Una gran multitud de ciudadanos guineanos de bajos recursos se han concentrado el día de ayer frente al Hotel Brenda (nombre de la hija de los dueños), propiedad del Ministro de Aviación Civil, Fausto Abeso Fuman y su esposa Anita Mbasogo -hija del Presidente de la República de Guinea Ecuatorial-, para recoger la ropa que el conductor de un camión y su copiloto arrojaron al suelo para que la tomaran los desfavorecidos.
Esto, en la tercera nación africana mayor productora de petróleo, donde más de la mitad de sus ciudadanos no llega a final de mes y sólo una pequeña familia y sus colaboradores disfrutan y presumen en las redes sociales de sus lujosas vidas con los recursos procedentes de la explotación de los recursos naturales del país.
¿Es esto acaso una novedad o un evento inesperado? – Desde luego que no, sin embargo insistimos en su reporte, porque no sólo en las investigaciones transcontinentales para revelar las estructura montada por el Dictador y sus colaboradores para el lavado de dinero y el supuesto tráfico de armas, radica la necesaria lucha por liberación.
Somos objetivos. Se necesita hablar de lo que sucede en nuestro país una y otra vez, desde diferentes perspectivas, rescatando todos los casos de abuso político, económico y social que se tenga la oportunidad de sacar a la luz. Porque es así como se avanza, también maldiciendo, insultando, al darnos cuenta que si algún extranjero se interesa en invertir en el país, muchas veces es aceptando la forma sucia y desigual que la cúpula de Gobierno exige. Sin embargo, son las excepciones las que nos sirven como punto de inflexión.
Eso es una revolución, toda esa disonancia de voces, lucha de liderazgos entre movimientos de resistencia, egos heridos, malentendidos, pero que tienen en común la persistencia -ninguna lucha es absolutamente limpia-, por lo que todo ese desarrollo de múltiples movimientos a la vez -el cual también es natural- es siempre mejor que la opción a esperar que acabe la Dictadura por sí sola. Eso no sucederá jamás, Obiang es mortal, pero eso no significa de ninguna manera el fin de la tiranía y esa lógica aplica a todo lo que vivimos a diario: ningún crímen o abuso es integrado en el núcleo de una sociedad como tales, sin pasar por un, habitualmente difícil camino en que se debe ser tratado de antipatriota por exactamente la misma persona que está saqueando al Estado -mientras tal situación se considera una dinámica inquebrantable- o tenemos que escuchar ser tratados de violentos e incendiarios, a la vez que destruyen nuestros hogares y nos humillan personas con cargos que debían ser diplomáticos y a favor de la convivencia nacional o internacional.
Por lo anterior, no podemos darnos el lujo de no exhibir esta triste y frustrante escena, que contrasta con la realidad que el Gobierno paga a diversos lobbys europeos y latinoamericanos para imponer en el mapa comunicacional. Cada uno de nosotros, ciudadanos, medios de comunicación, movimientos ideológicos de resistencia, somos los únicos responsables de acabar con esto. No sucederá por otra vía.
¿Es injusto? – Sí, lo es. Como también es complejo y extenuante de enfrentar, porque rara vez las cosas son de diferente forma. Les somos francos, no sabemos si tendremos las fuerzas o los recursos para continuar en las diversas tareas que realizamos de la misma manera en que lo hemos hecho por muchos años, pero eso no debiera ser tan importante y confiamos en que no lo es, porque son nuevos tiempos. Con toda esta vorágine de confusión, sí. Nuevos Tiempos, donde no se necesita encumbrar nuestros nombres -los cuales son irrelevantes- ni el de ningún otro, ya habrá tiempo para perfiles históricos si es que a alguien le parece tan necesario, Nuevos Tiempos porque hemos obtenido por fin documentos sobre hechos que siempre intuimos, pero que no teníamos cómo comprobar y que nos significan una ventaja comunicacional, la cual debe ser aprovechada por todos quienes estamos comprometidos con la investigación periodística y un trabajo diplomático veraz.
Ahora hay que continuar haciendo nuestro trabajo, urgente frente a realidades sociales como las que exhibimos en estas fotografías; por las torturas que no se detienen y que dejan huellas físicas y espirituales tanto en quienes las padecen como en sus familias; por la presión ejercida contra cada nuevo movimiento u organización que toma un rol consciente con su comunidad; y vital, por la naturaleza transformable, la lúcida esperanza que el trabajo diario proporciona cuando se entrega la vida por un bien superior, respuesta a la indistinta violencia presente desde nuestros primeros recuerdos.
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Saliendo del trabajo ayer a las 17h00 (Hora de Guinea Ecuatorial) viví en persona esta situación. Para quienes no saben, el Hotel Brenda está ubicado detrás del Nuevo estadio de Malabo; esta ropa se echo justo en unapequeña zona asfaltada en este area, donde hoy por hoy, los ciudadanos aprendena a conducer; DESGRACIA GRANDE LO QUE LE HA TOCADO A LA POBLACION DE GUINEA ECUATORIAL.