El naufragio y la ofensa: “Malí ha de ser devuelto a los malienses

El naufragio y la ofensa: “Malí ha de ser devuelto a los malienses

Aminata Traoré

(Guin Guin Bali) Hace apenas unos días, la conocida ensayista y referente altermundialista, la maliense Aminata Traoré, enviaba desde Bamako a algunos amigos del exterior un texto que, por su importancia, Juan Montero ha decidido traducir y difundir. En él, comenta Montero, «podemos vernos retratados y por él también podemos poner las ‘barbas a remojar’. No se trata sólo de un texto informativo, con el privilegio de recibir esa información sobre la actual situación de Malí (el texto esta escrito el pasado 3 de mayo) de una escritora como Aminata, potente, lúcida, crítica, maliense y residente en su país luego observando su realidad cotidiana desde las mismas tripas donde ésta se gesta. Es también, como no puede ser de otro modo, un texto-denuncia de la situación a la que el despotismo neoliberal ha llevado a Malí y a buena parte de África.

Han llegado tras más de treinta años de medidas, impulsadas por los organismos financieros internacionales y sus socios multinacionales, e implementadas por las cleptocracias africanas de turno:ç. ¿Qué medidas? -continúa Montero- : «Planes de Ajuste Estructural, aumento desenfrenado del desempleo público y privado, apertura en canal de la economía nacional a un supuesto mercado libre en donde no encuentra la más mínima posibilidad de competir, venta a saldo de los recursos y de las principales empresas nacionales y, en definitiva, debilitamiento o más bien práctica desaparición del Estado en beneficio del salvajismo neoliberal: hundimiento de la educación, de la sanidad, de los lazos sociales… etc. Nada que a nosotros, como la propia Aminata comenta en su texto, nos sea extraño aunque «la fiesta» recién acaba de comenzar para los PIIGS de nuestro continente».

Una sola frase del texto de Aminata resume, para Montero, su línea combativa y su mensaje: «La militarización como respuesta al fracaso del modelo neoliberal en mi país es la elección que yo rechazo».

Pero el texto incluye también la denuncia de una actitud más frecuente en la historia reciente de nuestra «democrática» Europa de lo que muchos pudieran imaginar. La actitud de reprimir y excluir cualquier discurso que sea crítico con la versión oficial TINA (There Is No Alternative). La actitud de reprimir y silenciar, desde siempre, a los intelectuales y políticos críticos de sus colonias.

Aminata y Omar Mariko (secretario general del partido SADI, representante de la izquierda maliense), hace apenas unos días y a requerimiento de la administración «socialista» de François Hollande, han sido declaradas personas non gratas en el espacio Schengen.

Después de una vida viajando por Europa y por el mundo, durante mucho tiempo incluso usando pasaporte de Naciones Unidas, Aminata se ha visto expulsada de la vieja Europa por el «delito» de pretender venir, invitada a Berlín por el partido de la izquierda Die Linke y a París por la Gauche Anticapitaliste, a dar su opinión sobre la «interesada» intervención francesa, y por ende occidental, en Malí. Los detalles de este confinamiento ya los cuenta ella en su texto.

Les dejamos con ella.

“Toda sociedad imperialista ve en el Otro la negación del ideal que ella se esfuerza en alcanzar. Busca domesticarlo atrayéndolo hacia el terreno de aplicación de su ideal y situándolo ahí en el nivel más bajo.” Wolfgang Sachs

1. ¿En qué nos hemos convertido en Malí? «¿A quién vamos a devolver las llaves?» Es la pregunta planteada por Pierre Lellouche, diputado del UMP y Presidente del grupo Sahel de la Comisión para Asuntos Extranjeros de la Asamblea Nacional francesa a propósito de Malí. Sucedió el 22 de abril de 2013, durante el debate parlamentario que ha precedido a la votación para la prolongación de la operación Serval. Como para responderle, Hervé Morin, antiguo ministro (UMP) de Defensa dijo «Pero si no hay nadie a quién pasar el relevo». Como una carta en el correo, la prolongación solicitada ha sido adoptada por unanimidad. Se trataba de la organización de la elección presidencial en julio de 2013. La Francia oficial es no solamente unánime sino intransigente.

