Presidente de la Corte Suprema. Esta supuesta maniobra no solo revela la colusión entre altos cargos judiciales y fuerzas represivas, sino que demuestra hasta qué punto están dispuestos a usar el sistema judicial para perpetuar la venganza personal y el control absoluto sobre aquellos que consideran enemigos. Siale, consciente de estos oscuros juegos de poder, decidió no regresar a Guinea Ecuatorial, evitando caer en una trampa que probablemente habría terminado en su encarcelamiento o, peor aún, su desaparición.

El Estado como máquina de represión

La historia de Kike Siale no es una excepción, sino un reflejo del verdadero rostro del régimen de Guinea Ecuatorial. En este país, el Estado no protege a sus ciudadanos, sino que los convierte en víctimas. La justicia es una herramienta de represión, los jueces son títeres del poder, y los abogados que se atreven a desafiar al sistema, como Siale, Mbomio, Jones, etc, son cazados y silenciados.

Guinea Ecuatorial es una dictadura, donde los derechos humanos no tienen valor y la ley es simplemente un instrumento para consolidar el poder de unos pocos. El caso de Kike Siale expone las profundas grietas de un sistema judicial corrupto y completamente sometido a los intereses de un régimen despótico. El abuso de la Gendarmería y la complicidad de las instituciones judiciales dejan claro que en Guinea Ecuatorial no hay justicia, solo impunidad.

El calvario de Kike Siale es un símbolo de la brutal represión que impera en Guinea Ecuatorial. Este abogado, que debería haber sido protegido por la ley, fue perseguido y destruido por un Estado que utiliza la justicia como herramienta de terror. Su caso es un llamado urgente a la comunidad internacional para que deje de ignorar los crímenes del régimen ecuatoguineano y se ponga fin a la tiranía que mantiene a un país entero bajo el yugo del miedo y la violencia.

Francisco Evuy: El arquitecto de la dictadura judicial en Guinea Ecuatorial

El nombramiento de Francisco Evuy Nguema como Presidente de la Corte Suprema de Guinea Ecuatorial en julio de 2022 es otro movimiento calculado del régimen para consolidar su control absoluto sobre el Poder Judicial, convirtiendo a los jueces en meros peones al servicio de una dictadura que utiliza la justicia como herramienta de represión y corrupción. Bajo su mando, la independencia judicial está prácticamente aniquilada. La centralización económica impuesta a través de la Cuenta Única Bancaria es solo la punta del iceberg de un plan para garantizar que ningún juez pueda actuar libremente sin someterse a la voluntad del Presidente de la Corte Suprema y, por extensión, al régimen.

Antes de su ascenso, los tribunales contaban con autonomía económica, como establece la ley, gestionando sus propios fondos de manera independiente. Pero con Evuy Nguema al frente, esa autonomía ha sido desmantelada. Ahora, todo el dinero que pasa por el sistema judicial está controlado por él, sin ninguna fiscalización ni transparencia. Este control total ha instaurado una corrupción estructural, donde los expedientes son priorizados según la capacidad económica de los litigantes. Los jueces, presionados por un sistema diseñado para fallar, ven en el soborno la única salida para mantenerse a flote en sus carreras profesionales.

El mito de los jueces “libres, independientes e inamovibles” que predica la ley es una farsa bajo la dictadura judicial instaurada por Evuy Nguema. Jueces como el de Akonibe ya no son más que figuras decorativas en sus jurisdicciones, limitados y amordazados por las órdenes que provienen de arriba, incapaces de ejercer la justicia de manera independiente.

Este nombramiento es la expresión más clara del desprecio del régimen hacia el Estado de Derecho. Bajo la sombra de Francisco Evuy, el Poder Judicial de Guinea Ecuatorial ha dejado de ser una institución al servicio de la justicia para convertirse en un mecanismo de control político y enriquecimiento ilícito. Los jueces ya no sirven a la ley, sino a los intereses de quienes sostienen la dictadura, consolidando aún más el autoritarismo rampante que asfixia a la nación.


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