El ministro del Interior y Corporaciones Locales, Clemente Nguema Onguene, investigado por su implicación en el derrocamiento de Obiang Nguema, presidió durante la jornada del pasado 29 de agosto la entrega de despacho entre el ya expresidente de la Corte Suprema de Justicia, Juan Carlos Ondo Angue y el actual mandatario, David Nguema Obiang.
Como exige el protocolo, el presidente saliente empezó su intervención agradeciendo al dictador su gratitud y reconocimiento por haberle conferido la distinción de presidir la Corte Suprema de Justicia. Asimismo, resaltó que el Poder Judicial no se ajusta a los principios organizativos que regula la Constitución, solicitando al ministro de Justicia e Instituciones Penitenciarias, Salvador Ondo Nkumu que “la reforma que se está llevando en curso se ajuste a la Constitución y a los estándares internacionales”.
En presencia de su sucesor, que fue uno de los posibles responsables del asesinato del magistrado José Esono, el presidente saliente repasó los episodios más relevantes de su labor al frente de la Corte Suprema de Justicia. Un trabajo que según él mismo afirmó “asumí con responsabilidad y rigor”. Según expresó en este tiempo “hemos contribuido desde nuestro ámbito al restablecimiento de los factores disfuncionales que propician las actuaciones desleales de algunos magistrados y jueces, imponiendo sin contemplaciones sanciones disciplinarias”.
Las relaciones entre el expresidente y el ex fiscal general, recientemente nombrado presidente de la Corte Suprema de Justicia, eran nulas. Una desagradable situación a la que también se sumó el expresidente del Tribunal Constitucional, Salvador Ondo Nkumu. Estos desencuentros fueron denunciados por Juan Carlos Ondo Angue en numerosas ocasiones. Incluso las constantes intromisiones de los que ahora controlan el Poder Judicial salieron a la luz en programa de televisión A Fondo.
Ante estas evidencias, el expresidente señaló “es imposible que el Poder Judicial funcione con total independencia, ya que algunas instituciones del Estado se adjudican la potestad de informar sobre el estado de la Justicia”.
De manera indirecta, y en presencia de una multitud de magistrados y jueces, les demostró que las detenciones a miembros del ministerio de Justicia que se produjeron en los últimos tiempos con falsas acusaciones no son acordes a las garantías constitucionales. Del mismo modo, aseguró de forma tajante que no existía prueba de cargo alguna contra el magistrado José Esono Ndong Bindang que se hallaba privado de libertad en las dependencias policiales hasta su fallecimiento en extrañas circunstancias. Tras su alegato, no dudó en rendir homenaje al fallecido.
Para los miembros más radicales del régimen de Obiang, su discurso fue interpretado como una muestra de ruptura con el sistema que gobierna el país con mano de hierro Guinea Ecuatorial desde el año 79, impidiendo cualquier ápice de apertura.
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«Es imposible que el Poder Judicial funcione con total independencia, ya que algunas instituciones del Estado se adjudican la potestad de informar sobre el estado de la Justicia». Más claro, gua. En Guinea Ecuatorial no existe justicia. El poder así llamado es un mero fantoche. Dentro de unos días se cumplirán 50 años de independencia. ¡50 años! Y no se ha hecho nada; hemos fracasado como país. Por eso creemos que otra Guinea Ecuatorial tiene que surgir y levantarse contra la opresión, la injusticia y la patética y mala gobernanza. ¡No queremos otros 50 años con otro Obiang!