Seré «intratable» ha advertido el Presidente François Hollande. Esta palabra está aquí en todas las cabezas y nos ha herido. El ministro de Defensa Jean Yves Le Drian estima al respecto que «es necesario decir las cosas crudamente» (RFI Radio France International).

Los Malienses que han acogido al Presidente François Hollande como libertador se imaginaban que la Operación Serval liberaría rápidamente a su país de Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) y de sus socios de Ansar Dine y del MUJAO y que la vida volvería a ser como antes. La intervención militar ha reducido de forma incontestable la capacidad de daño de los yihadistas matando a algunos centenares y destruyendo enormes stocks de armas y de carburante. Pero las ciudades de Gao y Tombuctú son liberadas sin serlo del todo ya que grupos que el discurso oficial califica de «residuales» operan en esas localidades y cometen atentados. Hecho aún más preocupante, Kidal está en manos del Movimiento Nacional de liberación del Azawad (MNLA) que ha prohibido el acceso del ejército maliense.

Por miedo a enredarse, Francia revisa sus efectivos a la baja sin por otra parte retirarse. Su cooperación con la Comunidad Económica de Estados del África del Oeste (CEDEAO) en la movilización de tropas africanas de la Misión Internacional de Apoyo a Malí (MISMA en sus siglas francesas) está lejos de ser satisfactoria. La Misión multidimensional integrada de las Naciones Unidas en Malí (MINUSMA) entrará en acción en julio. Francia no se enredará. Pero ¿en qué aventura ha embarcado a nuestro país cuando no se encontraba preparado? ¿Qué Malí dejaremos a las futuras generaciones? ¿Aquél en el que la partida del último soldado francés ha sido uno de los momentos clave de su descolonización y que hoy pierde lo que le queda de soberanía? Confiado en su papel de libertador, el Presidente Hollande nos ha prometido durante su paso por Bamako una nueva independencia, ««no contra el colonialismo, sino contra el terrorismo». Como si fuese competencia de Francia salvarnos de un peligro del que ella misma no es ajena si nos remontamos a su intervención en Libia. ¿El Hombre maliense ha entrado suficientemente en la historia? ¿Es protagonista de su propio devenir de forma que goce de su derecho a decir “no” a las elecciones y a las decisiones que comprometen su destino? La militarización como respuesta al fracaso del modelo neoliberal en mi país es la elección que yo rechazo. Prohibida mi estancia en los países del espacio Schengen, miro con admiración y respeto la movilización y la determinación de los pueblos de Europa para luchar contra el mismo sistema que con toda tranquilidad nos arrasa aquí en África.

2. El hundimiento del capitalismo Maliense “ganador” Malí no sufre de una crisis humanitaria y de seguridad en el norte derivada de la rebelión tanto del Islam radical como de una crisis política e institucional en el sur debida al golpe de Estado del 22 de marzo de 2012. Esta aproximación reductora es el primer obstáculo para la paz y la reconstrucción nacional. Hemos asistido por encima de todo al hundimiento de un capitalismo maliense pretendidamente ganador a un coste social y humano elevadísimo.

Ajuste estructural, paro endémico, pobreza y pobreza extrema, es nuestro bagaje desde los años 80. Francia y otros países europeos llevan una treintena de años de retraso sobre Malí y sus hermanos de infortunio en África, sometidos desde hace más de tres décadas al tratamiento de caballo del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial.

Según la CNUCED (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, informe 2001), África es el continente en el que la puesta en práctica de los PAS (Planes de Ajuste Estructural en sus siglas francesas) ha sido más extensa, potente y destructiva a lo largo de las décadas 80 y 90 en las que las instituciones financieras internacionales sólo se han preocupado de la corrección de los desequilibrios macroeconómicos y de las distorsiones del mercado, exigiendo de los Estados los documentos de la estrategia para la reducción de la pobreza (DSRP).

