Pensábamos que los miles de delincuentes que habitan en la República de Guinea Ecuatorial por metro cuadrado estaban en confinamiento, preocupados por el COVID-19… Pues va a ser que no, y una vez más, la vida nos ha demostrado que estábamos equivocados…
Aquí una de las principales consecuencias de la crisis económica que estamos atravesando en Guinea Ecuatorial, el aumento de la tasa de la delincuencia. No tenemos más detalles, pero queremos sumarnos a la denuncia, en fecha indeterminada, donde recientemente atracaron a una señora en un taxi cuya matrícula es BN-330 -otra vez, sí, otra vez-, porque esto es el pan nuestro de cada día.
Y se preguntarán los lectores, si alguna vez el Gobierno ecuatoguineano ha tomado alguna medida para paliar esta pandemia, -sí, otra-, la pandemia generalizada de robos a los pasajeros de taxi que o bien por necesidades económicas y /o por otras circunstancias, necesitan hacer uso de este tipo de vehículos.
Como no podía ser de otro modo, la respuesta es la siguiente, no. Al tal “Jesusín”, dueño y señor del “cotarro” de los taxis, ni le preocupa la cuestión, ni le quita el sueño. Pero “Jesusín” tiene razón, si no le preocupa al Gobierno, cómo le va a preocupar a él, un subalterno, en toda esta historia llamada algo así como “ensayo democrático” -eso es-, en la República de Guinea Ecuatorial vivimos en un ensayo permanente; no sabemos si algún día terminará esta obra teatral.
Los ciudadanos exigen al Gobierno que se dignen a tomar medidas, y prohíban de manera permanente el uso compartido del taxi, como han hecho ahora por el COVID-19, y permítanlo, sólo, en el caso que los pasajeros estén de acuerdo cuando sea posible, pues sabrán los que utilizan a menudo el taxi, tendrán que ir de uno en uno.
Por: Nzuma