El credo de Margaret Thatcher «There Is No Alternative» (TINA) va de maravilla bajo nuestros cielos. Supone decir en el plano económico «liberalizad vuestras economías a cualquier precio», en el plano político «Democratizad según nuestras normas y nuestros criterios» y, en el caso de Malí, «votad en julio». A esta agenda, ya de por sí peligrosa, se añade, actualmente, la dimensión militar «asegurad vuestro país según nuestros métodos y de acuerdo a nuestros intereses».

Sacrificado sobre el altar del comercio llamado libre y competitivo, pero perfectamente desleal como ilustran las empresas algodonera y aurífera, y sobre el de la democracia formal, Malí va en camino de serlo también en el marco de la lucha contra el terrorismo.

La rebelión del Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA), el golpe de Estado y el reclutamiento de jóvenes parados y hambrientos tanto en el norte como en el sur del país por AQMI, Ansar Dine y MUJAO, se inscriben en un entorno nacional explosivo caracterizado a fines de 2011 y comienzos de 2012 por marchas de protesta contra el encarecimiento de la vida, el paro, la precariedad, el referéndum constitucional, la cuestión territorial, la corrupción y la impunidad.

Aparte la minoría de los nuevos ricos, es el pueblo maliense el gran perdedor de la apertura forzada de la economía nacional. Entretenido por el discurso mentiroso y soporífero sobre la ejemplaridad de nuestra democracia y de nuestros logros económicos que eran según parece los mejores de la UEMOA (Unión Económica y Monetaria de África Occidental). Las voces discordantes son excluidas.

2. Negación de la democracia Democrática en el interior de sus fronteras, si consideramos, por poner un ejemplo, el contenido y la vivacidad del debate en el hemiciclo y en la calle sobre el matrimonio para todos, Francia se muestra intratable en sus relaciones con Malí. No ver el menor mal en su vuelta violenta. No saber nada de sus propósitos o simular no saberlo. Cantar y bailar a su gloria si se quiere estar entre sus agraciados, existir políticamente y circular libremente por Europa. Oponerse supondría no estar con ella, luego contra ella. Uno creería estar en el día después de los atentados del World Trade Center en los Estados Unidos de América en 2001, en el momento en el que el Presidente americano Georges W. Bush declaraba: «O se está con nosotros, o se está con los terroristas». En mi caso son las ideas de izquierda sobre los estragos de la globalización neoliberal en África las que se han vuelto subversivas. Ellas me han servido sin embargo para ser invitada del Partido Socialista a su universidad la Rochelle en 2010. Para embarullar el sentido de mi discurso y de mi lucha he sido calificada en primer lugar de pro-golpista y de anti CEDEAO, antes de la etapa actual de mi confinamiento. Soy deudora de Karamoko Bamba del movimiento N’KO por este pensamiento según el cual «aquel que tiene el fusil no se sirve de él para tomar el poder. Y aquel que detenta el poder lo ejerce en interés del pueblo y bajo su control».

¿Por qué tengo que hacer cargar con la entera responsabilidad del hundimiento del Estado a los abandonados de un ejército podrido, como las otras instituciones de la República, por la corrupción, el nepotismo y la impunidad? No se puede reprochar a los militares no saber defender un país en el que las elites políticas y económicas no sólo aceptan abrir el mercado en las peores condiciones sino que aprovechan para enriquecerse. El naufragio es de entrada el suyo por haber reivindicado un modelo económico que rima con la desconexión y el desmoronamiento del Estado, la ruina de los campesinos, el empobrecimiento de las tropas y el paro endémico. Si no tenían los medios de aprehender los estragos del sistema en los años 80, nuestros dirigentes políticos no pueden ignorar por más tiempo, visto el impasse al que el sistema ha conducido a Grecia, España, Portugal, Chipre y… Francia, sus planes.

4. Del ostracismo a la criminalización Fue el 12 de abril, en el momento de irme a Berlín por invitación de la izquierda alemana (Die Linke) y a París por la del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) cuando he sabido que me había convertido en persona non grata en Europa a petición de Francia. Lo mismo le ha sucedido a Omar Mariko, Secretario general del partido SADI (Solidaridad Africana por la Democracia y la Independencia). La embajada alemana me ha concedido una visa que me ha permitido ir a Berlín pasando por Estambul (Turquía) en lugar de por Amsterdam (Holanda) como estaba inicialmente previsto. En cuanto a la etapa de París, fue pura y simplemente anulada.

Conocí mi estatuto de persona non grata por el mensaje siguiente que me fue enviado por la Fundación Rosa Luxemburgo:

«La embajada de Alemania en Bamako nos ha informado esta mañana que la condición indispensable para su visa para Alemania es que no viaje vía ningún país del espacio Schengen. Es por lo que hemos comprado un nuevo billete (de vuelo vía Estambul/Turquía) que le adjuntamos. Estoy desolado ya que por ese motivo no tendrá usted la oportunidad de pasar tres días en París. La embajada de Alemania nos ha informado que Francia ha impedido que le demos una visa para todos los países del espacio Schengen. Iremos a recogerla al aeropuerto de Berlín el lunes.» La Asociación «África Porvenir» coorganizadora de una de las conferencias en Berlín ha protestado y sus principales socios han reaccionado de igual forma. Agradezco a todos aquellos que me han dado testimonio de su solidaridad y recuerdo aquí el sentido de mi lucha, para aquellos que consideran que Francia tiene el derecho de poner límites a mi libertad de circulación en razón de mi desacuerdo con París cuando no practica más que la política de sus intereses.

Quién puede reprocharme lo que los autores del dossier de información del Senado francés dicen tan claramente en estos términos: «Francia no puede desinteresarse de África que es, desde hace décadas, su fondo estratégico, que estará mañana más poblada que la India y que China (en 2050, África tendrá mil millones ochocientos mil habitantes frente a los doscientos cincuenta millones que tenía en 1950), que encierra la mayoría de los recursos naturales, desde ya escasos, y que conoce un despegue económico, cierto, desigual, pero sin precedentes, que no es impulsado solamente por la subida del precio de las materias primas, sino también por la emergencia de una auténtica clase media»2.

Si la constatación sobre los desafíos demográficos y económicos es fundada, el «despegue económico» al que este texto hace alusión es incierto, fuente de conflictos por insolidario, no aprovechando de entrada sino a las empresas extranjeras y a un parte de la elite política y económica.

Los objetivos de la intervención militar en curso son: económicos (el uranio, es decir la nuclear y la independencia energética); de seguridad (las amenazas de atentados terroristas contra los intereses de las multinacionales, particularmente AREVA, la toma de rehenes, la gran delincuencia, especialmente el narcotráfico y la venta de armas); geopolíticos (en particular la competencia china) y migratorios. ¿Qué paz, que reconciliación y qué reconstrucción podemos esperar cuando estos objetivos son cuidadosamente ocultados al pueblo?

5. La manipulación de las mujeres La prohibición del espacio Schengen no me concierne en tanto que mujer pero demuestra que aquellas que rechazan ser manipuladas en defensa de los intereses dominantes pueden ser combatidas. Hace ya tiempo he tenido esa dolorosa experiencia a nivel nacional, pero no esperaba ser marginada por parte del país de los derechos del hombre, justamente en el momento en el que mi país está en guerra. De esta forma viola la resolución 1325 relativa a la participación de las mujeres en la toma de decisiones a todos los niveles, en la prevención o en la resolución de los conflictos así como en la reconstrucción.

Debo recordar que el 8 de marzo de 2013, Día Internacional de las Mujeres, el Presidente François Hollande respondía a su predecesor, Nicolas Sarkozy, que se preguntaba sobre la presencia del ejército francés en Malí, que había ido «¡Porque había mujeres víctimas de la opresión y de la barbarie! ¡Mujeres a las que se le imponía el uso del velo! ¡Mujeres que no se atreven a salir de sus casas!. ¡Mujeres que eran abatidas!».

A propósito del velo, yo soy una de las rescatadas malienses y sahelianas del analfabetismo que intenta desgarrar aquél, pernicioso, del analfabetismo económico que mantiene a los africanos en la ignorancia más absoluta de las políticas neoliberales y les convierte en ganado electoral. ¿Se mostraría tan intratable el presidente Hollande en lo referente a la fecha de la elección presidencial en Malí si tuviese ante él un electorado maliense que situase la soberanía económica, monetaria, política y militar en el corazón del debate político?

Con respecto a las mujeres que “no se atreven a salir de sus casas”, yo he salido hasta hoy libremente de mi país y he recorrido igual de libremente Europa y el mundo. Sea cual sea la salida a la situación que atravieso en este momento, ésta no puede ser sino disuasiva para las otras Malienses y Africanas que tienen ganas de comprender el mundo global y de luchar para no sufrirlo y ser sin embargo ciudadanas preparadas y activas.

6. Ayuda al desarrollo o a la militarización Al yihadismo armado hace falta, según parece, oponer una solución armada. De esta forma la vía esta abierta, en un país como el nuestro, a la compra de armamento en lugar de analizar y curar el radicalismo religioso que prospera allí donde el Estado, ajustado y privatizado, está obligatoriamente en precario o simplemente ausente. Hacer el asno para obtener heno, es el comportamiento que prevalece en este contexto de pobreza generalizada tanto a nivel de los Estados como de algunas organizaciones no estatales. Y la guerra –colmo del horror- es también una ocasión de inyectar dinero fresco en nuestra economía exhausta.

Decepcionada por las dudas y la lentitud de Europa cuya solidaridad se ha traducido hasta ahora en la formación del ejército maliense y en algunos apoyos bilaterales, Francia invita a compartir el esfuerzo financiero entre los europeos en defensa de sus intereses estratégicos en África del Oeste. Otros socios capitalistas serán asociados. Ellos examinaron, El 15 de mayo de 2013 en Bruselas, el plan de acciones prioritarias de urgencia (para 2013 y 2014). Los recursos que serán movilizados (o anunciados) ¿aprovecharán al pueblo de Malí, que no sabe por donde empezar, o irrigarán los mismos circuitos económicos siguiendo las mismas prácticas que han agravado la pobreza y las desigualdades?

En el marco de un reinicio de la Cooperación, el ministro francés encargado del Desarrollo, asociado al ministro de Asuntos exteriores, anuncia 240 millones de euros destinados a financiar la agricultura, los servicios básicos como el agua y la electricidad en las regiones del norte, el retorno de las poblaciones.

Es el momento de recordar que Trípoli, la capital de Libia, ha albergado, el 29 y el 30 de noviembre de 2010, la Tercera Cumbre África-UE en la que el Guía libio, Muamar el Gadafi, ha acogido, con gran pompa, a los dirigentes de 80 países africanos y europeos.

La creación de empleo, las inversiones y el crecimiento económico, la paz, la estabilidad, las migraciones y el cambio climático formaron parte del orden del día de esa cumbre. Los participantes se habían puesto de acuerdo sobre un «plan de acción» para una Asociación África-UE de 2011 a 2013.

La UE ha reafirmado, en esta ocasión, su compromiso de consagrar el 0,7% de su PIB a la ayuda pública y al desarrollo desde entonces al 2015 y de destinar cincuenta mil millones de euros a los objetivos generales de cooperación previstos entre 2012 y 2013. Estamos en 2013 y muy lejos de los objetivos de desarrollo del Milenio y de las vías y medios de alcanzarlos en 2020. Así pues no puede ser peor.

La paz, la reconciliación y la reconstrucción de Malí no tienen ninguna oportunidad de conseguirse si han de reposar sobre tejemanejes políticos destinados a acaparar la «ayuda exterior».

El Estado, o lo que queda de él, así como los rebeldes se combaten y negocian en el marco del mismo paradigma que ha agravado el paro, la pobreza y las tensiones. Las diferencias se arreglan en términos de inversión, en las infraestructuras, lugar por excelencia de enriquecimiento rápido y de corrupción. La lista de trabajos de infraestructuras mal ejecutados o no realizados es larga. Ella explica en parte el descontento de las poblaciones del norte que sufren mientras casas particulares se levantan, con conocimiento y a la vista de todo el mundo, gracias al desvío de los fondos y al dinero del narcotráfico.

7. Atrevámonos con otra economía Nada será como antes. Lo que ya era difícil corre el riesgo de serlo aún más con la militarización que absorberá recursos, de los que tenemos una necesidad cruel, para la agricultura, el agua, la salud, el alojamiento, el medio ambiente y el empleo.

Operación Serval, Misión Internacional de Apoyo a Malí (MISMA En sus siglas francesas), Misión Integrada de Estabilización Multidimensional de las Naciones Unidas, la defensa de nuestro país y nuestra seguridad, antes de ser militar, es en primer lugar un desafío intelectual, moral y político. Yo me he reconocido en las declaraciones del candidato François Hollande cuando decía que «Es tiempo de elegir otra vía. Tiempo de elegir otra política». Este tiempo ha llegado, con toda seguridad, tanto para Francia como para sus antiguas colonias de África. Es el tiempo de las transiciones económicas, sociales, políticas, ecológicas y civilizadoras que nada tienen que ver con la hoja de ruta de la «comunidad internacional». Ellas se orientan hacia un cambio de paradigma.

Que los dirigentes africanos que han interiorizado el falso discurso sobre la inevitabilidad de esta guerra con el fin de acabar con el peligro yihadista no se equivoquen: el efecto contagio que temen, apunta menos a la movilidad de los yihadistas que a la similitud de las realidades económicas, sociales y políticas inducidas por el modelo neoliberal. Si los jefes yihadistas vienen de fuera, la mayoría de los combatientes son jóvenes malienses sin empleo, sin interlocutores, sin perspectivas de futuro. Los narcotraficantes pescan, ellos también, escoltas y vendedores de droga entre la misma juventud desamparada.

La miseria moral y material de jóvenes diplomados, campesinos, ganaderos y de otros grupos vulnerables constituye el auténtico germen de revueltas y rebeliones que, mal interpretadas, alimentan, desde el interior una buena cantidad de redes. La lucha contra el terrorismo y el crimen organizado, sin derramamiento de sangre, en Malí y en África del Oeste pasa por el análisis honesto y riguroso del balance de las tres últimas décadas de liberalismo salvaje, de destrucción del tejido económico y social así como de los ecosistemas. Nada impide a centenares de miles de jóvenes Malienses, Nigerianos, Chadianos, Senegaleses, Mauritanos y demás, que cada año engrosan el número de demandadores de empleo y de visas, unirse a las filas de los yihadistas si los Estados y sus socios técnicos y financieros nos son capaces de poner en cuestión el modelo neoliberal.

8. La indispensable convergencia de las luchas

Yo abogo por un impulso de solidaridad que promocione lo contrario de la militarización, nos restituya nuestra dignidad, preserve la vida y los ecosistemas.

Todo iría en la buena dirección si los 15.000 soldados fuesen maestros, médicos, ingenieros y si los miles de millones de euros, que van a ser gastados, estuviesen destinados a aquellos y aquellas que tienen más necesidad. Nuestros muchachos no tendrían necesidad de ir a hacerse matar como soldados mal pagados, narcotraficantes o locos de Dios.

Debemos implicarnos en la tarea primordial de la transformación de nuestro yo profundo, destruido, y de nuestro país machacado. La ventaja considerable de una aproximación sistémica es la destribalización de los conflictos en provecho de una conciencia política que reconcilie y reúna a aquellos a los que la economía globalizada arrasa. Tuareg, Peuls, Árabes, Bambaras, Songhays, Belas, Senufos… dejarían de enfrentarse unos contra otros y lucharían juntos y de otra forma.

Esta aproximación altermundialista nos reintegra nuestra «dignidad» en un contexto en el que tenemos tendencia a culpabilizar y entregarnos, atados de pies y manos, a una «comunidad internacional» juez y parte. Ella aboga por la convergencia de las luchas en el interior de las fronteras entre los diferentes componentes de la sociedad, puestos a prueba por la barbarie del sistema capitalista, que no quieren resignarse ni someterse. Todos ellos deben explorar juntos las alternativas a la guerra.

Los Estados liberales han privilegiado la guerra e invertido en armas de destrucción de vidas humanas, de los lazos sociales y de los ecosistemas, innovemos a través de la batalla de las ideas y convoquemos una conferencia ciudadana al máximo nivel por otro desarrollo para Malí, con vistas a liberarnos de la globalización capitalista. Se trata de instaurar el debate sobre la relación entre políticas neoliberales y cada uno de los aspectos de la crisis: paro endémico de los jóvenes, rebeliones, motines, golpes de Estado, violencia contra las mujeres, radicalismo religioso. Un trabajo inédito e intenso de información y de educación ciudadana en las lenguas nacionales, permitirá a los Malienses hablar por fin entre ellos de su país y de su porvenir.

Porque todos los Hombres nacen libres e iguales en derechos, reivindicamos nuestro derecho a: Otra economía, otra manera de disponer de las riquezas de nuestro país y de elegir libremente las políticas que nos protejan del paro, de la pobreza, de la migración forzosa y de la guerra. Un sistema político auténticamente democrático, comprensible para el conjunto de los Malienses, expuesto y debatido en las lenguas nacionales, fundado sobre valores de cultura y de sociedad largamente compartidos. Libertad de expresión y de circulación.

9. ¡Devolvednos las llaves de nuestro país! La Francia oficial que declara urbi et orbe que nosotros no tenemos «Estado digno de ese nombre», ni «ejercito digno de ese nombre», considera sin duda que no tenemos tampoco existencia como pueblo, hasta el punto de preguntarse «a quién devolver las llaves» y exigir la organización de nuestras elecciones en julio de 2013. Se apunta por otra parte a la anulación de la concertación nacional –que nos debería permitir tomar juntos, como Malienses, el pulso de nuestro país-. Se acomoda igualmente al estado de urgencia instaurado, más tarde prolongado una primera vez y una segunda, con vistas a «asegurar» la transición.

Yo no tengo la impresión de que «la guerra contra el terrorismo» haya aportado la paz a Irak, Afganistán y Libia, ni que los cascos azules hayan sabido garantizar a las poblaciones de la República Democrática del Congo y de Haití la seguridad que tenían derecho a esperar de ellos.

Pero estoy convencida de que en cada Maliense hay un/una soldado, un/una patriota que debe poder participar en la defensa de sus intereses y de los de Malí a partir de un buen conocimiento de su situación real en el marco de la economía globalizada.

La respuesta a la insoportable pregunta de Pierre Lellouche es rotunda: Malí ha de ser devuelto a los Malienses. Nosotros podemos recogerlo con el mayor de los cuidados porque, como Bouna Boukary Dioura ha recordado, nosotros sabemos, nosotros pueblos del Sahel, que las rocas terminan por florecer a fuerza de amor y de perseverancia.

¡Devolved las llaves de Malí al pueblo meliense!

Aminata D. Traoré, Bamako, 3 de mayo de 2013 (Traducción del francés de Juan Montero Gómez) 1 Wolfgang Sachs et Gustavo Esteva: Des ruines du développememnt. Les Editions Ecosociété 1996. 2 Mali: comment gagner la paix? (17 abril 2013), Dossier de información nº 513 de MM. Jean-Pierre CHEVÈNEMENT y Gerard LARCHER, realizado en nombre de la comisión de asuntos extranjeros, defensa y fuerzas armadas.

Fuente: http://www.guinguinbali.com/index.php?lang=es&mod=news&task=view_news&cat=3&id=3593

 

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